En 2006 más de tres mil personas en España se convirtieron a la religión budista. (Archivo)
Más de 20 mil personas se convirtieron a cultos como el evangelismov y el budismo, entre otros, en 2006 tan sólo en España.
Juan Manuel López iba a misa en una parroquia católica cada domingo, sin embargo no se sentía del todo a gusto. “Yo era un hombre con muchas inquietudes espirituales y mi Iglesia no me llenaba”, explica este gaditano de 41 años. Ese vacío le llevó a estudiar a fondo La Biblia, pero a pesar de todo cada vez tenía más dudas.
“Cuando estaba en el peor momento una amiga mormona de mi mujer nos llamó y nos habló de su fe. Envió a dos misioneros a nuestra casa y así, comenzamos a leer El Libro del Mormón”, recuerda. Tras cinco meses de investigar la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días -la mormona-, Juan Manuel y su esposa decidieron convertirse. Desde entonces han pasado diez años.
Como él, miles de personas cambian cada año su fe católica, la mayoritaria en España, por otra minoritaria que, poco a poco, ya no lo es tanto. Sólo en 2006, más de 20 mil personas se convirtieron a religiones como la evangélica, la budista, la musulmana, la mormona o los testigos de Jehová, entre otras. Religiones que se van haciendo un hueco en las conciencias españolas y que han experimentado un aumento en los últimos cuatro años. Actualmente en España unos tres millones de personas profesan una fe distinta a la católica, alrededor del siete por ciento de la población.
El sentimiento de pertenencia a una comunidad, las actividades fuera de la iglesia y el apoyo social son factores que, según los portavoces de las distintas comunidades, atraen a los fieles. “Nuestras Iglesias son muy integradoras, nos preocupamos mucho por mantener la idea de comunidad y de ayudar al prójimo”, explica Jorge Fernández, portavoz de la Federación de Entidades Evangélicas de España -Ferede-. La evangélica cuenta ya con más de un millón 200 mil fieles en España. En 2006, según datos de Ferede, alrededor de 12 mil personas se convirtieron a esta confesión.
Cada religión tiene su receta. Mormones, Testigos de Jehová y Evangélicos hacen campañas de difusión. Campañas que en el caso de los dos primeros se realizan incluso casa por casa, puerta por puerta. Otras, como la budista, atraen a miles de simpatizantes, muchos de los cuales llegarán a convertirse, mediante la filosofía oriental y “la libertad de pensamiento”, como explica Miguel Ángel Rodríguez, presidente de las Comunidades budistas de España. Esta confesión, que está en trámites de conseguir la calificación de “notorio arraigo”-algo que ya ha recibido la evangélica, la musulmana, la judía, la mormona y los Testigos de Jehová- cuenta con uno 60 mil fieles en España. En 2006 más de tres mil personas se convirtieron a la confesión budista, mil 800 se hicieron testigos de Jehová, mil 400 mormones y más de mil se convirtieron al Islam, según datos de las propias confesiones.
El perfil del converso es muy variado. Jóvenes de 18 años y mayores de 60. Hombres y mujeres. Con mayor o menor poder adquisitivo. Más o menos nivel cultural y educativo. Practicantes y no practicantes de la fe católica. Muchos españoles, pero también extranjeros asentados en España y que llegaron con sus propias creencias. “Uno está más abierto a escuchar el mensaje cuando no está en su país. Pero no sólo los inmigrantes se convierten, en general cada vez hay más pluralismo religioso en España”, explica el portavoz de Ferede.
Bárbara tiene 19 años y hace uno que se convirtió a la Iglesia Evangélica Bautista. “Conocí la parroquia por mi novio y me entró curiosidad. Empecé a frecuentar los oficios y a participar en las actividades y me sentí muy bien”, explica. Esta joven venezolana que lleva cinco años viviendo en España, iba cada domingo a misa en una paroquia católica junto a su familia. “Cuando fui a un oficio evangélico sentí la diferencia. La forma de predicar del pastor es más cercana. También me gustó que allí la salvación se gana por gracia, sin dar nada a cambio, pidiéndolo de corazón”, cuenta. Los ideales evangélicos “más abiertos” le gustaron y decidió convertirse, algo que, en un principio su familia no se tomó bien.
“Estaban muy impactados. En casa se vivió como un drama, pero ahora ya me han comprendido”, explica. Esa sorpresa entre familiares y amigos de los conversos suele ocurrir. “Hoy en día se ve más normal ser ateo o agnóstico que adoptar otra religión”, sostiene. Abdennur Prado. Prado, de 39 años se hizo musulmán hace siete.
“Llegué al Islam por medio de la lectura. Nunca había conocido a un musulmán y sin embargo me atrajo”, explica. Prado, que ha cambiado su nombre en la práctica aún no ha acudido al registro civil para hacerlo oficial.
“Tampoco he apostatado. Es un proceso muy largo y complicado”, explica. Las dificultades para renunciar a la fe católica hacen que la mayoría de la gente que se convierte a otras religiones, no inicie nunca los trámites. Antonio Minguez, tiene 70 años, es budista desde hace 27 y nunca ha pensado en apostatar. “Es algo que no me preocupa. No es representativo”, explica. “Encontré algo que conocía ya y que llevaba buscando toda la vida”, dice para explicar los motivos que le llevaron a convertirse. El budismo le ha resuelto sus “dudas vitales” y ahora, dice, tiene una vida más plena.
Las 12 mil personas que se hicieron evangélicas en 2006 contrastan con la veintena que se convirtió al judaísmo, según datos la Federación de Comunidades Judías de España. “Nosotros no hacemos proselitismo, hay que estudiar mucho y examinarse para hacerse judío”, explica Jacobo Israel, presidente de la Federación.
Benedicto XVI y Chrysostomos II hacen llamamiento por la paz
El Papa Benedicto XVI y el arzobispo greco-ortodoxo de Chipre, Chrysostomos II, hicieron ayer un llamamiento por la paz en el mundo, el respeto de los Derechos Humanos y la lucha contra la pobreza.
El patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Chipre visitó ayer al Papa, con quien habló también sobre ecumenismo, en la última jornada de su visita a Roma.
En una declaración conjunta, hicieron un llamamiento a “todos aquellos que en todas partes el mundo, alzan la mano contra los propios hermanos” y les exhortaron “con firmeza, a deponer las armas y a trabajar para que se curen las heridas causadas por la guerra”.
Benedicto XVI y Chrysostomos II hablaron sobre la situación en Oriente Medio, “donde la guerra y los desacuerdos entre los pueblos corren el riesgo de extenderse, con consecuencias desastrosas”.
Así, desearon que la fe “ayude” a los hombres de esas “antiguas e ilustres tierras a encontrar un convivencia amistosa, en el respeto recíproco y una colaboración constructiva”.
Además, pidieron que los Derechos Humanos “sean defendidos siempre y en todas las naciones” pues el respeto del hombre es “un deber fundamental para todos”.
La declaración hace un referencia especial al derecho de libertad religiosa y señala que no respetarlo “constituye una gravísima ofensa a la dignidad del hombre, que viene golpeado en lo íntimo del corazón donde vive Dios”.
El Papa y el patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Chipre hablaron de ecumenismo y mostraron su disposición a “intensificar la búsqueda de la total unidad entre todos los cristianos”.
