Expertos advierten que caerá la economía mexicana si no invierte en ciencia y genera conocimiento propio. (El Universal)
Experto en filosofía de negocios advierte que estaremos en serios problemas mientras no cambie la visión de las empresas mexicanas y el enfoque de la educación en México.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.-¿Por qué aparecen y desaparecen países y qué es lo que hace cambiar a éstos y a sus economías? Responder esta pregunta, le llevó a Juan Enríquez, Presidente y CEO de Biotechonomy, diez años de su vida: "Descubrí que las naciones exitosas no son las más grandes y poderosas, ni las que sobreviven, sino las que se adaptan. No es la política la que hace al ser humano, sino su habilidad de adaptarse al mundo a partir de la ciencia".
El filósofo de negocios expuso en entrevista que mientras en México el promedio de crecimiento anual ha sido de 0.24 por ciento desde 1976 —-a pesar de que algunos de sus presidentes han abierto mercados y tenido relativos éxitos--, China, con una economía cerrada, un sistema comunista y una planeación de Estado, es hoy uno de los países que registra mayor crecimiento en Asia.
"Hay países que son un desastre", agrega el maestro en Administración de Empresas por la Universidad de Harvard. Algunos de los menos exitosos son los latinoamericanos y curiosamente han sido gobernados por gente que tiene doctorados en economía ¿por qué esto no ocurre en las naciones asiáticas? porque ellas ya no se basan más en la agricultura, ahora generan economía con conocimientos y las que no lo hagan así se volverán cada vez más insignificantes, asegura.
México produce vacas, trigo, maíz, plata y petróleo pero en términos reales, pocos conocimientos, en cambio organizaciones como You Tube, Google y Microsoft han generado la mayor riqueza del planeta en poco tiempo, afirma Enríquez: "Hay el mismo número de empresas en la bolsa mexicana de valores que las que había en 1985, lo mismo que en Brasil y Argentina. Al no haber más compañías no hay más empleos, no mejoran los salarios, no sube el valor de los bienes raíces".
El fundador del área de Ciencias de la Vida, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, dice que en este país hay empresarios que son muy buenos "pero siguen viviendo de producir cemento, refrescos, tabaco, vidrio, y de defender monopolios y concesiones gubernamentales, esa no es una economía sana".
La tecnología digital y las ciencias de la vida están cambiando las economías del mundo, señala el llamado gurú de la genómica: El negocio de la química, los textiles, la comida, la medicina, la farmacéutica, la energética, el cómputo, se han transformado y hoy es muy difícil encontrar un área que no tenga que ver con cambiar la manera en que se vive.
Enríquez pone los ejemplos de Dupont, que ya no fabricará productos de petróleo, sino que desarrolla otros nuevos a partir de bacterias que crean materiales biodegradables, o las semillas que están siendo modificadas genéticamente para ser resistentes a climas extremos, pronto habrá alimentos diseñados para concentrar químicos que ayudan a combatir el cáncer, etcétera.
"Desafortunadamente, en México se entiende a la educación sólo como un derecho y no como una cuestión de seguridad nacional y supervivencia del país, lo que nos permite usarla como instrumento político y no como una herramienta de crecimiento", afirma el teórico que fuera miembro de la Comisión por la Paz para negociar el cese al fuego en la rebelión zapatista en Chiapas.
"Nuestros estudiantes se van a carreras como arquitectura, comunicación, leyes, arte, música, poesía y administración, con las que les podrá ir bien individualmente pero de eso es muy difícil generar compañías de mil millones de dólares", señala Enríquez y denuncia que en México no se le pone la debida atención a la educación: "Todos los políticos ofrecen hacerlo pero también hay que medir los resultados y ver cómo compite un joven de aquí con uno de Singapur o Corea, ellos sí se dedicaron a la educación y a nosotros se nos pasó el tiempo".
El fundador y socio de Synthetic Genomics, empresa especializada en biología sintética, asegura que no se necesita invertir más en educación, sino exigirles a los niños que estudien, en lugar de preocuparse por los equipos de fútbol. "Si la India lo pudo hacer ganando la veinteava parte de lo que gana México, porque no vamos a poder aquí", cuestiona.
Las consecuencias del descuido que menciona Enríquez es que las actuales generaciones tratan de vivir de los que hacían sus abuelos, en lugar de ser innovadoras. "En los siguientes cinco años duplicaremos el número de datos generados en toda la historia y si no entrenamos a nuestros hijos en saber aprender, en entender ciencia y tecnología y en fundar compañías basadas en esas ramas, seguiremos siendo menos relevantes en la economía mundial".
Enríquez pone como ejemplos de las grandes y rápidas trasformaciones, el caso la empresa Skype, que provee llamadas por Internet y que tiró el mercado de larga distancia que había durado cientos de años, o el de HP, para la que la mitad de sus ventas proviene de tecnologías que tienen menos de dos años de creadas: "Antes una empresa podía durar 500 años, hoy si acaso llegan a los 13 años, hasta Microsoft, que en los setenta era la más poderosa, se hará obsoleta".
Cuestionado sobre la manera de hacer que en México los niños se interesen en la ciencia, el teórico de negocios invirtió la pregunta:
"¿Cómo es posible que dejemos que se desinteresen de ella? A ellos les gusta hacer experimentos, nuevas cosas, ver planetas, ver cómo explotan dos elementos, por eso somos la especie que más aprende, pero somos expertos en hacer que la juventud se aparte de esa aventura".
Para fomentar ese interés, Juan Enríquez participó en la creación del Papalote Museo del Niño y en el desarrollo de Santa Fe como un centro tecnológico. El experto en administración dice que no puede cambiar él solo todas las escuelas del país, sin embargo, sí puede asesorar a al menos 16 países del mundo como lo hace actualmente, para ayudarles a desarrollar sus economías.
El ex profesor de la Universidad de Harvard ya contribuye con su grano de arena en la conformación del futuro: La empresa que dirige (Biotechonomy) provee fondos a compañías que hacen desarrollos en ciencias de la vida que pueden ser rentables, como una que creó una máquina que mantiene vivos los corazones mientras se transplantan, lo que aumenta la posibilidad de salvar vidas, u otra que inventó nanoprobetas para poder hacer millones de pruebas genéticas en una sola tarde. Su objetivo es lanzar entre 12 y 16 nuevas empresas en los próximos dos años.
En su siguiente visita a nuestro país --dará una conferencia magna en la reunión anual de negocios ExpoManagement, en junio próximo-- el también politólogo de origen mexicano, expondrá un mapa de la economía mundial que muestra el rumbo que tomará ésta en los próximos años, explicará por qué las ciencias de la vida serán un motor de crecimiento mayor que la economía digital, así como las razones que han transformado a industrias muy grandes y dará tips para invertir en nuevas compañías que ahora son pequeñas pero que serán enormes en un futuro.
Economista innovador
Juan Enríquez se define como un tipo confuso y lento, aunque trata de leer un libro diario (por lo que no tiene un autor favorito, sino varios).
Nació en el Distrito Federal y estudió con los jesuitas, hizo una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Harvard y también ha estudiado filosofía, política, finanzas internacionales y genómica, entre otras cosas.
Está casado y tiene dos hijos.
Es fanático de los mapas y documentos científicos antiguos y le gusta la música alternativa, así como bucear, practicar veleo, y viajar a países desconocidos.
Es escritor de los libros La pequeña Guía en Ciencias de la Vida para personas ocupadas; Mientras el futuro te alcanza: Cómo la Genómica y otras tecnologías están cambiando tu vida, trabajo, salud y riqueza, y Los Estados Desatados de América: Polarización, Fractura y Nuestro Futuro.
Cultivos transgénicos, la clave
La adopción de cultivos transgénicos sería una solución para los graves problemas estructurales y los considerables atrasos que presenta el sector agrícola de México, recomendó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
En su reporte "Análisis Estratégico", llamó a buscar soluciones a largo plazo que corrijan los bajos niveles de productividad y competitividad del campo mexicano, sobre todo del maíz, uno de los productos de mayor consumo nacional y símbolo cultural en México. En el documento "Alimentos transgénicos: una posible solución para el campo mexicano", señaló que para lograr un mejor rendimiento del cultivo se requiere la adopción de mejores técnicas de producción, entre ellas el uso de semillas mejoradas.
El organismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), precisó que el maíz, el cultivo más importante en México, tiene una producción de 21.3 millones de toneladas al año, equivalente a casi 3.0 por ciento de la producción mundial.
México es el cuarto productor más importante a nivel global, después de Estados Unidos, China y Brasil. El maíz es la base de la alimentación mexicana, consumido principalmente a través de tortillas y como insumo básico en una gran cantidad de platillos, refirió.
Además, abundó, es utilizado para la producción de piensos destinados a la alimentación de vacunos, porcinos y avicultura y, es una importante fuente de materias primas para industrias como la farmacéutica, de alimentos y bebidas y del plástico, entre otras.
Sin embargo, reconoció que el alza en el precio internacional del maíz en meses pasados y el efecto que tuvo en la tortilla evidenció la vulnerabilidad que enfrenta México para satisfacer la demanda, en un momento en que el consumo de granos en el país crece por la demanda en la ganadería y en la industria del etanol.
Mencionó que el problema se explica por el significativo diferencial de rendimientos por hectárea que México presenta no sólo con el resto de los países, sino entre los estados de la República.