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Günter Grass ‘ajusta’ cuentas con poemas

Günter Grass. (Archivo)

Günter Grass. (Archivo)

EL UNIVERSAL

Günter Grass guardó silencio durante seis largos meses y durante ese tiempo, además de rumiar su desgracia, decidió escribir un nuevo libro de poemas para hacer un despiadado “ajuste” de cuentas con todos los críticos que le echaron en cara haber ocultado un terrible pecado de juventud durante 61 años y haber adulterado su propia biografía.

Desde el mes de agosto del año pasado, Alemania y el resto del mundo sabe que Günter Grass, el más famoso de todos los escritores germanos vivos, ocultó su militancia voluntaria en las Waffen SS, el temido y sanguinario brazo armado del partido nazi.

Aunque el escándalo que desató en Alemania la confesión tardía de Grass dejó de ser un tema recurrente en la prensa, su militancia en la división Fundsberg, que fusiló en los últimos meses de la guerra a centenares de prisioneros rusos, acabó para siempre con el pedestal que tenía Grass como autoridad moral del país, un hombre que siempre apuntó con un dedo acusador a los que querían olvidar su pasado nazi.

Acosado por la crítica, Grass intentó defenderse y afirmó, cuantas veces pudo, que él jamás había disparado un tiro durante la guerra. Muy pocos le creyeron y, desde entonces muchos se preguntan si Grass no participó activamente en los fusilamientos que llevó a cabo la siniestra división Fundsberg.

El escritor tardó seis meses en digerir el escándalo. Aislado del mundo y con su orgullo destrozado, Grass decidió lamerse sus propias heridas con un libro de poemas, que el martes pasado salió a la venta en Alemania con un título sugerente: Dummer August, que en lengua española podría llamarse Tonto Agosto.

Es cierto, el mes de agosto del año pasado fue quizás el peor en la larga y exitosa vida del escritor, pero Grass, en lugar de asumir su pecado, aceptar la crítica y recuperar la inspiración, optó por hacer un furioso ajuste de cuentas con la prensa, en especial con el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), que publicó la famosa entrevista el 12 de agosto de 2006.

En una extensa entrevista concedida a la agencia de noticias DPA, publicada con ocasión de la venta de su nuevo libro, Grass dijo que la cobertura de prensa germana había sido un intento de aniquilarlo y calificó como “infame” la campaña mediática iniciada, según el escritor, por el FAZ.

Grass, herido en su orgullo propio, se define como una víctima de una moderna inquisición, utiliza la ironía para calificar a los periodistas como “héroes modernos”, y se compara con un indefenso conejo al que le quitan la piel.

El premio Nobel no elude referirse al origen del escándalo y al reproche que muchos le hicieron de haber confesado su militancia en las SS demasiado tarde. En un poema explica que su confesión la hizo cuando encontró las palabras adecuadas para referirse a lo que el llama como una “palabra gastada”: la vergüenza.

“Nunca es demasiado tarde para nombrar por su nombre lo que es y lo que será”, escribe Grass en el poema titulado Mein Makel (Mi Oprobio). “El oprobio obliga”. Pero Grass vuelve a cometer un error que lo está convirtiendo nuevamente en un objetivo para ser atacado. El escritor, junto con derrochar una buena dosis de autocompasión, hace responsable a terceras personas -casi siempre periodistas- de la tragedia vivida en el “estúpido” mes de agosto de 2006.

Por ejemplo, la crítica publicada por el FAZ, que llega a la conclusión que la única estupidez del famoso mes de agosto fue la tontería del propio Grass de revelar su secreto.

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