Durango

Hace 445 años llegó el Cristo del Santo Entierro a Chalchihuites, Zac.

Interior del Templo de Nuestra Señora de las Aguas.

Interior del Templo de Nuestra Señora de las Aguas.

El Siglo de Durango

CHALCHIHUITES, ZAC.- Hace 445 años que llegó a Chalchihuites la imagen de El Cristo del Santo Entierro, misma que permanece en el Santuario de Nuestra Señora de las Aguas, donde recibe la visita de devotos y turistas que se quedan admirados con la obra de arte y su historia.

Chalchiuhites, municipio de Zacatecas perteneciente a la Arquidiócesis de Durango, es una pequeña e histórica ciudad, llena de testimonios y vestigios de la importancia que tuvo la colonización y evangelización en la región, valiosa para los españoles por su riqueza mineral.

El Santuario de Nuestra Señora de las Aguas, ubicado en una de las estrechas calles que caracterizan a Chalchihuites, es uno de los recintos donde la fe de los fieles católicos se llena de devoción ante la imagen de un Cristo del que, dicen, “es muy milagroso”.

En este lugar, se encuentra Cristo representado en una imagen de madera estofada de palo santo que fue donada de manera oficial en el año de 1562, por el rey Felipe II de España, en agradecimiento a este pueblo por las riquezas que a diario fluían a su residencia en la ciudad de Madrid.

Si hay mucho de qué hablar y qué descubrir con relación a la civilización que vivió en esta zona del país en la época prehispánica, debido a los hallazgos que hasta ahora se han hecho en la zona arqueológica Alta Vista, no se puede dejar de lado la importancia que tuvo para los conquistadores este territorio.

En Chalchihuites, apenas lleva un 15 por ciento la exploración que los arqueólogos e investigadores llevan a cabo en las ruinas que han dado el mote de “Ciudad donde nace la primavera”, mientras que hay por parte del Municipio y el Estado el interés de dar mayor popularidad a la historia religiosa del lugar.

Basta ver la belleza arquitectónica de la Basílica Menor de San Pedro para deleitarse con la obra construida como casa de Dios en el tiempo de la Nueva España.

De entre los vestigios religiosos, sobresale El Cristo del Santo Entierro, donado por el rey Felipe II y entregado por el pontífice Paulo IV, el cual fue tomado como trofeo por los ejércitos españoles en territorio francés en la Batalla de San Quintín.

De ahí el valor de la imagen religiosa que tiene como peculiaridad el movimiento en el cuello y brazos, por medio de goznes en las axilas, por lo que al momento de representar la crucifixión se le pueden extender los brazos.

Cabe señalar que el acta de donación que hiciera el rey Felipe II versa: “Mando y ordeno, que para su custodia se establezca la Orden Militar de Caballeros de Santiago de la Espada, a cuya Orden pertenecerán caballeros nobles y sin tacha, en mi dicho Real”.

Inclusive, hasta nuestros días, esta Orden Militar existe en Chalchihuites y se encarga del resguardo y custodia de la pieza de arte que tiene ya más de cuatro siglos en tierra mexicana.

Durante la celebración de la Semana Santa es cuando más muestras de devoción recibe la escultura, en la que forma parte de la representación de la pasión y muerte de Cristo.

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