David Beckham ya jugó su primer partido de forma oficial con Los Ángeles Galaxy, que ayer perdió 1-0 ante el DC United en la MLS. (AP)
Nueva propina de Beckham, que juega sus primeros 20 minutos oficiales sin impedir otra derrota.
MIAMI, FLORIDA.- El debut interminable. David Beckham jugó, al fin, en Washington, sus primeros minutos oficiales en la liga norteamericana (MLS). Fueron los 20 finales, cinco más que en el amistoso de presentación contra el Chelsea.
Pero con su nueva propina, aún renqueante por la lesión de tobillo que le ha afectado dos meses, no pudo impedir una nueva derrota de su equipo, Los Ángeles Galaxy. Fue también por 1-0 y la sexta de una pobre campaña en la que suma cinco empates más y sólo tres victorias. La temporada regular termina el 21 de octubre, precisamente con un partido del Galaxy en Chicago y aún le quedaría tiempo para enderezar el rumbo, porque lleva menos partidos jugados que el resto de rivales. Pero está a 15 puntos del corte de los playoff y no se ve precisamente un grupo que reviva sólo con Beckham.
En todo caso, parece claro que lo deportivo sigue siendo secundario. El verdadero triunfo estuvo en las gradas del RFK Stadium de la capital. Se reunieron para ver a la estrella 46,686 espectadores, 20,000 más que en la mayor entrada anterior, justificada entonces con los aficionados mexicanos que fueron a ver el Chivas Guadalajara. Pero el tirón de la “Beckhamanía”, pese a los minutos aún contados, supera todos los morbos. Se llena cualquier campo, grande o pequeño, como sucedió en Toronto, con 20,522 personas para verle de traje y corbata, o con las 27,000 de la recepción en su casa, en Carson. Ya se arrepienten los gestores del Galaxy de que se queda mínimo su Home Depot. La entrada de Washington el jueves por la noche triplicó, e incluso cuadruplicó, las de la mayoría del resto de partidos jugados durante la temporada en cualquier campo de la liga. Y el récord se batirá el domingo en Boston.
“Me he sentido mucho mejor de lo que he estado hace tiempo”, dijo Beckham al final tras ponerse una camiseta nueva. Un guardaespaldas le dio rápidamente una toalla para cubrirse y otra de repuesto cuando el jugador inglés le regaló la suya a Olsen, centrocampista del DC United. “Llevo con problemas ocho semanas”, añadió “y estoy contento por haber jugado, pero no por la derrota. Lo intentaremos en el próximo partido. Tenemos que mirar adelante pues nos queda un duro trabajo. Pero tenemos que hacerlo bien para que la gente esté contenta”.
Esta vez, tras entrenarse con cierta normalidad, ya estuvo en el banquillo vestido de corto. Incluso sonriente a veces, como anunciando que saldría a escena en algún momento, aunque por ahora parece hacerlo menos que en el papel ya anunciado donde hará de pareja gay con el cantante Robbie Williams en la serie de televisión “Mujeres desesperadas”. A los 27 minutos, el brasileño Luciano Emilio marcó el único gol tras un gran tiro por alto que dobló las manos en su estirada al portero del Galaxy, Cannon. Beckham bebió aun más Gatorade entonces. El calor era sofocante y se veía claro que el Galaxy necesitaba a Beckham y a algún repuesto más. Por algo está como está.
A los 36 minutos el número 23 empezó a calentar. En la grada, Steve McClaren, el seleccionador inglés que le ha recuperado y con el que se ha lesionado. Le debía la visita. Pero llegó el descanso y Beckham no entró a jugar. Ni al comienzo de la segunda parte. Volvió a corretear, pero se sentó y se ató las botas.
A los 53 de nuevo salió a calentar, pero a los 58 se paró y pareció colocarse más protecciones en el tobillo izquierdo. Pasó tanto tiempo, que empezó a llover. Diez minutos después aún estiraba músculos y la expulsión del centrocampista Martino por una feísima entrada al tobillo de un rival, curiosa ironía, le dejó el sitio aun más claro. Pero en inferioridad. Y, por fin, a los 71 minutos, 50 después de empezar a calentar, un mundo, entró en el campo. Tocó 14 veces el balón y sacó dos faltas. Dio dos pases espléndidos, de su marca, se echó las manos a la cabeza en dos fallos de sus compañeros en la boca del gol, pero el DC United ganó merecidamente sin alarde alguno. Y él, siempre caballeroso, se marchó aplaudiendo al respetable que fue a verle.
La “atracción Beckham” volverá el domingo en Boston contra el New England Revolution. Ya está todo el aforo vendido del Gillette Stadium, 68,756 entradas, y se apuesta ya si jugará, por lo menos, medio tiempo. Y para amortizar las entradas, sí podrá también tirar alguna falta con barrera... y marcar.
