Hacen arte más 'padre'

Antes de ser creadores reconocidos por el público, entregados a su quehacer artístico y con múltiples compromisos, Ramón Shade, Rogelio Madero y Juan Carlos Castro son grandes padres. El director de la Camerata de Coahuila, Ramón Shade y su hijo Tomás; el escultor y director de la Casa del Artista Rogelio Madero y su hijo David; y el director del Instituto de Arte Integral de La Laguna Juan Carlos Castro y su hijo Carlos Daniel, platican de este aspecto tan maravilloso de su vida.

MÚSICA Y CIENCIA EN ARMONÍA

Ramón y Tomás Shade son independientes, activos y muy intelectuales. Tienen inquietudes profesionales diferentes, pues el padre es el reconocido director de la Camerata de Coahuila y el hijo no siguió el mismo camino, pero eligió algo igual de interesante, como lo es la Ingeniería Aeroespacial, carrera que cursa actualmente.

“Nuestra relación es muy buena, su educación se ha desarrollado con mucha independencia y ha crecido con mucho cariño”, dice el orgulloso papá.

Por su parte, Tomás también considera como “excelente” la relación que lleva con su papá, a quien trata de ver durante todos los periodos vacacionales que sea posible.

Esto si bien es un poco difícil por las actividades de ambos, les ha servido para fortalecer sus lazos afectivos y disfrutar cada uno de los momentos que pasan juntos.

Sin duda, los Shade seguirán dando mucho de qué hablar, pues continúan por caminos que aportan su granito de arena a la humanidad.

AMIGOS Y ESCULTORES

Las artes plásticas han sido desde siempre algo que ha unido a Rogelio y David Madero, quienes juntos han levantado varias de las esculturas más premiadas e impactantes de Nuevo México, Torreón y otros lugares.

Ambos dedican buena parte de su tiempo a la escultura en metal -que es su especialidad-, pues David heredó cualidades de fuerza y precisión de su padre, con las cuales ambos han realizado diseños casi indescriptibles y estilizados en un material tan duro y de difícil manejo.

“Es una gran satisfacción poder trabajar juntos, es una combinación muy interesante porque por un lado está mi experiencia de haber estado trabajando 50 años y por otro lado está su juventud, la fuerza, nuevos puntos de vista”, dice don Rogelio.

Confiesa que en un principio el trabajar juntos fue “un poco difícil, porque lógicamente como artistas somos muy individualistas y tardamos un poco en armonizar y aprender a trabajar juntos”.

Pero lo han logrado y ahora su propuesta es precisamente que los artistas se unan para trabajar y lograr mejores resultados, por eso ahora ambos tienen toda su energía enfocada en la Casa del Artista que dirige don Rogelio: “En otros países los artistas se unen para trabajar juntos y hemos visto que tienen mucho éxito y beneficios en común, y aquí en Torreón nunca se había logrado eso, entonces ése es nuestro principal objetivo”.

De este modo, el “equipo Madero” sigue cosechando logros en su camino por el arte y haciendo crecer su cariño y admiración como padre e hijo.

A UN MISMO RITMO

Para Juan Carlos Castro, su hijo antes que nada es su mejor amigo, y eso se puede observar de inmediato al verlos convivir.

Juan Carlos es músico, director del Instituto de Arte Integral de La Laguna y es papá de Carlos Daniel, quien también ya empezó su camino por el mundo de la música.

Juan Carlos se dedica a la formación musical de niños y jóvenes y su instrumento favorito es la viola, por su parte Carlos Daniel prefiere el violoncello, es parte de la Sinfonietta de La Laguna y recientemente participó junto a la Orquesta Juvenil de Guadalajara en un festival de la ciudad de Neerpelt, en Bélgica.

La vena musical de Juan Carlos llegó hasta su hijo y hoy por hoy forman una verdadera familia musical.

“Me siento muy orgulloso de mi hijo, más que por la música por cómo es, es un buen estudiante, y próximamente se irá a Zacatecas para estudiar una ingeniería y además la carrera de música”.

Uno de los proyectos que tienen en la mira para finales de año es un viaje a Italia, esto con la finalidad de conocer otras culturas musicales “y también para convivir y descansar”.