Alrededor de unas 150 osamentas de colonizadores españoles y sus familias fueron encontradas durante las faenas de reconstrucción de una antigua iglesia en la norteña región chilena de Tarapacá, que fue destruida por un terremoto en junio de 2005, reveló la prensa local.
Los cuerpos estaban debajo del campanario y de la nave central de la iglesia edificada a principios del siglo XVIII en el pueblo de San Lorenzo, a unos 1,800 kilómetros al norte de Santiago y que entonces dependía del virreinato del Perú.
El hallazgo fue realizado por trabajadores que mientras removían los cimientos de la iglesia encontraron una fosa de dos metros donde estaban los cerca de 150 cuerpos.
Según la información preliminar, los restos -en estado esquelético- pertenecen a europeos de principios del Siglo XVIII, corresponden a hombres, mujeres y niños, y serán examinados por arqueólogos.
Hasta el lugar llegó la fiscal de Pozo Almonte, Tania Sironvalle, junto a personal del Servicio Médico Legal y del Ministerio de Obras Públicas, que confirmaron que las osamentas corresponderían a españoles.
Los trabajos de reconstrucción de la iglesia debieron ser detenidos tras el descubrimiento, que fue informado al Consejo de Monumentos Nacionales, organismo que definirá el lugar donde serán depositados definitivamente los restos.
La construcción de la actual iglesia data de 1720 y se presume que fue en esa época cuando se sepultaron las osamentas.
Según los antecedentes históricos, en ese entonces, gran parte de la actividad del poblado de San Lorenzo estuvo ligada a las minas de plata de Huantajaya y a una floreciente agricultura, prosperidad que atrajo a los españoles que se asentaran en el lugar.
