Parte de los restos de un barco romano, naufragado en Colonia hace dos mil años, vieron la luz después de que un grupo de trabajadores los descubrieran durante la construcción de una nueva línea de metro en el casco antiguo de esta ciudad del oeste de Alemania.
Los restos arqueológicos, compuestos por tablas de madera de roble de dos metros de longitud, han sido serrados en cuatro partes para facilitar su rescate, ya que se encuentran a doce metros de profundidad.
Los equipos que trabajan bajo el mercado central de Colonia (oeste de Alemania) han conseguido introducir una placa de metal por debajo de los restos, cuyo primer fragmento fue extraído por una grúa.
"Existen muchas posibilidades de que nos encontremos ante la barcaza romana más antigua nunca encontrada en Centroeuropa", aseguró el director de la Oficina de Patrimonio Arqueológico de Colonia, Gerd Hellenkemper.
Expertos de la Universidad de Colonia consideran que la barcaza dataría de hace unos dos mil 100 años, ya que su madera procede de un roble de la región alemana de Renania del Norte-Westfalia que fue talado sobre el año 140 antes de Cristo.
Así, los ocho metros cuadrados de madera rescatadas del nuevo túnel del metro pertenecerían a barcaza romana, utilizada para transportar mercancía pesada, que naufragó en el Rin, junto al antiguo puerto de Colonia.
Estiman que la nave, que pudo medir 22 metros de largo por 3.5 metros de ancho, podía mover entre 20 y 30 toneladas de cargas y que se empleaba, especialmente, para el movimiento de piedra, madera o animales domésticos.
Se trata de la tercera nave que se descubre en los últimos años en el subsuelo de Colonia pero es considerada un hallazgo extraordinario por los expertos, no sólo por el buen estado en que se encuentra sino porque es la primera que fue construida en la región.