Los elementos de Mago de Oz -grupo español de folk metal- decidieron irse hasta que le firmaran a todos sus fans. (Fotografía de Érick Sotomayor)
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- La emoción no dejaba hablar a Santiago. En sus manos tenía el póster que Txus Di Fellatio, Carlitos, Frank, Mohamed y Jose Andrea –elementos de Mago de Oz- le acaban de dar. Sus amigos Ana, Osiris y César también acababan de bajar del estrado, más que felices estaban incrédulos de haber tenido enfrente aunque fuera por unos segundos a sus ídolos.
Ellos ya lo habían conseguido, sin embargo aún había una inmensa fila esperando subir. “Número 663”, gritaba Jesús Ibarra, uno de los elementos de seguridad que participó en la firma de autógrafos del grupo español Mago de Oz, mismo que tuvo la encomienda de escribir en la mano de cada uno de los fans el número en que iban llegando a Plaza Cuatro Caminos, para mantener un control.
Rafael Fernández fue el número cuatro en subir. Arribó al mall desde las 9:30 de la mañana. No fue a la escuela, tampoco comió, pero eso era lo menos... hubiera sido capaz de hacer eso y más para tener cerca a los intérpretes de Molinos de Viento.
Aunque en el lugar hubo muchos niños acompañados de sus padres, la gran mayoría de los asistentes fueron adolescentes y jóvenes vestidos de negro que lo mismo les dieron a firmar a los artistas objetos como guitarras, platillos de batería, posters, discos, tenis, chalecos y playeras del Santos Laguna.
Las escaleras y la parte alta también estaban atiborradas; incluso una de las escaleras eléctricas tuvo que ser apagada, situación que aprovechó la gente para instalarse y tomar fotografías a diestra y siniestra. Ahí estaba Lucía Girón, una joven madre que llevaba a su pequeño de seis años, Sebastián, y al mayor de sus hijos de nombre Josué Emmanuel, quienes con el número 137 en mano lograron saludar a los músicos.
“Mira, a mí este tipo de música no me gustaba, pero el año pasado mi hijo el grande salió de secundaria y me pidió que lo llevara al concierto de Mago de Oz. Yo no quería, pero como nunca me pide nada se lo cumplí, eso sí: le advertí que si empezaban a drogarse, a decir groserías o golpearse nos íbamos a ir. Pues fuimos y quiero que sepas que nada de eso pasó, fue un concierto tan bonito, nunca dijeron ni una sola mala palabra y además las letras están muy padres, invitan a los muchachos a que estudien música, les regalan armónicas”.
Los músicos empezaron a plasmar su rúbrica alrededor de las 7:00 de la tarde. Durante todo el tiempo se mostraron contentos por tanto cariño de su público, pero al parecer también estaban muy sedientos, pues desde que se colocaron en la tarima estuvieron bebiendo cerveza, refresco y fumando, incluso se dieron el lujo de obsequiar algunos cigarrillos a sus fans.
La algarabía era tanta en los españoles, que se fueron del mall hasta las 10:30 de la noche, cuando le firmaron a la última persona que había, siendo cerca de 900 fans a los que les plasmaron su rúbrica.
“Los muchachos se bajaron contentísimos, estaban fascinados con la respuesta, de hecho yo les dije a las 9:00 que se bajaran porque ya iban a cerrar la plaza, pero no quisieron, dijeron que hasta el final”, explicó Alejandro Herrera, uno de los organizadores quien dijo que en el sitio hubo aproximadamente dos mil 200 personas, y 900 pasaron con ellos.