El mal deteriora la calidad de vida y expone a crisis letales.
La obesidad es la gran epidemia del siglo XXI y sus dañinos efectos colaterales son numerosos.
Especialistas advierten que niños y adultos que cargan con kilos de más enfrentan, entre otras, la grave amenaza de tener un hígado graso, lo cual deteriora la calidad de vida y expone a crisis letales.
El riesgo es grave, según la Organización Mundial de la Salud y del Hospital Universitario San Cecilio (España), 80% de los adultos y 50% de los niños obesos padecen esteatosis hepática no alcohólica, que puede conducir a una cirrosis o cáncer de hígado.
Su aparición se da por la acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas, y los factores de riesgo más comunes son síndrome metabólico, obesidad, diabetes, hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia.
Datos vitales
-El mal del hígado graso es asintomático, en principio.
--Cuando es crónico produce pérdida de peso, debilidad y fatiga.
-Si el hígado deja de trabajar correctamente deja pasar al cerebro grandes cantidades de amonio, lo que ocasiona cambios neurológicos.
-La forma común de diagnosticar la enfermedad es una ecografía, tomografía computada o resonancia magnética.
-En otras ocasiones se utiliza la biopsia hepática para diferenciar entre la esteatosis simple (acumulación de grasa) y esteatohepatitis (grasa asociada a inflamación y fibrosis)
Los especialistas indican que existe un tratamiento adecuado: cambio en el régimen alimenticio y el fármaco L-ornitina y L-aspartato (Hepa-Merz), del laboratorio Merz Pharma, que mejora de manera significativa las funciones del hígado y eleva la calidad de vida de los pacientes.
Ganchos al hígado
- Hepatitis por virus A. Es infecciosa y se produce por falta de higiene, alta contaminación ambiental, consumo de alimentos en la calle. El 90% de los pacientes son infectados en edad temprana, sana sin dejar secuelas
- Hepatitis B y C son virus más agresivos, se adquieren por transfusiones sanguíneas. Se calcula que 20 % de sus víctimas no se curan y pueden sufrir hepatitis crónica, que llega detonar en cirrosis crónica y cáncer de hígado.
-El virus C es el más difícil de detectar y combatir por su capacidad de mutación. El 80% de los pacientes no lo elimina por completo.