Centro de Desarrollo para Personas Ciegas y de Visión Baja
Un gran saludo para Ti. En el año 2003, mientras nos organizábamos para iniciar Ver Contigo, varios padres se nos acercaron pidiendo apoyo. Algo común en ellos, era que no aceptaban a sus hijos en las escuelas nada más saber que tenían alguna discapacidad visual. Como padres que han tenido a bien impulsar a su pequeño, es difícil aceptar el hecho de que no le quieran en la escuela, sea particular o pública. Al revisar la Ley de Integración, vi que se podía exigir su inscripción. Recapacitando, me di cuenta de que no se trataba sólo de ejercer la ley. Al aceptar por obligación a los pequeños sin estar preparados los maestros para su educación formal, se corría el riesgo de que estuvieran ?insertados? en el aula. Lo ideal es que estuvieran ?integrados?, pero esto sólo se podría dar si el maestro estaba dispuesto a cooperar y comprometerse a capacitarse y actualizarse para tener un conocimiento más amplio sobre la discapacidad visual.
Ahora ya tenemos ejemplos exitosos de lo que es co-participar en la educación de cada niño con ceguera o visión baja. Aquí nadie es protagonista, todos somos importantes. Estoy hablando de la exitosa participación como un equipo, los padres, los maestros y los profesionales de nuestro centro donde todos trabajamos simultáneamente con un mismo objetivo en un plazo corto. Con nuestro apoyo, los padres de cada niño, generan esta alianza y atienden todas las recomendaciones que la escuela y Ver Contigo, les damos para trabajar con su hijo en casa. Continuamente nos están comunicando los avances y las dudas. La escuela, es la parte en que se basará todo el aprendizaje, de acuerdo al programa de estudios del niño. Nuestro Centro será quien de las herramientas necesarias tanto al niño, como a los padres y los maestros para que los mismos objetivos del grupo de alumnos en la escuela, sean llevados a cabo por el niño con naturalidad, con métodos propios para ello.
Hoy en estos tiempos en la vida cotidiana, la corriente nos lleva, a veces a hacer simplemente, nuestro trabajo. Y es suficiente para algunos. Para otras personas, existe más apertura a aceptar que se puede aprender de los demás. Lo que es mejor están dispuestas a tener un cambio de actitud. No por las leyes, ni porque tienen un buen puesto, ni porque así son las reglas, sino, por ?cuestión de actitud? y logran así hacer la vida más agradable a los demás. Por favor si está en tus manos hacer algo más que cumplir con un trabajo, comprométete y haz ?algo más?. Deja algo en esta vida, rompe un poco con los esquemas de hacer por hacer y conviértele en hacer por quien hacer.
Quiero agradecer a Raquel y Elena, guías de Manolo mi hijo, quienes me han inspirado para hacer este artículo, pues son un gran ejemplo de disposición y cooperación, sobre todo al entregar, de corazón, un poco más de lo que les toca hacer.
Tú también puedes darle más sentido a tú vida. ¡Vale la pena!
Prende una llama conmigo.
cecilia.cardiel@vercontigo.org.mx
