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Hora cero| Optimismo y esperanza...

Roberto Orozco Melo

Las crisis de las post guerras mundiales del siglo XX se caracterizaron por el desempleo y la pobreza generalizada. Fueron duras experiencias para las sociedades europeas que sufrieron estragos económicos agregados a las fatales consecuencias de cualquier ?casus belli?, la destrucción de las ciudades, la aniquilación de la actividad agrícola e industrial y las millonarias pérdidas en vidas humanas que las conflagraciones registran fatalmente.

Pero Estados Unidos, país que sufrió muertes al por mayor en los campos de batalla, pudo mantener completa su estructura industrial, que había sido reconvertida para la fabricación de manufacturas bélicas y no bélicas, aunque después de la Primera Guerra Mundial no había logrado atajar el sonoro ¡crack! de quebranto en la Bolsa de Valores en 1929, que acarreó hambre, enfermedad, desolación y necesidades sin fin en los cuatro puntos cardinales de la Unión Americana. Los mexicanos no hemos participado, por fortuna, en las guerras mundiales.

El envío de una escuadra de aviones a Filipinas, ya cuando la Segunda Guerra Mundial estaba prácticamente ganada por la alianza occidental, fue un gesto virtual y solidario con Estados Unidos. Pero el hecho avivó el patriotismo nacional. Los ciudadanos que estaban en edad de ingresar a la reserva del Ejército marcharon domingo tras domingo para ponerse en condición de combatir la eventual invasión de nuestro territorio. Sin embargo, nada de eso sucedió y nos quedamos con las ganas de ser héroes.

Por ello no podemos culpar a las guerras globales de nuestras crisis nacionales, sino a las malas administraciones federales: desde la muy populista de don Luis Echeverría Álvarez hasta las de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari: fatales, costosas y de larga duración. La saga de nuestras desgracias es muy conocida, así que no vale la pena repetirla. Remata con el Gobierno de Ernesto Zedillo, quien afrontó en diciembre de 1994, año de su elección, un paquete de problemas económicos y trampas políticas que impactaron nuestras finanzas públicas y privadas.

Afortunadamente Bill Clinton, a la sazón presidente de USA, arriesgó su propia cabeza y logró la aprobación del Congreso de los Estados Unidos para otorgar un crédito de 20 mil millones de dólares destinado a paliar la caída estrepitosa de nuestra economía, que el mismo Zedillo liquidó puntualmente. Su manejo severo del presupuesto público y el control por el Banco de México de los fenómenos imponderables de la economía mundial, más su decisión política de respetar el resultado electoral del dos de julio del año 2000 permitió que Vicente Fox Quesada se convirtiera en el primer presidente del partido Acción Nacional en México.

Pero quitémonos lo histórico para ubicarnos en el día de ayer: la actualización a las necesidades de la planta de empleo en el país es de tiempo atrás un tema prioritario para los tres niveles de Gobierno en funciones. Lo impulsa el incontrolable crecimiento de la población y la significada obra educativa de las instituciones públicas y privadas de cuyas aulas egresan, año tras año, múltiples grupos de nuevos profesionistas para encontrarse, face to face, con la mala noticia de que no existe en el Gobierno, ni entre los inversionistas nacionales, una oferta laboral a la altura de sus necesidad de empleo.

Felipe Calderón Hinojosa, quien por cierto ayer estuvo en Coahuila para poner en marcha la construcción de una gran planta automotriz e inaugurar nuevas inversiones industriales de capital saltillense tuvo en Saltillo una jornada optimista en esta materia, rara avis en días de constante planteamiento de problemas, muchos sin solución visible; pero de los cuales hablaremos después. Hoy refirámonos a lo positivo.

Freigthliner, ha anunciado la creación en el mediato plazo de más de cuatro mil plazas de trabajo para su planta ensambladora de tractocamiones en que se invertirán más de 450 millones de dólares, capital que va a contribuir a la consolidación del cluster industrial del Sur de Saltillo. Por su parte Technocast, una fundición para motores, también incrementará las oportunidades laborales, con la ventaja de que en esta empresa está involucrado en forma importante el Grupo Industrial Saltillo, de larga y positiva tradición entre nosotros.

Generalmente los presidentes de la República han puesto categoría y distancia entre los coahuilenses y su Gobierno. Algo habrá por ahí en el Archivo Nacional de Historia que nos devele la razón de tal alejamiento. Ayer, sin embargo, obró una casualidad. El primer mandatario del país no llegó en avión a Saltillo, sino por la hoy conflictiva y terrorífica vialidad de dos cuerpos y cuatro carriles que el tráfico nacional e internacional y su añejo y difícil trazo han convertido en una desorganizada y dificultosa carretera urbana.

Alguna dificultad tuvo el convoy presidencial en el viaje de Monterrey a Saltillo para que el jefe del Poder Ejecutivo Federal, cauteloso de suyo, comprometiera su esfuerzo personal, en una de sus intervenciones públicas, para anunciar que iba a echarle ganas al proyecto de la vialidad de cuota, de modo que el gobernador Humberto Moreira pudiera agregar un gesto amable más a su satisfecho rostro por el constatado avance de su programa de atracción de inversiones y generación de empleos, hoy constatado por FCH. Esta patente alianza y oferta de apoyo del mandatario federal dará celeridad a la construcción de la nueva vialidad que, según otras fuentes, será construida a partir del último día de este mes. Felicitémonos todos por esta esperanza, pues aún lo es...

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