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Vidrios rotos fueron el saldo del Museo del Palacio.

Vidrios rotos fueron el saldo del Museo del Palacio.

El conflicto entre la APPO y Ulises Ruiz arroja serias pérdidas en las ventas de las galerías y en la asistencia a museos.

El Universal

OAXACA, OAX.- La ciudad parece parchada; en las paredes de los edificios hay manchas de pintura que buscan borrar (o al menos esconder) frases y siglas que otros escribieron, pero que a pesar de la intención aún se alcanzan a leer: “Ulises asesino”, “Ulises ya cayó”, “APPO”. Quedan las calles lastimadas y las construcciones del andador turístico dañadas, sobre todo el edificio de la Facultad de Derecho. Es Oaxaca, la ciudad turística en cuyas paredes históricas muchas edificaciones -catalogadas como monumentos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)- todavía resaltan en rojo la imagen de la hoz y el martillo, a las que se suman nuevos lemas: “No a las reformas del ISSSTE” y “El ISSSTE no se vende”. El Centro Histórico de la ciudad, que desde 1987 fue proclamado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, fue el escenario del conflicto magisterial que dio origen a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y donde han quedado espacios culturales dañados, tanto en lo material como en lo económico y lo artístico. Este cuadro de la ciudad se localiza entre las calles Las Casas-Colón, Berriozábal, Tinoco y Palacios-J. P García, y Xicoténcatl-Pino Suárez. Se trata de un perímetro donde hay al menos 12 museos, el Centro Cultural Santo Domingo, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), el Teatro Macedonio Alcalá, ocho iglesias incluida la catedral y el Andador Turístico, que cruza el centro sobre la calle Macedonio Alcalá y que desemboca en el Zócalo de la ciudad. En este perímetro se ubican también varias galerías de arte, tantas que no hay una relación exacta, aunque la Secretaría de Turismo de Oaxaca tiene registrados por lo menos 26 espacios dedicados a la comercialización de la plástica oaxaqueña. Durante la ocupación de los maestros de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la APPO, muchos de estos espacios tuvieron que cerrar, otros trabajaron a puerta cerrada, unos más sufrieron daños materiales, pero todos, en particular las galerías de arte, tuvieron pérdidas que fluctúan entre 95 y 80 por ciento, comparado con sus ventas habituales. No sólo los espacios privados, como las galerías Quetzalli, Índigo, 910 Arte Contemporáneo, Punto y Línea, Arte de Oaxaca y Epicentro enfrentaron problemas, también recintos como los museos, entre ellos el de Pintores Oaxaqueños, de las Culturas de Oaxaca, el de Arte Contemporáneo y el Museo del Palacio. Espacio de la Diversidad, ubicado en lo que antes era el Palacio de Gobierno del Estado, que se vieron obligados a cancelar su programación de exposiciones, sufrieron pintas y hasta les rompieron vidrios. En la Galería Arte de Oaxaca, localizada en un edificio del siglo XVIII de la calle de Murguía, que fue comprado en 1996 por el pintor Rodolfo Morales, un grupo de personas rompió todos los vidrios de la sala principal y robó una escultura del artista Hugo Tovar, valuada en 16 mil pesos, como afirmó el director de ese espacio, Noel Cayetano Castro. La escultura, que era parte de la serie El Hombre y sus Andurriales, fue robada el 25 de noviembre cuando la ciudad ya estaba ocupada por la Policía Federal Preventiva (PFP). “Las investigaciones demostraron que no fueron los manifestantes, sino personas dispuestas a magnificar y destruir, a que se viera que había un daño serio en toda Oaxaca”. Cayetano Castro, también dueño de la Galería Índigo (casa que exhibe y vende obra de más de 40 pintores nacidos o radicados en Oaxaca, con dos sedes localizadas en la calle de Allende, casi esquina con Macedonio Alcalá), no sufrió daño alguno en lo material, pero en lo económico fue tan grave la pérdida que sus ventas se redujeron en más de 70 por ciento, e incluso más cuando entró la PFP, porque ya nadie acudía. “En marzo comenzó a haber signos de recuperación, pero fue flor de un día, porque los medios de comunicación comenzaron a decir que el magisterio está preparando nuevas movilizaciones, y volvimos a bajar”. La Galería Quetzalli es una de las comercializadoras de arte más sólidas de Oaxaca, surgida hace 21 años, y desde hace 11 encabezada por Claudina López y Graciela Cervantes. Se localiza en la calle de Constitución, a un costado del Centro Cultural Santo Domingo. Esta casa que comercializa la obra de artistas como Francisco Toledo, José Villalobos, Fernando Andriacci, Antonio Turok, Sergio Hernández y Alberto Ibáñez dejó de vender y hacer exposiciones. Hizo hasta lo imposible por mantener su planta de trabajadores, a pesar de los problemas económicos. Claudina López dice que sus ventas disminuyeron en 90 ó 95 por ciento, y que si lograron mantenerse fue por sus ventas a crédito.

Se mantiene Tal vez uno de los recintos más activos del centro histórico durante ese tiempo fue el IAGO, creado por el pintor Francisco Toledo e inaugurado en noviembre de 1988, en una casa del siglo XVIII, situada frente al ex Convento de Santo Domingo y a un costado de la Plazuela del Carmen, sobre la calle de Macedonio Alcalá, con el objetivo fundamental de ser un espacio donde se reflexione sobre la gráfica y el arte contemporáneo, pero también sobre la ecología, los presos políticos y la historia. Patricia Mendoza, recién nombrada directora del IAGO, asegura que los meses de conflicto dieron lugar a una efervescencia cultural y una destrucción de cofradías y grupos donde todo mundo, de algún modo, tiene la conciencia de que sumarse es fundamental. “Ésta es la red que se abre, pero dentro de la cual se cuestiona y analiza la diversidad”.

Sufren maltrato Para algunos espacios dedicados al arte que se localizaban en el Centro Histórico de Oaxaca, mantenerse durante, y después del conflicto entre la APPO y el gobernador Ulises Ruiz fue prácticamente imposible. ■ Tal es el caso de la Galería Punto y Línea, dirigida por Leonel Hernández, que cerró a pesar de que contaba con el apoyo de su hermano, el pintor Sergio Hernández. Por su parte, la Galería Epicentro, del también artista plástico Marco Bustamante, ha quedado más como estudio abierto que como galería. ■ Los dueños de la Galería 910 de Arte Contemporáneo, situada en un espacio rentado sobre el Andador Turístico, cerraron la galería y dejaron Oaxaca para irse a Ciudad Juárez para sufragar los gastos del espacio, porque sólo de renta, teléfono, luz y agua requerían al mes 20 mil pesos, que nunca tuvieron. ■ Aunque los museos no se dedican a la venta, sí hacen un trabajo de promoción y difusión del arte, que también fue interrumpido por las movilizaciones. En el Museo de Pintores Oaxaqueños, dependiente del Gobierno Estatal y localizado frente a la Catedral, la Plaza de Constitución y la Alameda de León los manifestantes rompieron dos vidrios, justo en la semana de los enfrentamientos más ríspidos; sin embargo, la afectación mayor fue la falta de turismo al recinto y que no pudieron mantener las exposiciones que planeaban. Fue hasta el 23 de marzo cuando realizaron su primera muestra con obra del pintor Rodolfo Nietoy se inauguró una sala con su nombre. ■ Juan Alcázar, director de ese museo, señala que si a la Catedral llegaban menos feligreses, a los museos les fue peor: “Habría que preguntarle al cura cuánto bajaron sus feligreses. Si ahí, que van por fe, bajaron, aquí en el museo con más razón”. ■ Otros tantos espacios culturales, como el Centro de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el Museo del Palacio, el Espacio de la Diversidad, la Fonoteca Eduardo Mata, el Museo de las Culturas de Oaxaca y el Museo de Arte Popular de Oaxaca, sufrieron lo propio: grafitis y pintas en sus paredes, algunos vidrios rotos y falta de visitantes.

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