La lluvia inundó la cancha del Estadio Coyotes de La Joya, Texas, por lo que el encuentro entre Santos Laguna y el Chicago Fire, fue suspendido. (Cortesía El Mañana de Reynosa)
Los Guerreros regresan hoy mismo a la Comarca Lagunera.
TORREÓN, COAH.- Santos Laguna y el Chicago Fire no pudieron jugar el partido amistoso que estaba programado ayer, debido a un torrencial aguacero que cayó en la localidad de La Joya, Texas, el cual inundó la cancha del Estadio Coyotes.
La tormenta que abatió al suburbio de Mc Allen impidió el desarrollo del encuentro, ya que el agua cubrió tanto la pista de tartán como los costados de la cancha y al no cesar la lluvia, los organizadores de la empresa Hugo’s & Company, en conjunto con los equipos, decidieron suspender el juego.
Los Guerreros regresarán a Torreón la mañana de este jueves por vía aérea en charter desde el Valle de Texas, para entrenar tentativamente y dependiendo de los tiempos de traslado, a las 13:00 horas en el Centro de Alto Rendimiento Santa Rita.
Apenas el Chicago Fire había anunciado la contratación del delantero costarricense Paulo César Wanchope, quien sería presentado oficialmente como nuevo jugador del equipo militante en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos.
El vocero oficial de la escuadra de Illinois, Daniel Jankowski, indicó que el espigado artillero centroamericano, firmó un contrato por una temporada para defender los colores del club donde también milita el tico Gonzalo Segares.
Juan Carlos Osorio, nuevo técnico del Fire, conoció al Wanchope cuando el costarricense militó en el Manchester City de Inglaterra, donde el colombiano era asistente técnico. Tras varias lesiones de delanteros y Paulo César sin equipo, luego de salir del Tokyo FC de Japón, el estratega solicitó al Fire contratar al atacante mundialista en 2002 y 2006.
Sin TV en la Comarca
Además el equipo a través de un comunicado de prensa, informó que por decisión de la televisora que posee los derechos de transmisión de los partidos de Santos Laguna (TV Azteca), los juegos como local de la próxima temporada 2007-2008, no serán transmitidos por televisión abierta en la Comarca Lagunera.
El pasado viernes 13 de julio, durante la presentación de abonos para los torneo Apertura 2007 y Clausura 2008, se le cuestionó al presidente de los Guerreros, Alberto Canedo Macouzet, la intención de bloquear los juegos de los albiverdes en el Corona.
El directivo vaciló con los representantes de los medios de comunicación de la región y no logró despejar ninguna duda, dejando esa posibilidad abierta que ya se ventilaba tanto en TV Azteca como en Sky. Ahora la única manera de ver los juegos en la región, será a través de dicho sistema satelital en el sistema pago por evento, tal como ocurre en otras plazas del país.
PLANEAN REPROGRAMACIÓN
El partido entre Santos y Chicago Fire no fue suspendido sino pospuesto, aseguró ayer la directiva de Hugo’s/Company Promotions.
Luego de que el encuentro no pudo realizarse por la fuerte tromba que azotó el condado de La Joya, los organizadores dejaron en claro que la afición no perderá sus boletos.
“Desde hoy (ayer) por la noche estaremos en la mesa de negociaciones para preparar la siguiente fecha, desgraciadamente esta fecha no será inmediata, más o menos en uno o dos meses... acudiremos a los respectivos hoteles de los equipos para tratarlo directamente con las directivas“, aseguró Sergio Núñez, coordinador de medios.
Núñez destacó que el equipo de Santos Laguna estuvo siempre en la mejor disposición de jugar el partido incluso hoy por la mañana, pero el Chicago Fire no podía hacer lo mismo debido a que tienen que cumplir un compromiso el próximo viernes.
“Ambos clubes estuvieron en la mejor disposición, incluso se esperaron más de dos horas, pero el agua no cedió”, expresó el directivo.
Los encargados de Hugo’s/Company Promotions informaron que el boleto que el público adquirió para este partido, será válido para el próximo encuentro, de ahí la importancia de conservarlo, además la promotora desarrollará una logística para poder identificar a la gente que compró su entrada.
“Les recomendamos que para mayor seguridad acudan a la tienda Señor Gol para que puedan registrarlos y facilitar así el proceso”, acotó.
Una copiosa lluvia comenzó a empapar la ciudad texana desde unas horas antes de las siete de la tarde, aun así decenas de aficionados hacían fila en las taquillas del estadio con la ropa mojada y las ilusiones frescas.
En esos momentos, algunos sacaban la vuelta a los charcos y peleaban con el intenso viento que no permitía mantener un paraguas vertical. Pero para cuando llegó la hora pactada no sólo los Santos eran de La Laguna. Todo el estadio era una enorme laguna con olas y todo.
Pero pocos se movieron. Los de Santos firmes cual guerreros y los aficionados a Cuauhtémoc Blanco bravos como ambulantes de Tepito. Aquí nadie se agüita. A pesar de que la lluvia no daba tregua, el sonido local anunció que no habría cancelación. Este juego se juega.
Para ese entonces ya estaban los que habían improvisado impermeables con bolsas de plástico y los que simplemente retrocedían a la niñez y disfrutaban el aguacero con la ilusión que da la esperanza.
También hubo quien aprovechó el improvisado desfile de camisetas mojadas y dio por bien pagado su boleto, ante la infructuosa labor de algún novio celoso que buscó tapar los encantos de su amada aunque fuera con el cubresol plateado de los carros.
El tiempo pasaba y el aguacero no. Algunos aseguraban que era la peor tormenta en muchos años. Los puestos de comida se convirtieron en el lugar ideal para matar el tiempo y los baños en refugios para quien perdió las ganas de seguir retozando en los charcos. Los niños, como pollitos mojados soportaron, sin opción, el absurdo espejismo de sus padres, quienes a pesar del diluvio juraban que habría juego, pues “Santos ha jugado hasta con tormentas de arena”.
Pasó una hora y media y fue entonces cuando se desató la otra tormenta. La de la realidad inminente de que el partido, sin botes de vela, no podría jugarse. Los del Chicago Fire, Blanco incluido, salieron literalmente por la puerta de atrás ante el húmedo abucheo popular.
Fue Oswaldo quien sacó la cara a la lluvia para decirle a la afición lo que era irremediable. Ofreció disculpas, agradeció el apoyo y prometió recompensas. La gente le correspondió con porras y aplausos. Tomaron sus húmedas ilusiones, sus “pollitos mojados” y comenzaron la emigración con la frente empapada, pero en alto.