Los niños en su mayoría consumen frituras con salsa y refrescos que compran los mismos padres de familia.
La mayoría de los niños que llevan lonche a la escuela portan frituras, golosinas y refrescos
Se debe prohibir solamente el consumo de los artículos que son nocivos para la salud en las escuelas, ya que es imposible evitar que los niños ingieran comida “chatarra”, porque la pueden conseguir en la calle o en sus casas, manifestó el director de la escuela primaria Vicenta Saracho, Edilberto Silva Ávila.
El profesor de sexto año de primaria José Antonio Villegas comentó que si el Gobierno del Estado quiere erradicar que los niños consuman este tipo de comida, debe suprimirla de todas las escuelas.
Las madres de familia manifestaron que los alimentos que se venden en la escuela deben estar preparados higiénicamente y además de rendir un informe de las ganancias que tienen las autoridades con la venta de comida.
Uno de los alumnos que cursa el sexto año de dicha institución señaló que le dio apendicitis debido a que comía frituras con salsa, por lo que ahora su dieta es de alimentos blandos, aunque indicó que a veces consume alguna fritura.
En un sondeo realizado por El Siglo de Durango en este plantel educativo, el Director comentó que no existe comunicación, al menos de forma oficial, para dejar de vender comida “chatarra” en las escuelas.
De esta forma, Silva Ávila expresó que durante el receso los niños compran en la cooperativa muchas veces porque no se alimentan bien en sus casas y que a su oficina han llegado pequeños con presión baja porque no comieron.
“La opinión con respecto a ese procedimiento nos parece un poco ortodoxa, está bien que el escolar es cautivo de las decisiones del directivo o del maestro, pero cuánta razón tenemos o qué tan justos somos cuando coartamos lo que ellos desean comer y lo que sus padres y abuelos les han inducido que coman... los niños con nivel de presión la mayoría de las veces es por hambre porque su mamá no tuvo tiempo de darles nada y calla su conciencia con una moneda”, comentó.
Dijo que la mitad de los niños que llevan lonche a la escuela portan frituras, jugos de dudosa calidad, refresco gaseoso, lo que es permitido por los padres.
“Entonces, qué le voy a servir: un plato de sopa, un huevo frito, para que sea un alimento adecuado, o me voy a poner a hacerles jícamas, mangos, todo eso que los niños no aceptan”, añadió.
Explicó que a consecuencia de esto los alumnos comprarán por la barda este tipo de productos que van a ser más perjudiciales para los niños ya que esos puestos tienen artículos de dudosa higiene y calidad.
Este plantel educativo tiene una cooperativa que maneja el personal de intendencia y con ello se compran artículos necesarios para las actividades que se desarrollan en la escuela.
Los productos que se venden son molletes, hot-dogs, gorditas, pizza, sopa instantánea, refrescos, jugos, agua fresca, frituras y dulces.
“Los puestos se abren a las 11:00 horas y los niños compran lo que quieren, y si no, compran estampas para los álbumes y detalles; sí hay unos productos muy nocivos para el estómago, pero será cuestión de unos tres, no todos son ‘chatarra’, creo que lo correcto es empezar por la familia”, enfatizó.
Recalcó que hay que marcar los productos que son muy agresivos al aparato digestivo, porque hay niños que han consumido comida “chatarra” durante mucho tiempo y no les ha pasado nada; “yo creo que le están poniendo demasiado ganas a un asunto que no tiene mucha importancia”, minimizó.
De esta forma, precisó que desde hace diez años que la escuela no tiene pizarrones y que en todas las aulas hay pintarrones; cuentan con el programa de Enciclomedia, y han comprado mesas más cómodas, lo cual se ha logrado por la cooperación de los padres de familia así como de las ganancias de la cooperativa.
“Sí se puede en una prohibición total, porque si prohíben casi todo y hacen sugerencias como las que han informado, los niños no van a comprar nada; la otra forma es marcar los productos que en verdad hacen daño y prohibirlos y nosotros estaríamos dispuesto a obedecer, pero la principal forma de arreglar el tracto digestivo de los niños no es la escuela”, concluyó.
Por su parte, el profesor de sexto año, José Antonio Villegas de la Torre, comentó que si el Gobierno quiere erradicar el consumo de estos alimentos en las escuelas, el problema se debe atacar desde la raíz y prohibir su venta en todos los establecimientos.
Añadió que gran parte de las ganancias que se obtienen con la venta de estos productos se destina para la compra del material que no les surte la Secretaría de Educación del Estado (SEED) y que a través de ello se pueden subsanar las necesidades que se presentan.
“A los niños se les debe acostumbrar desde la casa a ingerir alimentos sanos, y lo que debe hacer el Gobierno es quitar los alimentos de las tiendas y así iniciarían, no se brincarían hasta la primaria, sino que llegarían al problema desde la raíz, no aquí en la escuela.
PADRES DE FAMILIA
En un sondeo realizado con madres de familia de niños de este plantel, se percibió que su mayor preocupación radica en la venta de productos que no están elaborados higiénicamente así como en comercialización de salsas que tienen ácidos, que han provocado gastritis y severas enfermedades como apendicitis.
Las madres aceptan que sus hijos comen muchas frituras con salsa y que en ocasiones se han enfermado, por lo que indicaron que las autoridades deben orientar más a los padres de familia.
Asimismo, Cristian, un pequeño de 12 años y que cursa el sexto año de primaria, comentó que él comía muchos productos que le hacían daño como frituras con mucha salsa roja y que a raíz de ello le quitaron el apéndice.
Comentó que a raíz de su operación, que mostró a la representante de este medio de comunicación, come frutas -en particular, papaya-, para tener un buen funcionamiento de sus intestinos y que pocas veces después de su cirugía ha vuelto a comer frituras.
Productos
En la escuela Vicenta Saracho se venden los siguientes productos:
Molletes.
Hot-dogs.
Gorditas.
Pizza.
Sopa instantánea.
Refrescos.
Jugos.
Agua fresca.
Frituras.
Dulces.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.