Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial se encuentra bajo el escutrinio público. (Archivo)
AGENCIAS
Washington, EU.- Mientras el proceso en torno a la suerte de Paul Wolfowitz al frente del Banco Mundial ha iniciado su cuenta regresiva, su futuro parece ahora incierto frente al surgimiento de probables candidatos para sucederlo en el cargo.
La revelación se produce mientras un grupo especial lleva a cabo una investigación más a fondo en torno al manejo administrativo llevado a cabo por Wolfowitz y sus asistentes en los dos años de su gestión.
La investigación fue ordenada por el Directorio Ejecutivo del Banco, reunido por nueve horas a puerta cerrada el pasado jueves, atendiendo a su vez la solicitud del Comité de Desarrollo del Banco y el FMI hecha dos semanas atrás.
En su pesquisa, el grupo, cuya conformación no se detalló, considerará aspectos que tienen que ver con temas como las reglas del personal, el código de conducta para miembros del Directorio y el residente.
Asimismo revisará posibles "conflictos de interés y regulaciones éticas", según el anuncio del Directorio, un grupo de 24 directores que representa a la membresía de 185 países.
El escándalo fue desatado al divulgarse que por encima de las reglas de la institución, Wolfowitz promovió a su compañera sentimental, Shaha Ali Riza, una funcionaria del Banco Mundial, y le garantizó aumentos sucesivos de sueldos.
Aunque tras la reunión del Directorio Wolfowitz indicó, a través de un comunicado, su disposición a aceptar las recomendaciones de este cuerpo, reflejando su confianza que podría sobrevivir este escándalo, su futuro ahora parece incierto.
Ello después de revelarse que la Casa Blanca ha iniciado ya la búsqueda de un posible sucesor para el ex número dos de El Pentágono durante la invasión a Irak en 2003.
De acuerdo con el periódico inglés The Times, el ex ministro de finanzas de Afganistán, Ashraf Ghani, es uno de los candidatos considerados por la Casa Blanca para ocupar el cargo frente a una eventual partida de Wolfowitz.
La mención de Ghani, constituye no sólo un mal indicio para Wolfowitz, quien públicamente continua gozando del apoyo de la Casa Blanca, pero a la vez representa un hito.
El viernes, la vocera presidencial Dana Perino reiteró que Wolfowitz cuenta con la confianza plena del presidente George W.
Bush, si bien no es la primera vez que la Casa Blanca recurre a un doble discurso frente a casos incómodos como este.
Tradicionalmente la presidencia del Banco ha sido ocupada por un ciudadano de Estados Unidos desde su fundación, aunque en años recientes ha crecido la presión de los países en desarrollo de abrir la selección a un proceso más equitativo y democrático.
Este dominio por parte de Washington va acorde al que ejerce Europa en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde la silla de la presidencia ha estado siempre reservada para un ciudadano de sus países, en una regla no escrita ampliamente denunciada.
El que Washington pueda ejercer ese dominio en el Banco se explica por su control sobre el 16.4 por ciento de los votos del directorio, seguido por Japón con 7.9 por ciento, y que tradicionalmente apoya las gestiones estadounidenses.
De llegar Ghani a la presidencia, sería el primer no-estadounidense en presidir el cargo de la institución fundada en 1945 tras la ratificación de los acuerdos de Bretton Woods, que dieron origen también al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Empero, hay quienes estiman que la simple salida de Wolfowitz no pondría fin a los problemas asociados con su manejo.
Para Kenneth Rogoff, parte del problema con Wolfowitz fue la forma como se dio su arribo, acostumbrado a imponer su voluntad.
"Por lo que se sabe, Wolfowitz es brillante, pero parece inconcebible que un proceso de selección abierto, transparente y multilateral lo hubiera elegido como cabeza del Banco Mundial", dijo recientemente al citar su inexperiencia en el área de desarrollo.
Rogoff, quien sirvió brevemente como economista en jefe del FMI, consideró que aún si Wolfowitz es forzado a renunciar "no se ganará nada si se permite al presidente George W. Bush seleccione de manera sumaria a su reemplazo.
"De una forma u otra, el proceso de selección para el liderazgo del Banco y el FMI requiere urgentemente ser cambiado. Lo que la debacle de Wolfowitz nos está enseñando es que se acabó el tiempo para la paciencia y el status qou".