Nueva Delhi.- Mientras que nosotros estamos trabados en el grotesco proceso de buscar cómo arreglar el entuerto de haber descabezado al Instituto Federal Electoral, en la India la discusión política se centra en estos días en cómo ponerse de acuerdo en los términos del Undécimo Plan Nacional de Gobierno.
En 1952 se iniciaron los Planes Nacionales siete años después de la Independencia. A lo largo de los años, estos planes quinquenales han mantenido una singular continuidad por encima de los distintos partidos y coaliciones que han ganado las mayorías parlamentarias. En buena medida los éxitos que India ha alcanzado, venciendo primero los dramáticos problemas del hambre para después dedicar esfuerzos a la industrialización y al alivio a la pobreza, se deben a la metódica aplicación de dichos planes.
La confección de los Planes Nacionales corresponde a una Comisión encabezada por el Primer Ministro en consulta con las fuerzas políticas y los sectores económicos del país. Ahora el proyecto está proponiendo alcanzar un crecimiento del 9% anual. Muchas voces se escuchan insistiendo en que en si el crecimiento no necesariamente significa progreso nacional equilibrado.
Para responder a esta cuestión de índole social, el proyecto presentado a los partidos políticos prevé porcentajes importantes del presupuesto destinados a las castas y tribus marginadas que la Constitución de la India siempre ha reconocido. Cuál es la línea que separa a los sectores más pobres del resto de la comunidad es parte de la difusión que ahora se tiene. Algunos estados, los más ricos, piden que se revisen los criterios para evitar discriminaciones.
El Primer Ministro, Manmohan Singh, tiene una responsabilidad muy particular en este debate ya que fue el que, hace poco más de una década el que inició, como Ministro de Economía, la apertura de la India hacia inversiones privadas incluyendo las extranjeras. Con el paso del tiempo la India se está enganchando a las corrientes de la globalización y a la economía de mercado.
Los efectos de la “modernización”: son palpables en términos de incrementos sorprendentes en el Producto Nacional. Simultáneamente, sin embargo, se ha abierto la brecha entre los ricos y las pujantes clases medias frente a las mayorías que aún no pueden acceder a los beneficios del capitalismo darwiniano.
Uno de los efectos más notorios en los últimos tiempos ha sido la masiva migración hacia las ciudades desde un campo que urgentemente requiere más apoyos para subsistir y dar trabajo e ingresos a su población. Este asunto asume un interés particular cuando se trata de estados vecinos con China. El gobernador de Arunchal, reclama la creación de polos de desarrollo en su estado que lo equipare a los meteóricos avances al otro lado de la frontera. Es necesario retener la población en el norte de la India para este fin. Las oportunidades que ofrece el impulso que Beijing da a las provincias occidentales bien podrán desvanecerse si no se atienden rápidamente.
Tanto Manmohan Singh, como figuras de la relevancia de Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, elevan sus voces contra una política de crecimiento a toda costa sin ninguna ventaja para los agricultures. La desigualdad que genera la operación de la economía de mercado tiene que contrarrestarse. El Doctor Sen enfatiza la prioridad de la educación sobre todos los demás factores.
El gobernador del estado sureño de Kerala, uno de los más desarrollado de la India, ha declarado que la economía liberal nunca podrá vencer las desigualdades sociales. Sólo las acentuará. Es indispensable apoyar la agricultura campesina hacienda que sea remunerativa mediante reformas en el sistema de tenencia de la tierra y mayores financiamientos. Hay que fortalecer el poder de compra de los pobres, asegurando buenos precios. El gobernador, de un partido de izquierda, sigue diciendo que hay que gravar a los ricos que cada vez se hacen más y más poderosos. Es la única forma de detener el crecimiento desbocado que está haciendo de la India una sociedad de graves desequilibrios en la que aumenta la miseria.
La coyuntura política del momento en la India se centra pues en la definición de metas y su composición. De esta discusión saldrá el Undécimo Plan y con él, las directivas de acción para todos los sectores durante los siguientes cinco años. En este lapso, se realizaran las elecciones generales. Posiblemente en 2008. Nadie sabe si la actual coalición encabezada por el Partido del Congreso se mantenga o no en el poder o si el fundamentalista BJP regrese. Lo que a todos les queda claro es que el Undécimo Plan será respetado y que el país seguirá creciendo a su impresionante ritmo.
Nueva Delhi, diciembre de 2007.
juliofelipefaesler@yahoo.com