Hindú de aspecto frágil y gusto por la ropa tradicional, Pratibha Patil, de 72 años, es abogada de profesión y durante su vida ha puesto en marcha varias iniciativas solidarias, aunque sus críticos alegan que su apuesta por la Presidencia ha estado avalada sólo por su estrecha amistad con la líder del Partido del Congreso, Sonia Gandhi. (EFE)
Patil se impuso por más de 300 mil votos a su rival.
En el sexagésimo aniversario de su independencia, la India eligió ayer a la Presidencia del país por primera vez en su historia a una mujer: la hasta ahora gobernadora del estado noroccidental de Rajastán, Pratibha Patil.
“Ésta es la victoria de los principios. Los principios del pueblo indio”, proclamó una risueña Patil haciendo el gesto de la victoria con los dedos, en un discurso retransmitido en directo por el canal NDTV.
La nueva presidenta, que asume un cargo más bien ceremonial pero de fuerte carga simbólica, ha obtenido 2,931 votos, frente a los 1,449 de Shekhawat, el candidato de la Oposición, aunque por puntos Patil se impuso por más de 300 mil a su rival.
El alambicado sistema electoral presidencial indio, formado por 5,000 legisladores y cerrado al resto de la ciudadanía india, usa el mecanismo de voto único transferible, con el cual cada elector tiene la opción de votar por más de un candidato, pero estableciendo un orden de preferencia.
El voto secreto de cada elector -776 diputados nacionales y 4,120 regionales- tiene un peso ponderado en función de la representatividad del escaño que cada uno ostenta, con una suma total de 1,098,000 puntos.
“El voto a favor de Patil es un voto contra las políticas divisorias”, opinó el primer ministro indio, Manmohan Singh, lanzando un dardo contra los partidos de la Oposición.
La presidenta del gobernante Partido del Congreso, Sonia Gandhi, destacó, por su parte, que “es un gran momento para las mujeres, porque es la primera vez que tenemos a una mujer como presidenta”.
A medida que avanzaba el recuento de votos, una multitud celebraba la victoria de Patil en su localidad natal, Nadgaon, en el estado de Maharashtra, mientras que los simpatizantes del Congreso repartían caramelos, bailaban y aplaudían a la nueva presidenta en las ciudades más importantes del país.
La discreción de Patil contrasta con la popularidad del jefe de Estado saliente, el musulmán Abdul Kalam, un científico nuclear de larga melena blanca que renunció a presentar su candidatura tras no recibir el apoyo de los partidos en el Gobierno y de la Oposición.
Los comicios se han caracterizado por la ruptura del tradicional consenso entre los principales partidos y por las acusaciones de corrupción contra Patil.
Tras un punto muerto en que se barajaron los nombres del ministro del Interior, Shivraj Patil, y del titular de Exteriores, Pranab Mukherjee, el Congreso propuso a sus socios de Gobierno la candidatura de Patil.
Patil, de 72 años, se convierte así en una de las mujeres más poderosas de la India, junto a Sonia Gandhi y la jefa de Gobierno del estado de Uttar -el más poblado del país-, la líder “intocable” Mayawati, cuyo partido ha apoyado a la candidata gubernamental.
Gandhi agradeció explícitamente a Mayawati el apoyo de su partido a Patil, en el primer guiño entre ambas líderes antes de los comicios generales de 2009, donde el voto de los “intocables” podría ser determinante para formar Gobierno.
En clave política, el ascenso a la jefatura de Estado de Patil da aún más poder a Sonia Gandhi, con la que la nueva presidenta mantiene una estrecha amistad.
Gandhi renunció a ocupar encabezar el Gobierno por las críticas a su origen italiano tras su victoria en las elecciones de 2004 y colocó en su lugar al actual primer ministro, Manmohan Singh.
Patil se consolidará oficialmente como la decimotercera jefa de Estado de la India el próximo miércoles, cuando entrará a vivir por fin en el palacio presidencial, el fastuoso “Rashtrapati Bhavan”.
Las jefas de Estado
Pratibha Patil engrosa la lista de mujeres al frente de una Jefatura de Estado o de un Gobierno. Otras mujeres que llegaron a jefa de Estado y de Gobierno son:
La socialista Michelle Bachelet en Chile y Ellen Johnson-Sirleaf en Liberia, quienes lograron en 2006 acceder a la jefatura del Estado por primera vez en la historia de sus países.
Se unieron así al reducido club de mujeres elegidas presidentas, formado actualmente por Mary Mcaleese, en Irlanda; Gloria Macapagal en Filipinas y Tarja K. Halonen, en Finlandia.
A ellas hay que sumar la ministra suiza de Asuntos Exteriores y vicepresidenta, Micheline Calmy-Rey, elegida presidenta de Suiza para 2007, cargo de carácter rotatorio entre los miembros del Gobierno Federal colegiado.
Además, ejercen como primeras ministras: la canciller Ángela Merkel en Alemania, Luisa Diogo en Mozambique y Helen Clark en Nueva Zelanda.
A ellas las precedieron otras que en distintos periodos rompieron tabúes, como Sirimavo Bandaranaike, de Sri Lanka, que en 1960 se convirtió en la primera mujer elegida primera ministra en el mundo. Seis años después, en 1966, Indira Ghandi ocupaba ese cargo por primera vez en la India. En 1969 Golda Meir fue la primera en ganar en solitario el poder político de Israel y llegar a jefa de Gobierno.
En 1975, Elizabeth Domitién, de la República Centroafricana, fue designada primera ministra por el presidente Jean Bedel Bokassa, la primera mujer en ese cargo en África. En 1979, Margaret Thatcher fue la primera mujer elegida primera ministra del Reino Unido. Un año después, Vigdis Finnbogadóttir fue la primera presidenta de Islandia, mientras Gro Harlem Brundtland era elegida primera ministra de Noruega en 1981.
En el continente Americano, ocho mujeres llegaron a presidentas: la argentina María Estela Martínez de Perón fue la primera presidenta latinoamericana en 1974; además, la boliviana Lidia Gueiler, la nicaragüense Violeta Chamorro, la guayanesa Janet Rosemberg, la ecuatoriana Rosalía Arteaga, la panameña Mireya Moscoso, la haitiana Ertha Pascal-Trouillot y la chilena Michelle Bachelet, de las que sólo cuatro (Guayana, Nicaragua, Panamá y Chile) pasaron por las urnas.
En los 46 países en los que el jefe de Estado es un rey, emperador o en sus variedades orientales, emir o sultán, sólo tres mujeres ejercen esa representación: las reinas Isabel de Inglaterra, Margarita de Dinamarca y Beatriz de Holanda.