Una mujer y su amante, ambos indígenas, comparecieron semidesnudos a su juzgamiento público por infidelidad en medio de la noche, se sentaron sobre hierbas espinosas y recibieron baños de agua helada, ante la mirada de pobladores de la comunidad andina La Cocha que observaban esta forma de castigo ancestral.
Florinda Pilaguano, de 32 años y Giovanni Chiguano, de 20, caminaron en ropa interior desde sus improvisadas celdas de una casa del pueblo, hasta el lugar de juzgamiento al aire libre, según imágenes del canal Ecuavisa.
Con sus brazos abiertos y atados a una viga de madera, Pilaguano y Chiguano se sentaron sobre una especie de cama construida con ortiga, chilca (un arbusto resinoso) y otras hierbas que son utilizadas para azotes de castigo.
Allí ante la mirada de decenas de pobladores y voces de reprimendas y rezos, recibieron un baño con agua helada, que para los indígenas es una señal de purificación.
El escarmiento público es una forma de aplicar justicia de acuerdo a las costumbres indígenas. Más que el dolor físico, la vergüenza y la exposición a la comunidad representa una muestra de lo que otros pueden recibir, de cometer faltas.