El presidente de EU George W. Bush (izquierda) fue recibido ayer por la canciller alemana Angela Merkel antes del inicio de la cumbre del Grupo de los Ocho. (EFE)
La reunión cumbre del Grupo de los Ocho arrancó ayer sin visos de un acuerdo sobre metas concretas para combatir el cambio climático, el tema estrella del encuentro.
La cumbre en este balneario a la orilla del Mar Báltico, en el norte de Alemania, comenzó por la noche con una recepción de la canciller alemana Angela Merkel, la cual estuvo precedida por algunas reuniones bilaterales y encuentros con la prensa en las que se puso de manifiesto las diferencias que aún persisten sobre la reducción de los gases de efecto invernadero.
Uno de los primeros encuentros fue el de Merkel con el presidente estadounidense George W. Bush, quien manifestó a la anfitriona su disposición a trabajar con Alemania en el combate al cambio climático, aunque reiteró su negativa a fijar en este momento metas específicas para reducir las emisiones.
Pese a las diferencias, Bush dijo haber asegurado a Merkel su “fuerte deseo” de trabajar con ella en la búsqueda de un nuevo plan para cuando expire el Protocolo de Kyoto en 2012, mientras que la canciller alemana afirmó que la reunión con el presidente estadounidense fue “una muy buena conversación y un muy buen debate”.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se mostró pesimista sobre acuerdos concretos en materia de cambio climático. “No espero que esta cumbre establezca objetivos”, dijo Barroso en rueda de prensa horas antes de la recepción oficial.
Alemania ha propuesto el llamado “objetivo de dos grados”, a través del cual sólo se permitiría que la temperatura mundial subiese dos grados Celsius. Según los expertos ello significaría una reducción global de emisiones de un 50 por ciento por debajo de los niveles de 1990 para 2050. La propuesta alemana va encaminada a encontrar un acuerdo que sustituya el Protocolo de Kyoto de 1997 y el cual no ratificó Estados Unidos.
Bush también aprovechó para intentar bajar los ánimos en torno a su propuesta de instalar un escudo antimisiles en la República Checa y Polonia, un tema que llevó al presidente ruso Vladimir Putin a advertir el fin de semana que de concretarse el plan se vería obligado a apuntar sus armas contra sitios europeos.
“Rusia no es el enemigo. No es necesaria una respuesta militar porque no estamos en guerra con Rusia”, dijo Bush. Añadió que esa nación “no es una amenaza”.
Asombra a Bush que le traduzcan al alemán
El presidente de EU, George W. Bush, expresó ayer su asombro de que sus palabras tuvieran que ser traducidas al alemán durante su primera comparecencia ante la prensa en la cumbre del G8 en Heiligendamm.
Durante una declaración conjunta con la canciller alemana Angela Merkel, Bush ya había terminado de hablar cuando un traductor comenzó a repetir en alemán lo que él había dicho.
“Todo el mundo habla inglés, ¿no?”, dijo con una sonrisa. Merkel, divertida, le pidió que fuera “paciente” y le indicó que se mantuviera de pie a su derecha, en el jardín del Hotel Gran Kempinski donde almorzaron juntos.
Tras terminar la traducción, Bush le preguntó a Merkel: “¿es eso lo que he dicho?” y Merkel le respondió, en inglés, “casi al cien por ciento”.