Inicia temporada de caza de focas
EFE
Toronto, Canadá.- Los pescadores de las islas Magdalena han cazado en las últimas horas sólo treinta focas, pero la apertura de la veda, que este año concluirá a mediados de abril con la muerte de 270 mil animales, ha reabierto la polémica sobre esa caza comercial.
El portavoz del ministerio de Pesca canadiense, Phil Jenkins, confirmó ayer que la primera jornada de caza en la zona meridional del golfo de San Lorenzo se había saldado con la captura de “unas treinta focas”.
Jenkins explicó que según las informaciones recibidas ayer, sólo dos embarcaciones habían salido a cazar en el primer día de la apertura de la veda.
La razón de tan escasos números son las malas condiciones del hielo en la región, donde el aumento de las temperaturas ha provocado la práctica desaparición de la costra helada que cubre habitualmente las aguas del golfo.
Las focas necesitan el hielo para dar a luz sus crías y para que éstas sobrevivan durante las primeras semanas de vida, cuando no tienen fuerzas para nadar.
La falta de hielo este año en partes del golfo de San Lorenzo provocó que las autoridades canadienses redujesen a 270 mil el número total de focas que se permite cazar, 65 mil menos que hace un año.
Pero eso fue este lunes y en el sur del golfo. A partir de hoy miércoles y en la zona norte del golfo, en el estrecho de Belle Isle (entre Québec y Terranova y Labrador), centenares de pescadores empezarán la verdadera caza. En pocas horas, los pescadores se harán con la cuota de alrededor de 90 mil animales que corresponden a esa zona.
El resto, hasta alcanzar las 270 mil focas, serán cazadas a partir del 12 de abril en las aguas situadas frente a la costa nororiental de la isla de Terranova.
Jenkins señaló que las condiciones del hielo en el norte del golfo parecen ser mucho más propicias y en las últimas semanas los funcionarios del ministerio de Pesca canadiense han detectado significativas concentraciones de focas.
Pero las organizaciones ecologistas y de protección animal han criticado la decisión de Ottawa de permitir que centenares de miles de focas sean cazadas otro año más, a pesar de las difíciles condiciones ambientales con las que se enfrentan los mamíferos marinos debido a las elevadas temperaturas del pasado invierno.