Ibrahim Gambari, intentará convencer a la Junta Militar de Birmania (Myanmar) para que ponga fin a la represión y la violencia. (EFE)
Las fuerzas de seguridad detuvieron hoy a decenas de personas en una operación llevada a cabo en Rangún menos de 24 horas después de que el enviado especial de las Naciones Unidas, Ibrahim Gambari, intentará convencer a la Junta Militar de Birmania (Myanmar) para que ponga fin a la represión y la violencia.
La amplia redada tuvo lugar en el casco viejo de la ciudad y se centró en hogares situados cerca de la gran pagoda de Shwedagon, uno de los puntos emblemáticos de los participantes en la sucesión de protestas pacíficas que la pasada semana fueron acalladas a tiros y golpes por soldados y policías.
Los detenidos, según testigos citados por emisoras de radio vinculadas a la disidencia birmana, fueron sacados de sus hogares durante la noche del martes y esta madrugada y subidos en camiones militares que partieron con destino desconocido.
Las mismas fuentes dijeron desconocer la cifra de detenidos, pero calcularon que ascendía a varios cientos, y que entre ellos figuraban familias enteras.
Entre las personas detenidas durante esa amplia redada figura una empleada de la representación de las Naciones Unidas en Birmania, de 38 años y cuya identidad no fue revelada para no entorpecer las negociaciones con las autoridades militares para lograr su puesta en libertad, indicaron fuentes del organismo.
También con ella, fueron detenidos su marido y los dos hijos de la pareja, confirmó el jefe de la representación de la ONU, Charles Petrie.
Algunos residentes relataron que en la antigua capital birmana la atmósfera era tensa, y que por las calles patrullaban vehículos con soldados que por medio de megáfonos advertían a los ciudadanos que se disponían a realizar más detenciones.
Hasta el momento, la Junta Militar no ha dado ninguna indicación sobre dónde recluye a las personas detenidas durante las últimas dos semanas en Rangún y otras ciudades del país, cuya cifra se cree que asciende a varios miles.
El relator de la ONU para los derechos humanos en Birmania y jurista brasileño, Sergio Pinheiro, a quien durante los últimos tres años los generales no han dejado entrar en el país, declaró el pasado martes en Ginebra que son miles las personas detenidas.
Según informaciones divulgadas por la radio Voz Democrática de Birmania (DVB), cerca de mil 900 personas, entre ellas bonzos, monjas budistas, estudiantes y civiles, están presas en una escuela técnica de Insein, cercana a la prisión del mismo nombre y al norte de Rangún, que ha sido habilitada para dar cabida a los detenidos.
Entre los prisioneros, de acuerdo a radio DVB, hay monjes de entre 16 y 18 años y novicios de cinco y diez años, que, al igual que las monjas budistas, han sido obligados a vestir ropas civiles.