El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, fue partidario de cerrar Guantánamo tras asumir el cargo, porque considera que “mancha” la imagen de su país y arroja dudas sobre la legitimidad de los juicios militares.
Según The New York Times, que cita fuentes anónimas del Departamento de Estado, el Pentágono y la Agencia de Seguridad Nacional, Gates intentó, tras asumir el puesto y durante tres meses, que la Casa Blanca cerrara la prisión en suelo cubano “lo más rápido posible”.
De su lado estuvo la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, pero fue imposible convencer al vicepresidente Dick Cheney y al fiscal general Alberto Gonzales. La discusión terminó cuando Bush respaldó a estos últimos, puntualizó el diario.
La intención de Gates era fijar un “plan de acción específico” para desmantelar Guantánamo, un deseo que ha expresado en reiteradas ocasiones el propio Bush, comentó The New York Times.
Si embargo, el mandatario ha indicado también que esto no podrá suceder en el corto plazo, recordó el matutino.
La idea de Gates era la de trasladar a los presos sospechosos de terrorismo retenidos en Guantánamo a suelo estadounidense para que fueran juzgados en el país, lo que suscitó reacciones en contra, al temer que de esta forma tendrían más garantías judiciales.