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Intolerancias| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Los legisladores del PRD no aceptarán la presencia en la tribuna del Congreso de quien no cuenta con la legitimidad que sólo da una elección democrática”.

Resolutivo del PRD

El PRD, en su décimo Congreso Nacional, ha tomado formalmente la decisión de impedir que el presidente de la República, Felipe Calderón, suba a la tribuna este próximo 1ro de septiembre para dirigir el tradicional mensaje político a la nación. Incluso el ala más moderada del partido, la misma que ante protestas de los radicales ha planteado la necesidad de tener una negociación con el gobierno para buscar una “Reforma del Estado”, se ha unido a esta posición.

Esta decisión confirma que este próximo 1ro de septiembre, cuando el PRD asuma la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, los mismos perredistas impedirán que el presidente de la República pueda subir a la antes llamada máxima tribuna de la nación para leer su mensaje político.

Algunos políticos sostienen que esto es positivo. El informe, dicen, era una indebida ceremonia de culto al presidente. Olvidan que hace casi 20 años perdió ese carácter. Con los gritos, interpelaciones, lemas coreados como porras, máscaras de puerquito, carteles de protesta, tomas de tribuna, sombrerazos, puñetazos y bloqueos de accesos, el informe presidencial se ha convertido en el más notable ejemplo del bajísimo nivel cultural y de la intolerancia de muchos de nuestros políticos.

Pese a la opinión de los políticos que se enorgullecen de sus desplantes de intolerancia, los mexicanos siguen prefiriendo un informe tradicional, en que el presidente se dirija a los legisladores, a los funcionarios públicos y a los mexicanos desde la tribuna del Palacio Legislativo. Una encuesta telefónica de Demotecnia, la firma de María de las Heras señala que el 73 por ciento de los mexicanos quiere que el presidente lea su Informe ante el Congreso, como se hizo durante tanto tiempo hasta que el PRD lo impidió el año pasado. Otro sondeo, éste de BGC, Ulises Beltrán y Asociados, también telefónico, señala que la mala opinión del PRD pasaría de 51 a 77 por ciento en caso de que este partido impidiera una vez más la lectura del Informe presidencial.

El presidente Calderón, cuya popularidad ha registrado un descenso en las últimas semanas, ha encontrado en este rechazo del PRD una gran oportunidad para fortalecer su imagen. Ha entendido bien el deseo de los mexicanos por dejar atrás los gritos y sombrerazos para pasar a una nueva era de cooperación política. Por eso su propuesta de debatir con los legisladores de oposición ha obtenido la aprobación del 89 por ciento de los encuestados por BGC.

El rechazo no sólo al debate sino incluso a permitir que el mandatario pronuncie su discurso desde la tribuna tendrá seguramente un costo político para el PRD mientras que fortalecerá al presidente Calderón. Cada vez que los mexicanos empiezan a olvidar los desplantes de intolerancia del PRD –como el plantón sobre el Paseo de la Reforma, el cierre de los accesos del Palacio Legislativo al presidente Vicente Fox en su último Informe, la toma de la tribuna legislativa y los golpes para impedir la entrada del presidente Calderón a su toma de protesta- los perredistas se encargan de recordárselos a la población.

En este momento, el escenario más probable del 1ro de septiembre es que el presidente Calderón llegue al Palacio Legislativo, se le impida el acceso al pleno o a la tribuna, entregue su Informe por escrito y se vaya. Los perredistas festejarán, los panistas protestarán y los priistas culparán a unos y otros de cerrazón.

El presidente Calderón leerá un informe abreviado por cadena nacional. Tendrá así un público más amplio, tanto por la hora como por usar todos los canales de radio y televisión y no unos cuantos, y mandará el mensaje de que una vez más es víctima de la intolerancia del PRD. Unos días después Marcelo Ebrard presentará su informe en el Distrito Federal y debatirá sin problemas con legisladores de todos los partidos. Los panistas subrayarán que ellos sí son respetuosos de los gobernantes del PRD, mientras que los perredistas siguen siendo tan intolerantes como siempre.

La obra ya está escrita y se encuentra lista para representarse. Cada actor conoce muy bien su papel. Es poco probable que alguien se aparte del guión.

Pero para quienes estamos convencidos de la necesidad de contar con un diálogo entre las fuerzas políticas, y de tener en México un verdadero partido de izquierda democrática, este sainete se convierte en una tragedia en que los ciudadanos seguimos sosteniendo con nuestros impuestos a una clase política que no se ha enterado de que la política es diálogo.

IMAGEN DEL CONGRESO

Las cámaras de diputados y senadores han gastado verdaderas fortunas en campañas de publicidad que buscan mejorar su imagen, pero ésta no hace más que caer. A la pregunta de “qué tanta confianza tiene usted en el Congreso de la Unión (diputados y senadores)”, sólo el 5 por ciento de los encuestados telefónicamente por BGC responde que “mucha” mientras que el 21 por ciento afirma que “regular”. El “poco” y el “nada” representan el 72 por ciento de las respuestas. Es el peor desempeño del Congreso ante la opinión pública en mucho tiempo. Todavía el 7 de septiembre de 2006, el 30 por ciento decía que le tenía “mucha” confianza al Congreso y el 19 por ciento que “regular”.

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