El Siglo de Durango
Problemas como hábitos inadecuados de alimentación en cantidad, horarios o tipo de comida, en niños de tres a cinco años, pueden propiciar enfermedades físicas no diagnosticadas y conflictos emocionales, indicó Alicia Robledo Galván, especialista de Desarrollo Físico y Emocional del Niño, quien dijo que el 48 por ciento de las consultas del control del crecimiento corresponde a pequeños que tienen este padecimiento.
“Cuando un niño no crece, está bajo o excedido de peso para su edad, sexo, complexión y características hereditarias, estamos ante un problema relacionado con la alimentación, para cuyo tratamiento también es importante hacer otras valoraciones a fin de descartar causas orgánicas”, explicó.
Dijo la especialista del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que las bases de una correcta alimentación son la provisión adecuada de comida en cantidad y calidad, para que se logre un equilibrio sin escasez ni abuso de algunos productos, los cuales deben manipularse con higiene.
“También es fundamental que los alimentos sean servidos a los niños en un ambiente emocional agradable, y que la acción de comer sea para satisfacer su hambre y sentido del gusto, no motivados por obtener un premio o una recompensa. Los horarios de comida deberán fijarse y respetarse, además de evitar la ingesta de alimentos ‘chatarra’ entre comidas”, mencionó.
Explicó que una de las causas para que se origine este problema es el ambiente emocional debido a que en México la hora de comer es la hora de la reunión familiar y de la convivencia; y expresó que “si este tiempo se desarrolla entre peleas y chantajes, el niño asociará el tiempo de alimentarse con algo desagradable, lo que le impedirá disfrutar sus alimentos y dificultará su digestión”.
Otra causa frecuente de trastornos de la alimentación es el consumo de alimentos “chatarra” entre los horarios de desayuno, comida y cena, lo que ocasiona que los pequeños no tengan hambre a la hora de las comidas fuertes y que se genere un desequilibro en la ingesta de nutrientes; por ejemplo, en el abuso de azúcares, carbohidratos o grasas y carencia de vitaminas, minerales y proteínas.
“Cuando los problemas no son de hábitos ni emocionales, es importante descartar enfermedades infecciosas o parasitarias, síndrome de mala absorción intestinal u otras causas severas como cáncer, leucemias e incluso, anorexia”, manifestó
Dijo que está comprobado que la salud de la edad adulta depende en gran medida de lo que se come en los primeros años de vida y esto tiene qué ver con el desarrollo y la aceleración de factores de riesgo para la hipertensión arterial, la diabetes y hasta con el cáncer, “por eso es importante vigilar que la población infantil tenga una nutrición sana y adecuada”, concluyó.
48
por ciento
de las consultas del control del crecimiento