Los guerrilleros de Jezbolá están escondiendo sus cohetes entre la población civil del sur del Líbano a fin de evitar ser detectados por las Fuerzas de Israel y de la ONU, dijeron ayer fuentes militares israelíes.
Las medidas forman parte de la reorganización del grupo guerrillero después de la guerra de 2006, indicaron. Durante el conflicto bélico de 34 días, Jezbolá lanzó cerca de cuatro mil cohetes hacia centros poblados israelíes, mientras que los ataques terrestres y aéreos del estado judío causaron importantes daños a las aldeas y vecindarios libaneses.
El Líbano criticó a Israel por apuntar a áreas de población civil, en tanto que el Estado judío dijo que Jezbolá era responsable porque operaba en medio de civiles y los ponía así en riesgo.
Durante la guerra, muchos de los cohetes de Jezbolá estaban en áreas rurales despobladas, donde los guerrilleros excavaron redes de túneles, manifestaron los informantes.
Pero nueva información de inteligencia del Ejército indica que esas posiciones han sido abandonadas y que los guerrilleros se han trasladado a áreas pobladas que mejor encubren las actividades del grupo.
Los funcionarios hablaron a condición de mantener sus nombres en el anonimato por la naturaleza delicada del tema.
El cese del fuego que terminó con la guerra estipuló que las Fuerzas de la ONU en el sur del Líbano aumenten a 13 mil soldados con la misión de impedirle a Jezbolá acercarse a la frontera con Israel.
Yasmina Bouziane, portavoz de esa Fuerza en el Líbano, se negó a efectuar declaraciones sobre el informe israelí.
Un funcionario de Jezbolá en Beirut también se negó a realizar comentarios. La fuente, que habló a condición de mantener su nombre en el anonimato por la naturaleza delicada del asunto, sólo dijo que en el pasado los guerrilleros de Jezbolá lanzaron cohetes a Israel desde áreas de valles y montañas, y no desde poblaciones.
La guerra de 2006 comenzó cuando guerrilleros de Jezbolá atacaron un retén de seguridad israelí en la frontera, matando a tres soldados y capturando a otros dos. En los combates murieron 159 israelíes, incluyendo 119 soldados y más de mil personas en el Líbano, la mayoría civiles, de acuerdo con estadísticas de grupos de derechos humanos y el Gobierno libanés.