El volcán, situado en Puebla, puede perder sus glaciares en un plazo de 20 años si persisten los patrones climáticos actuales, alertan científicos de la UNAM.
De mantenerse los patrones climáticos actuales, en las próximas dos décadas se extinguirán las masas heladas del volcán Iztaccíhuatl, como ocurrió en el año 2000 en el Popocatépetl, advirtió el investigador Hugo Delgado Granados.
El especialista del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó en un comunicado que las tasas de acumulación de hielo de los glaciares mexicanos no sólo son bajas, sino negativas, razón por la cual retroceden de manera alarmante.
Dio a conocer que para analizar el estado que guardan estas formaciones, integrantes del citado instituto establecieron estaciones meteorológicas en el Pico de Orizaba y próximamente se instalarán en el Iztaccíhuatl.
Expuso que éstas son las estaciones climatológicas más altas en el continente americano -a más de cinco mil metros- y únicas desde el Polo Norte hasta Bolivia, para vigilar el clima de los glaciares mexicanos, que son los únicos en las latitudes 19 y 20 grados norte.
Es decir, añadió Delgado Granados, no hay otras masas heladas en el planeta en esa ubicación, de ahí la importancia de estudiarlas y determinar la situación ambiental que las rodea.
Explicó que en el caso mexicano la desaparición de los glaciares es preocupante porque se relaciona con procesos de desertificación.
Además, juegan un papel importante como reguladores de la temperatura local. Delgado Granados abundó que si los glaciares desaparecen, el calor empezaría a subir y se registraría la extinción de especies de flora en las montañas, así como erosión, y dichos efectos deben evaluarse.
En su opinión, las tres estaciones meteorológicas no sólo aportan información a los glaciólogos acerca de las condiciones meteorológicas que afectan a esas cumbres, sino datos que pueden ser utilizados para el entendimiento del cambio climático.
Un glaciar, definió, es aquella masa con un régimen establecido de ganancia y pérdida de hielo. Debe tener movimiento. La caída de nieve o granizo, las heladas o ventiscas, permiten la llegada de agua a la zona de acumulación, en donde la nieve se transforma en hielo de glaciar, un hielo duro y denso de color azul intenso.
Avanza o se hace grande cuando la acumulación es mayor que la merma en verano o época de calor. Por el contrario, si tiene un régimen donde el desgaste es mayor que el depósito, retrocede. Este último es el estado de la mayor parte de los glaciares del mundo, y las mexicanas no son la excepción, puntualizó.
En el Popocatépetl, Delgado Granados aclaró que aun cuando se ven partes blancas en su zona más alta, ya no se conforma un glaciar.
Son remanentes de un par de ellos. "No existen ni tienen movimiento, ni un régimen de acopio y pérdida. Son sólo restos de lo que ahí hubo".
En tanto, en el Iztaccíhuatl y el Pico de Orizaba todavía los hay, pero son sumamente vulnerables, pues la tasa de acumulación de hielo es mucho menor que la de merma, observó.