?Los hombres mantienen sus acuerdos mientras no les convenga a ninguno romperlo?. Solón
El presidente Calderón no tenía más opción política que buscar alguna forma de detener con rapidez el aumento en la tortilla. Si, como intuimos, tanto él como su equipo viven al pendiente de las encuestas de opinión, sin duda se habrán dado cuenta que el alza en la popularidad del presidente generada por los operativos contra el narcotráfico se ha perdido por el alza en las tortillas.
Por eso ayer el presidente se sacó un as de la manga: un Acuerdo para Estabilizar el Precio de la Tortilla, inspirado en los pactos de los tiempos de Carlos Salinas de Gortari.
Trece fueron las medidas que anunció el secretario de Economía, Eduardo Sojo, ayer en Los Pinos con el apoyo de funcionarios de Gobierno y representantes de organizaciones y empresas como el Congreso Nacional Agropecuario, la Confederación Nacional Campesina, Maseca, Bimbo, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio (ANTAD) y Wal-Mart. Entre ellas se cuentan el acuerdo para vender la tortilla a 8.50 pesos por kilo en el valle de México, la distribución de tortilla subsidiada a 3.50 pesos en las tiendas de Diconsa, la continuación de la venta de tortilla en supermercados a seis pesos kilo, el aumento a la importación de maíz tanto blanco como amarillo y el fortalecimiento del Sistema de Control y Vigilancia de Tortillerías.
Este programa pretende mantener los precios estables hasta el próximo 30 de abril, cuando el maíz proveniente de la nueva cosecha primavera-verano debería suavizar la presión de los mercados.
El acuerdo de Los Pinos establece que los agentes comerciales se comprometen ?a abastecer y vender a la industria del nixtamal maíz blanco nacional a un precio no mayor de 3.50 pesos por kilo, cribado y envasado y entregado en molino, en la zona metropolitana de la ciudad de México y hasta agotar existencia?. La industria de la harina del maíz, a su vez, ?se compromete a mantener un precio promedio de venta no mayor a cinco pesos por kilo?.
El acuerdo está bien armado. A menos que cambien radicalmente las condiciones de mercado, permitirá que el Gobierno de Calderón estabilice el precio de la tortilla en 8.50 pesos, que es el objetivo de todo el esfuerzo.
Pero hay varios puntos que inquietan. El primero es que el acuerdo de los ?agentes comerciales? de vender el maíz blanco a un precio de 3.50 pesos por kilo no significa un sacrificio. Este precio equivale a 3,500 pesos por tonelada, cuando lo que están vendiendo estos intermediarios es maíz de la cosecha otoño-invierno o incluso primavera-verano del año pasado que les costó entre 1,200 y 1,450 pesos por tonelada.
Si el propósito de mantener el maíz almacenado durante estos meses era obtener un lucro especial, éste ya se ha logrado.
Si bien el acuerdo subraya el hecho de que la PGR ?atenderá de manera inmediata? las denuncias de violación al artículo 253 del Código Penal Federal que castiga el acaparamiento, la ocultación y otras prácticas con el propósito de obtener un alza en los precios o afectar el abasto, la verdad es que el Gobierno no sólo dejando está dejando de castigar a quienes han acaparado el maíz en las últimas semanas sino que los está premiando al aceptar el precio de 3,500 pesos por tonelada de maíz blanco.
Si los grandes intermediarios están siendo premiados por su acaparamiento, toda la fuerza del Estado se está aplicando en cambio para castigar a los microempresarios que operan tortillerías. El acuerdo señala que la Procuraduría Federal del Consumidor intensificará el Sistema de Control y Vigilancia de las Tortillerías para evitar el incremento injustificado en el precio.
De hecho, desde antes de este pacto la Profeco se ha empeñado en una campaña para clausurar tortillerías. Como no hay fundamento legal para ello ?ya que, como las propias autoridades nos han repetido constantemente, no hay ya controles de precios en el país? lo que están haciendo es clausurar las tortillerías bajo cualquier pretexto, usualmente que la báscula no está perfectamente calibrada. Olvidan que las tortillerías no tienen forma de almacenar por mucho tiempo la masa y que no son ellas las culpables de acaparamiento y especulación.
No deja de ser significativo que mientras que en Los Pinos ayer estaban los personeros de los grandes comercializadores, que son los únicos que tienen la capacidad para acaparar suficiente grano para modificar el precio, las tortillerías no estaban representadas. El propio Eduardo Sojo señaló que había en la reunión representantes de 5,000 tortillerías. Pero el presidente de la Industria de la Masa y la Tortilla, Lorenzo Mejía, quien representa a 150,000 tortillerías en el país, fue ?des-invitado?.
En fin, el hecho es que el acuerdo puede lograr de momento estabilizar el precio de la tortilla... y eso es lo que vale políticamente. Habrá que ver más adelante si se toman las medidas que permitan aumentar la eficiencia de la producción de maíz y fomentar la competencia en la distribución. Esto sería la solución de fondo al problema.
EL DICTADOR
Hugo Chávez avanza cada vez más hacia la dictadura. Ya ha comenzando un tercer mandato y ha anunciado que modificará la constitución para permitir su reelección indefinida. Ayer, una supina Asamblea Nacional aprobó por unanimidad una ley que le permite gobernar por decreto durante 18 meses. Como Hitler y Mussolini, Chávez ha empezado su dictadura por la vía del voto y de las instituciones.