?El Gobierno, que fue diseñado para el pueblo, ha caído en manos de los líderes y sus patrones, los intereses especiales?. Woodrow Wilson
Una de las experiencias más tristes en nuestro país es visitar el centro de la Ciudad de México y ver cómo la privatización de las calles en beneficio de unos cuantos grupos de comerciantes ambulantes ha hundido en el abandono lo que debería ser uno de los cascos históricos más atractivos de México. Por eso es tan importante respaldar con vigor el compromiso de Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, de limpiar de ambulantes las calles del Centro Histórico antes de 2008.
La decisión no será fácil de aplicar. Los líderes de los ambulantes, los cuales pertenecen a las viejas estructuras del PRI, han advertido que no abandonarán las calles. Ebrard se ha comprometido públicamente a negociar y buscar empleos para los afectados a fin de que éstos dejen el centro de manera voluntaria. Pero la experiencia nos dice que será muy difícil llegar a acuerdos con ellos.
Los comerciantes ambulantes tienen ventajas enormes sobre los establecidos. No es solamente el hecho de que no pagan alquiler, electricidad, prestaciones sociales o impuestos. Gozan, además, del beneficio de encontrarse al paso de un gran número de clientes potenciales. Esto les permite aprovechar la compra de impulso, la cual surge cuando el consumidor se encuentra en su camino con un producto que se le antoja.
Debido a las anteriores ventajas, la rentabilidad del comercio ambulante es muy superior a la que puede lograrse en cualquier comercio establecido. Muchas de las negociaciones que en el pasado se han realizado para retirar a los ambulantes de la vía pública han fracasado precisamente por eso.
Recordemos que en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando Manuel Camacho Solís era regente de la ciudad y el propio Marcelo Ebrard secretario de Gobierno, se intentó una reubicación de ambulantes a una serie de plazas comerciales, por cierto no muy lejanas a las calles en que operaban. A pesar de las enormes facilidades que el Gobierno dio a los reubicados para adquirir los locales en dichas plazas, el proyecto fracasó. Las plazas hoy están abandonadas. Y la razón es que no hay forma de generar la misma rentabilidad en una plaza cerrada que en una calle transitada. Por eso los ambulantes reubicados volvieron a invadir las calles.
Hay otro incentivo que hace difícil negociar con los ambulantes: y es que el negocio de los líderes es, precisamente, venderles a los comerciantes su pedazo de banqueta o de calle. En el momento en que los ahora vendedores ambulantes pudieran tener tiendas en propiedad o arrendadas en las que cumplieran con todos los requisitos de Ley, desaparecería la necesidad de contar con líderes que les vendieran protección. Éstos se quedarían sin su negocio, el cual es extraordinariamente rentable. Los líderes de los ambulantes tienen así un poderoso, pero perverso incentivo para evitar cualquier arreglo que haga que sus protegidos operen dentro de la ley.
Mucho se dice que el problema para eliminar el comercio ambulante sería la desaparición de empleos informales que hoy permiten la subsistencia de miles de familias. Es verdad que la economía de aquellas personas que no tuvieran ya la posibilidad de recurrir al comercio informal sufriría en un primer momento un golpe brutal. Pero la eliminación del ambulantaje haría que por lo menos una parte de sus ventas se trasladara al comercio formal, lo cual permitiría la creación de un número importante de empleos formales. La limpieza del ambulantaje del centro, por otra parte, generaría de manera gradual una mayor afluencia de personas, tanto capitalinos como turistas, que permitiría el surgimiento de una nueva y más sólida actividad económica en la zona.
Otras ciudades del país han logrado limpiar sus centros históricos de ambulantes. Esto ha ocurrido en municipios controlados por distintos partidos políticos. Ahí están como ejemplos Morelia, Zacatecas, Querétaro y San Luis Potosí. Todas estas ciudades disfrutan hoy de los beneficios de tener un Centro Histórico limpio de ambulantes.
No será fácil que el Gobierno de la Ciudad de México pueda erradicar el comercio ambulante del centro. Si esto fuera tan sencillo alguien ya lo habría logrado. Ebrard no es el primer gobernante de la Ciudad de México que promete hacerlo, pero hasta ahora todos los que lo han intentado han fracaso.
Sin embargo, Ebrard tiene varios factores de su lado. Por una parte, es un gobernante muy enérgico, como lo demuestran sus medidas en Tepito. Por la otra, los líderes de ambulantes a los que se enfrentará son del PRI y no de su propio partido, el PRD. Esto le deja las manos libres para tratar de poner fin a una privatización de las calles que mucho daño le ha hecho a una ciudad cuyos intereses prometió defender.
HURTADO
El precedente que ha establecido el Senado es preocupante. Carlos Hurtado ha sido rechazado por el Senado como subgobernador del Banco de México no por falta de capacidad técnica o por haber incurrido en alguna falta ética sino simplemente como parte de una venganza política. No es, tal vez, una tragedia. Hurtado sabrá encontrar otros empleos y el Banco de México terminará consiguiendo a su nuevo subgobernador. Pero no deja de ser inquietante que los senadores sigan utilizando las facultades que les otorga la Constitución para defender sus propios intereses políticos y no para buscar el beneficio del país.