?La cárcel más incómoda y triste de todas es la pobreza?. Salvador de Madariaga
Si algo nos ha comprobado el laborista Tony Blair, quien ha sido primer ministro del Reino Unido desde mayo de 1997, es que un Gobierno puede reducir la pobreza, especialmente la que afecta a los niños, si se dedica realmente a ello. También nos ha demostrado, sin embargo, que este esfuerzo puede ser bastante caro.
En los 12 meses que concluyeron en marzo de 1998, cuando Blair apenas empezaba su Gobierno, el 24 por ciento de los niños en el Reino Unido vivían en condiciones de pobreza. Esta cifra disminuyó al 11 por ciento en el año terminado en marzo de 2005.
Este avance adquiere mayor relevancia si se considera que la definición de pobreza que utiliza el Reino Unido no es, como la mexicana, una cifra fija que equivale a la cantidad que se requiere para cubrir las necesidades mínimas de una familia. En la Gran Bretaña la cifra de pobreza se determina como un porcentaje del ingreso medio de la población. Y dado que éste ha venido aumentando consistentemente en los últimos años, por las políticas a favor del mercado de Blair, la definición de pobreza ha subido de manera significativa.
Son varios los mecanismos que, según el gobierno de Blair, han contribuido a reducir la pobreza entre los niños británicos. En 1999, para empezar, el régimen laborista estableció un salario mínimo que el Reino Unido nunca había tenido, el cual es actualmente el doble del que existe en Estados Unidos. Pero si bien el sueldo mínimo ha aumentado los ingresos de quienes se encuentran en el nivel más bajo del mercado laboral, ha hecho más difícil encontrar un empleo a quienes tienen menos educación y viven en mayor pobreza.
De mayor impacto en el combate contra la pobreza han sido ciertas reformas a las reglas de los programas de apoyo social. Uno de los cambios ha permitido a los pobres tener un trabajo remunerado sin necesariamente perder los subsidios gubernamentales que reciben. Con anterioridad muchos pobres, y especialmente las madres solteras, encontraban que no les convenía trabajar, ya que al empezar a percibir un sueldo perdían en automático su subsidio. Esto ya no ocurre, por lo menos hasta que el sueldo rebasa ciertos mínimos. El Gobierno británico ha impulsado también créditos fiscales que permiten a las familias con niños mejorar de manera sustancial su nivel de vida.
Un programa adicional, que puede tener efectos especialmente positivos en el futuro, es el llamado Sure Start, inspirado en el Head Start de los Estados Unidos, que garantiza que muchos niños pobres de tres a cuatro años puedan tomar cursos de educación preescolar. Los especialistas han encontrado que los niños que empiezan su escolaridad de manera temprana tienen mejores posibilidades de avanzar posteriormente en la vida.
El problema es que el gasto para todos estos nuevos programas sociales ha contribuido a que el superávit fiscal que Blair heredó de los gobiernos conservadores de Margaret Thatcher y John Tower se convierta en un déficit público de tres por ciento del Producto Interno Bruto. Esto aumenta la deuda pública y hará que las futuras generaciones tengan que pagar el gasto que el actual gobierno esté llevando a cabo.
Los dirigentes del Partido Conservador afirman que Blair ha creado un sistema de subsidios extraordinariamente complejo que tiene muchas veces consecuencias negativas. La pobreza está disminuyendo, señalan, no porque la economía esté creciendo más, que sería lo sano, sino porque están aumentando los subsidios, lo cual genera una dependencia de los pobres hacia las dádivas del gobierno. Aun cuando es cierto que los nuevos programas no obligan a quienes reciben apoyos a declinar el empleo para no perder sus beneficios, sí los hacen mantenerse en los trabajos de más bajos ingresos. Cuando el sueldo sube más allá de cierto nivel, el trabajador/beneficiario de subsidio empieza a perder dinero. Así, al igual que en otros programas basados en subsidios, se genera así un incentivo perverso. Los receptores de programas sociales no pueden ascender en el escalafón laboral, y asumir puestos de mayor responsabilidad, porque pierden los subsidios.
A pesar de todos estos cuestionamientos, no hay duda de que Blair ha demostrado que se puede tener un Gobierno de izquierda, con políticas de combate a la pobreza a través de la acción del Estado, sin romper con las reglas esenciales de una economía de mercado, que el primer ministro ha promovido de manera entusiasta. Si bien el déficit fiscal es un problema preocupante, la verdad es que si se recortara el gasto militar, el cual ha aumentado de manera brutal como consecuencia de la guerra en Irak, el déficit desaparecería y el Reino Unido volvería a tener un presupuesto equilibrado.
REPÚBLICA SOCIALISTA
El Gobierno de Venezuela de Hugo Chávez, una vez ganadas las elecciones del año pasado, está tomando medidas para aumentar su control sobre la economía y sobre las ideas. Ayer pidió poderes especiales al Congreso con el fin de legislar directamente para estatizar la electricidad y las telecomunicaciones, incluida la telefonía. Hace algunas semanas anunció que no renovaría la concesión de Radio Caracas Televisión, la segunda televisora del país, la cual ha cuestionado las posiciones políticas del presidente, con el evidente fin de tomar control sobre ella. Asimismo, ayer anunció que reemplazará a la República Bolivariana de Venezuela, de su propia creación, con una República Socialista de Venezuela.