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Jaque mate| Ex presidentes

Sergio Sarmiento

?Persigue tu pasión y no tu pensión?. Denis Waitley

No es común que los legisladores de nuestro país tengan acuerdos por unanimidad. Pero esto es precisamente lo que lograron los senadores de todos los partidos que en comisiones aprobaron este pasado jueves primero de marzo una iniciativa, impulsada por el perredista Pablo Gómez, que ordenaría los sueldos de la Administración pública federal y eliminaría las pensiones de los ex presidentes.

La unanimidad de los senadores señala la popularidad política de esta iniciativa. La eliminación de las pensiones de los ex presidentes es percibida por muchos como una causa de justicia social. Qué mejor que ahorrar dinero de los contribuyentes, muchos de ellos pobres, quitando a personajes como Luis Echeverría, Carlos Salinas de Gortari o Vicente Fox las pensiones de las que gozan.

Pero antes que esta medida se apruebe en el pleno del Senado y en la Cámara de Diputados, vale la pena considerar cuando menos dos preguntas. En primer lugar, ¿es legal eliminar de manera retroactiva la pensión de una persona que ya ha realizado el trabajo para ganarla? Y, en segundo lugar, ¿es conveniente hacerlo?

Toda aplicación retroactiva de una ley debe cuestionarse. La certeza que nos debe dar el derecho desaparecer en el momento en que los legisladores pueden cambiar las leyes y reglamentos a posteriori. Así como no se puede castigar a una persona por haber realizado actos que, cuando fueron hechos, no eran ilegales, tampoco se puede exigir a un trabajador, por muy alto o por muy bajo que sea su ingreso, que deje de percibir una pensión cuyos requisitos ya ha cumplido.

Por esta razón la Suprema Corte de Justicia ha rechazado de manera sistemática la aplicación retroactiva de leyes en nuestro país. No lo aceptó ni siquiera en el caso de la legislación sobre genocidio, que específicamente señalaba que su aplicación debía ser retroactiva. Esto significa que, aun cuando la legislación elimine formalmente estos pagos, es muy probable que cualquier ex presidente que decida recurrir a un recurso de amparo conseguirá que los tribunales le restituyan su pensión.

No puede uno pensar que los senadores no están conscientes de que la aplicación retroactiva de la ley, de cualquier ley, en nuestro país es inconstitucional. Esto lleva a pensar que, más que lograr eliminar las pensiones de los ex presidentes, lo que buscan estos senadores es simplemente pararse el cuello impulsando una legislación popular que ellos mismos saben será echada para atrás por la Corte en caso de ser promulgada.

Pero independientemente de que la nueva ley sea o no constitucional, debemos preguntarnos si resulta conveniente. ¿Realmente queremos, como nación, quitar a los presidentes de la república la tranquilidad de saber que al final de su gestión los aguardará una pensión generosa?

La idea de que los ex presidentes tengan una pensión especial, independientemente de cuál haya sido su historial laboral previo, no ha surgido solamente en México. En efecto, en muchos países del mundo se considera que este tipo de pensión puede ayudar a un gobernante a no preocuparse por las consecuencias que sobre su vida personal puedan tener las decisiones que tome durante su mandato. Esto le da independencia. Y si bien una pensión no hará que un presidente corrupto cambie sus decisiones, sí puede darle a un mandatario honesto la confianza de que en los últimos años de su vida podrá gozar de un retiro tranquilo.

Las pensiones a los ex presidentes, cabe señalar, no fueron establecidas por una ley surgida del Congreso. Las creó Miguel de la Madrid con un decreto que buscaba eliminar la discrecionalidad que existía con anterioridad en esta materia. Los senadores señalan que ésta es la razón por la cual su acción puede ser ratificada por los tribunales. Pero el decreto que estableció las pensiones de los ex presidentes no deja de ser una medida legal y que refleja lo que se hace en muchos otros países del mundo.

El ahorro que el Gobierno lograría por eliminar las pensiones de los ex mandatarios sería realmente muy pequeño. Será mucho mayor el costo de tener a presidentes que, en los últimos años de su sexenio, estén pensando constantemente en quién les dará trabajo al terminar su función.

Entiendo que los políticos actuales derivan un placer especial de golpear a quienes en el pasado han tenido el cargo de mayor relevancia en nuestro país. Pero el daño que le pueden hacer a México si eliminan las pensiones de los ex presidentes sería enorme. Sólo la miopía y la visceralidad de la clase política mexicana explican que se busque eliminar estas pensiones.

VIDEOS DE TEPITO

La batalla la ha ganado hasta este momento Marcelo Ebrard. No sólo expropió los predios que quería del barrio de Tepito y logró el desalojo definitivo con relativa facilidad después de una resistencia inicial de las familias afectadas, sino que además ha conseguido un importante respaldo de la población para esta acción, como lo señalan las encuestas de opinión. Por eso parece tan insensato que el jefe de Gobierno quiera emprenderla ahora en contra de quienes, a través de videos y canciones de rap, ofrecen una expresión artística de resistencia.

¿Ha olvidado, acaso, Ebrard la larga tradición de la izquierda de defender sus posiciones con música? ¿No recuerda ya las canciones de su juventud contra los gobiernos autoritarios? ¿Se convertirá en un censor de las voces disidentes, como aquellos que los jóvenes de izquierda de su propio partido tanto cuestionaron en el pasado?

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