EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Jaque Mate| La enchilada

Sergio Sarmiento

“Mi promesa a usted y a su Gobierno, pero más especialmente al pueblo de México, es que

trabajaré tan duro como sea posible para lograr una reforma migratoria integral”. George W. Bush

El presidente de los Estados Unidos hizo ayer un compromiso importante con los mexicanos al ofrecerles hacer todo su esfuerzo para lograr una reforma migratoria integral. Pero no hay duda de que en este tema resulta más fácil prometer que cumplir.

Una reforma migratoria integral —a comprehensive immigration reform o, en otras palabras, la “enchilada completa”— implicaría no sólo la legalización de los indocumentados que actualmente se encuentran en la Unión Americana sino el lanzamiento de un programa que permitiera el ingreso de nuevos inmigrantes, cuando menos temporales, para llenar los puestos de trabajo que los estadounidenses no están queriendo ocupar.

Pero la verdad es que si esta reforma integral no se pudo aprobar cuando el Partido Republicano del presidente Bush tenía mayoría en ambas cámaras del Congreso, ahora el esfuerzo parece destinado al fracaso, ya que los demócratas, de Oposición, controlan tanto el Senado como a la Cámara de Representantes.

Hay que reconocerle al presidente Bush una actitud más liberal en materia migratoria de la que tienen la mayoría de los estadounidenses y ciertamente de los políticos de su país. Esto no es nuevo. Desde que era candidato a la presidencia en el año 2000, Bush mostró una gran apertura a la inmigración. Quizá le influía el hecho de ser tejano y empresario, lo cual le permitía entender la necesidad de contar con inmigrantes para un mejor funcionamiento de la economía. Pero cabe recordar que su propia cuñada, la esposa de su hermano Jeb Bush, el ex gobernador de Florida, es mexicana.

Como presidente, sin embargo, Bush ha debido rendirse a las realidades políticas de su país. Y la verdad es que la legalización de indocumentados o la apertura de las fronteras a un mayor número de inmigrantes, aun cuando sea con visas temporales de trabajo, son causas sumamente impopulares en los Estados Unidos.

Esto lo vimos durante la batalla por la reforma migratoria de la anterior legislatura. El presidente Bush propuso un programa de trabajadores temporales, pero dejó el detalle a los legisladores. En mayo de 2005 el senador republicano John McCain, ahora precandidato presidencial para 2008 y el demócrata Edward Kennedy propusieron una iniciativa que aceptaba la legalización de indocumentados y abría las puertas a la oferta de un número importante de visas temporales. La iniciativa, empero, también tomaba medidas para endurecer la seguridad en la frontera con México. De cualquier manera, la propuesta McCain-Kennedy no fue aprobada por los senadores.

En la Cámara de Representantes, el republicano James Sensenbrenner introdujo una iniciativa muy restrictiva que fue aprobada el 16 de diciembre del 2005. Esta propuesta consideraba la construcción de 1,100 kilómetros de nuevos muros en la frontera, obligaba a los patrones a verificar los documentos de identidad de sus trabajadores y hacía un crimen —en vez de una falta administrativa— la violación de las leyes de migración del país tanto para los inmigrantes como para quienes los auxiliaran. El republicano Arlen Specter ofreció una iniciativa intermedia en el Senado la cual fue aprobada el 25 de mayo de 2006. Ahora las dos cámaras deben buscar una iniciativa de compromiso que pueda ser aprobada por ambas.

De las propuestas disponibles, la del presidente Bush es una de las más liberales, pero las posibilidades de que logre el visto bueno de las dos cámaras del Congreso son realmente muy escasas. La derrota del Partido Republicano en las elecciones de noviembre de 2006 ha complicado las cosas. Si bien los inmigrantes mexicanos votan masivamente por el Partido Democrático que ahora controla el Congreso, muchos de los simpatizantes y miembros del partido, especialmente los trabajadores sindicalizados, ven con desconfianza a los inmigrantes mexicanos, a quienes consideran una competencia desleal.

Ayer el presidente Bush le prometió al pueblo de México que hará todo lo posible por llevar a cabo una reforma migratoria integral. Sin embargo, quizá no sea a los mexicanos a quienes deben ofrecer este compromiso. El trabajo de convencimiento debe hacerse por una parte con los políticos de su país, pero sobre todo con el pueblo estadounidense. Después de todo, son muchos los ciudadanos de la Unión Americana que tienen miedo de lo que perciben como una invasión mexicana. Y en este punto, no parece haber mucha diferencia entre quienes votan por los demócratas o por los republicanos.

La ventana para la aprobación de una reforma migratoria es muy corta. Al presidente Bush le quedan dos años nada más en la Casa Blanca. Si algo se puede lograr, tendrá que ser en este 2007. En 2008, en medio de una campaña presidencial, nadie estará dispuesto a dar la batalla por la reforma integral.

NUEVO TROPIEZO

No han terminado los temores acerca de una posible recesión en Estados Unidos. Ayer se desplomaron nuevamente los mercados bursátiles de todo el continente como consecuencia de un aumento muy pequeño, de sólo 0.1 por ciento, de las ventas al menudeo en la Unión Americana en febrero. El índice Dow Jones de Nueva York cayó 1.96 por ciento, mientras que la Bolsa Mexicana de Valores tuvo su segundo peor desplome del año con un descenso de 2.46 por ciento.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 264914

elsiglo.mx