?En la violencia olvidamos quienes somos?. Mary McCarthy
El presidente Felipe Calderón ha ordenado operativos contra el narco en dos estados en los que habrá elecciones para gobernador este año: Michoacán y Baja California. El primero tiene un Gobierno del PRD, encabezado por Lázaro Cárdenas Batel, y el segundo uno del PAN, bajo Eugenio Elorduy.
No hay indicios por el momento de que los operativos tengan un propósito político. La violencia tanto en Michoacán como en Tijuana, la mayor ciudad de Baja California, había llegado a niveles inaceptables: habría sido una irresponsabilidad del Gobierno Federal no intervenir. En las dos entidades, por otra parte, se habían registrado peticiones para el ingreso de la Policía Federal Preventiva y el Ejército. El otro estado de la República que tendrá elecciones para gobernador este año será Yucatán, que es una de las entidades con menor nivel de crimen en el país. Ahí no era necesario mandar a la fuerza pública.
La lucha contra la narcoviolencia, sin embargo, tendrá una influencia creciente sobre los resultados electorales en buena parte del país. Varias encuestas de opinión revelan que la inseguridad se ha convertido nuevamente, después de algunos años de quedar relegada, en la principal preocupación de los mexicanos. Y en las entidades donde las ejecuciones se han hecho cotidianas la inquietud es lógicamente mayor.
Si bien los operativos seguramente no fueron ordenados por razones políticas, ya empezamos a ver su politización. Así, el procurador general de la República, Eduardo Medina-Mora, ha señalado que el presidente municipal de Tijuana, Jorge Hank Rhon, quien bien puede ser el candidato del PRI al Gobierno de Baja California este año, es culpable cuando menos de omisión por la violencia debido a que supuestamente no quiso limpiar a la Policía Municipal: ?Desde luego hay una responsabilidad política de él y de otras autoridades en las tareas de renovación de los cuerpos policiales?, señaló el procurador.
A esto Hank Rhon ha respondido que, si existe una responsabilidad política suya, también ?la hay de los otro cuatro municipios? del estado, ?del señor gobernador? (el panista Elorduy), ?del procurador (del estado) que tiene a los (policías) ministeriales? y ?del actual presidente, del actual procurador (de la República) y, obviamente, del que permitió que todo esto sucediera, que fue el ex presidente Fox, que permitió que el narcotráfico invadiera México, no nada más Tijuana?.
En contraste con estos intercambios, que tienen ya un claro tinte político, el gobernador perredista de Michoacán, Cárdenas Batel, ha mantenido una actitud de abierta colaboración con el presidente panista Calderón. Esto podría sorprender si consideramos la tradicional rivalidad entre el PRD y el PAN, e incluso el hecho de que el ahora presidente Calderón fue rival de Cárdenas Batel en las elecciones para gobernador de 2001. Pero claramente Cárdenas Batel es un político sensato que entiende la necesidad de contar con apoyo federal para detener la violencia que se ha desatado en el estado. Cárdenas Batel, por otra parte, está jugando sus cartas para lo que bien podría ser un intento por alcanzar la candidatura presidencial del PRD en 2012.
Hay otros dos estados con serios problemas de narcoviolencia que no han tenido todavía operativos en este nuevo Gobierno. Se trata de Guerrero, gobernado por el perredista Zeferino Torreblanca y Tamaulipas, del priista Eugenio Hernández. En el caso de Guerrero, el siempre controvertido presidente municipal de Acapulco, el también perredista Félix Salgado Macedonio, señaló con franqueza la semana pasada, en plena temporada vacacional, que de momento no se podría aplicar un operativo como el de Michoacán o Tijuana porque éste ahuyentaría el turismo. En Nuevo Laredo, ciudad fronteriza en la que se ha concentrado la narcoviolencia en Tamaulipas y en la que el presidente Fox aplicó su programa México Seguro, ha habido una disminución en las ejecuciones en los últimos meses. Tamaulipas, a propósito, tendrá elecciones intermedias este año.
Otra región del país donde la violencia es inquietante es la zona metropolitana de la Ciudad de México, tanto en el Distrito Federal como en los municipios mexiquenses al norte de la ciudad. No hemos visto ahí tampoco un operativo federal, en parte porque la violencia que se registra en la zona no parece estar vinculada al narco.
Aun así, el Gobierno perredista de Ecatepec y el perredista del Distrito Federal han hecho un acuerdo para combatir el crimen de una manera más coordinada.
Los políticos sin duda tratarán de aprovechar la lucha contra la narcoviolencia para favorecer sus propósitos personales o de partido. Esto es inevitable. Pero los Gobiernos mexicanos, en todos sus órdenes y a pesar de sus diferencias, no tienen más opción que enfrentar esta violencia. De otra manera se perderá la misma razón de ser del Estado mexicano.
SOLDADITO DE CHOCOLATE
Andrés Manuel López Obrador no aprende. Del ?cállate chachalaca? dirigido al ex presidente Vicente Fox pasó al ?pelele? en el caso de Felipe Calderón. Ahora ha adoptado un nuevo calificativo para el nuevo presidente: ?soldadito de chocolate?. Me pregunto si de verdad López Obrador no se da cuenta de que estas descalificaciones resultan contraproducentes. El tabasqueño tiene la oportunidad de convertirse en un relevante estadista desde la Oposición. En lugar de eso, sigue empeñado en ser un mero personaje de caricatura.