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Jaque Mate| Pensiones

Sergio Sarmiento

“Me supongo que tendré que morir más allá de mis medios”. Óscar Wilde

Qué diferencia. Cuando el presidente estadounidense George W. Bush vino a México hace apenas unas semanas, parecía que todos los grupos políticos del país querían desmarcarse de él. En cambio, ahora que nos ha visitado la presidenta chilena, Michelle Bachelet, todos han entrado en competencia para buscar cercanías y simpatías.

Así, el presidente Felipe Calderón señaló en varias ocasiones los puntos de acuerdo, especialmente por sus convicciones democráticas y por su énfasis en las políticas sociales, que lo vinculan al régimen chileno. El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, también manifestó públicamente su afinidad ideológica y política con Bachelet.

Varios perredistas utilizaron una declaración de la presidenta de Chile para apoyar la posición que han venido sosteniendo en el debate sobre las pensiones del ISSSTE. Efectivamente, la presidenta Bachelet advirtió durante su presentación ante una sesión solemne del Congreso con la presencia de senadores y diputados que en su país se está considerando una revisión del sistema de pensiones chilenos que incluye cuentas individualizadas como las que ya tenemos en las pensiones de los derechohabientes del Seguro Social y las que se busca establecer en el ISSSTE.

“Estamos sacando las lecciones de lo positivo y lo negativo -dijo la presidenta- en una nueva reforma del sistema de pensiones, con lo que buscamos asegurar el derecho a una pensión básica, solidaria, digna para los chilenos que no logren ahorrar lo suficiente durante su día laboral”.

Esta afirmación ha sido considerada por los perredistas como una validación de su rechazo al sistema de cuentas individualizadas, que se contempla en la reforma del ISSSTE bajo consideración en la Cámara de Diputados.

La verdad, sin embargo, es que no es eso lo que dijo Bachelet. Ella misma habla de los aspectos positivos y negativos del sistema. Los beneficios en Chile del sistema de cuentas individualizadas son muy evidentes. El gran problema que Bachelet y otros políticos socialistas han encontrado en el actual sistema es que hay un grupo de personas cuyo ahorro individual, aun con el apoyo que por Ley reciben de los empleadores, no es suficiente para obtener una pensión digna al final del camino.

Habrá que ver cuál es el resultado de la reforma que finalmente lleve a cabo el Gobierno chileno. Si algo nos dice la experiencia política, es que una cosa es lo que se quiere y otra muy distinta lo que se puede hacer. Pero es muy poco probable que Bachelet y su equipo de trabajo vayan a eliminar el sistema de cuentas individualizadas para regresar al sistema de reparto que en Chile estaba tan quebrado en los años ochenta como lo está actualmente en el ISSSTE en México.

Lo más probable es que la reforma chilena lleve a la creación de una pensión mínima, como lo ha dicho la propia Bachelet. Pero lo curioso del caso es que esta pensión mínima, de dos salarios mínimos, ya existe en la iniciativa de reforma que está actualmente ante la Cámara de Diputados. Si el ahorro del trabajador no genera esa pensión mínima, el Gobierno aportará dinero de los contribuyentes para subsidiarla.

Hay una cosa que los mexicanos debemos finalmente empezar a entender en el sistema de pensiones. Uno puede construir un sistema tan generoso como se quiera. Pero al final alguien tiene que pagarlo. El problema con el actual sistema de pensiones del ISSSTE no es que la maestra Elba Esther Gordillo lo haya quebrado como afirma Ricardo Monreal -ningún líder sindical tiene el manejo de las pensiones del ISSSTE- sino que los políticos hicieron generosas promesas hace décadas sin nunca tomar medidas para generar las reservas necesarias para cumplirlas.

Si alguien hubiera señalado desde un principio las aportaciones reales que los burócratas y el Gobierno habrían tenido que hacer para financiar el sistema que se estaba creando en el ISSSTE, nadie lo habría aceptado. El problema es que a los políticos les gusta pararse el cuello con promesas para después dejarles la factura a los que vengan después.

¿Queremos una pensión mínima? No hay problema. ¿Queremos que sea mayor a dos salarios mínimos? Tampoco hay dificultad. Sólo que quienes legislen para crear esta pensión tendrán que estar conscientes de lo que están haciendo y del costo que tendrá.

Pero si incluso el costo actual para los servidores públicos y el Gobierno de crear cuentas individualizadas que den una pensión razonable en 30 años asusta a los políticos, podemos imaginarnos lo que ocurrirá si empezamos a elevar generosamente las pensiones de quienes menos ganen o de todos. Los costos de financiar el sistema volverán a dispararse, como ha ocurrido con el actual sistema de pensiones de los burócratas, cuyo rescate nos costará seis veces lo que el Fobaproa.

ALZA BURSÁTIL

La Bolsa Mexicana de Valores tuvo ayer un fuerte aumento de 2.96 por ciento. El Índice de Precios y Cotizaciones ha vuelto a rebasar los 28 mil puntos y se acerca a nuevos récords. Todos los mercados del continente americano subieron fuertemente como consecuencia de la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de mantener sin cambios las tasas de interés. Pero quizá lo más importante fue la señal de los miembros de la Reserva que, a pesar de las declaraciones del ex presidente de la institución, Alan Greenspan, piensan que la economía estadounidense seguirá creciendo aunque sea a un ritmo moderado.

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