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Jaque Mate|Petróleo

Sergio Sarmiento

“No es que no puedan ver la solución: es que no pueden ver el problema”. G.K. Chesterton

El propio presidente de la República reconoció este 18 de marzo en Ixhuatlán del Sureste, Veracruz, que las reservas probadas de petróleo que tenemos sólo permitirán mantener la producción durante nueve años. No es nueva esta información. Quienes estudian las reservas petroleras sólo tenían que sumar la producción anual y restarla de las reservas para sacar el resultado. Y lo habían hecho ya. La diferencia es que hoy el dato es oficial.

Casi hemos terminado de matar a la gallina de los huevos de oro. Hemos desperdiciado en los últimos 30 años toda esa gran riqueza petrolera del yacimiento de Cantarell que en un momento pareció inagotable. En lugar de que la usáramos para construir los cimientos de un México más próspero, la empleamos como simple excusa para no llevar a cabo una reforma fiscal de fondo que todos sabíamos necesitábamos.

La verdad, empero, es que el plazo se está agotando… tanto así como el petróleo. Hemos cometido el peor de los pecados económicos. Hemos utilizando los ingresos de un recurso natural no renovable para subsidiar el gasto corriente del Gobierno. Nos quedan nueve años para terminarlo.

Todavía podemos tomar medidas para aplazar, aunque no para impedir, lo inevitable. Las reservas de petróleo están cayendo porque se está agotando Cantarell, el yacimiento del cual hemos vivido en las últimas tres décadas, pero también porque el gobierno, al despojar a Pemex de sus ingresos, ha dejado a la empresa sin recursos suficientes para invertir en exploración.

¿Cuáles son las opciones que tenemos? La más obvia, por supuesto, es dejarle a Pemex un mayor porcentaje de sus ingresos para que la paraestatal pueda aumentar su inversión. Pero esto no se puede hacer si no se lleva a cabo una reforma fiscal a fondo. Aun si se hace es la reforma, que implicaría recaudar más impuestos de la población, de poco serviría si no se lleva a cabo una reforma del sistema de pensiones de los servidores públicos, porque de lo contrario todo el dinero fresco que recaudemos terminará usándose para pagar pensiones de burócratas.

Otra solución para Pemex es buscar formas de lograr que reciba nuevas aportaciones de capital. De alguna manera ya estamos viendo inversión privada en la industria petrolera de nuestro país, pero a través de subcontrataciones costosas, que no aportan tecnología ni capital, y de deuda de Pidiregas. El propio Cuauhtémoc Cárdenas ha señalado que es posible avanzar mucho más en este camino sin necesidad de cambiar la Constitución.

Otra posibilidad, para la cual sí sería necesario modificar la Carta Magna, pero que preservaría la idea de que la industria petrolera debe ser un monopolio propiedad de los mexicanos, sería permitir que Pemex colocara acciones en bolsa cuya suscripción se limitaría a mexicanos. Si bien el impedir la compra de extranjeros de estas acciones limitaría la bursatilidad y el valor de las acciones, se estaría permitiendo a los ciudadanos mexicanos ser realmente partícipes de esta institución, que hasta la fecha ha sido “nuestra” sólo de nombre.

La colocación de acciones de Pemex en bolsa, por otra parte, podría servir de base para la creación de un órgano de administración realmente independiente en Pemex. El actual consejo de administración de la paraestatal no representa los intereses de los mexicanos sino simplemente los del gobierno y del sindicato.

La solución ideal para Pemex sería optar por lo que están haciendo con éxito la mayoría de los demás países del mundo. Es muy común en el mundo que el petróleo sea propiedad del pueblo o de la nación, pero eso no significa que el gobierno tenga, como en México, monopolios encargados de manejar todos los aspectos de la industria petrolera. En países tan diversos como Noruega, Canadá o incluso Cuba, los trabajos de exploración y explotación son con frecuencia asumidos por empresas privadas que pagan regalías por los hidrocarburos que extraen o que se dividen con el gobierno local el petróleo que producen. Hay buenas razones para pensar que un sistema así sería más beneficioso para los mexicanos que el que nos obliga a cargar los costos de nuestro monopolio petrolero.

En lo personal estoy convencido de que la mejor opción para los mexicanos sería eliminar el monopolio de Pemex y permitir la libre competencia en la exploración y explotación de petróleo en nuestro país. Pero entiendo que el adoctrinamiento de décadas ha generado un rechazo a la apertura entre los mexicanos, lo cual hace esta opción políticamente inviable.

Ahora bien, si la mejor opción no es posible, hay que buscar alguna otra que nos permita aumentar la inversión en petróleo. En caso de no tomar alguna medida, estaremos condenando a morir nuestra industria petrolera. Y el día en que, lejos de exportar petróleo empecemos a importarlo, nos arrepentiremos de no haber tomado a tiempo medidas que sabíamos perfectamente eran indispensables.

LUZ Y FUERZA

El aumento total a los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro fue de 5.91 por ciento y no de 9.25 por ciento como lo señalé ayer en esta columna. La razón es que los incrementos a prestaciones no se aplican sobre el total de la remuneración. De cualquier manera, el Sindicato Mexicano de Electricistas ha conseguido un alza importante, dadas las condiciones del país, en tanto que la empresa sigue teniendo que recibir un subsidio fiscal debido a las pérdidas que registra.

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