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Jaque mate| Revolución verde

Sergio Sarmiento

?La revolución verde es un proceso continuo. La población del mundo en el 2025 será...

de 8,300 millones. Necesitaremos mil millones de toneladas adicionales de grano para ese entonces?. Norman Borlaug

Fue en México, en la década de 1940, donde empezó la ?revolución verde?. De aquí ésta se difundió a otros lugares del mundo. A través de la introducción de nuevos métodos de cultivo, de tecnología y del desarrollo de nuevas variedades de cereales se logró un notable aumento en la producción de alimentos. Este espíritu de innovación, sin embargo, se ha perdido. Ahí está como muestra la resistencia del Gobierno mexicano a aceptar la introducción de nuevas variedades de semillas, especialmente de maíz, que han mostrado tener enormes ventajas productivas y ecológicas.

En los años cuarenta el doctor Norman Borlaug (ganador del Premio Nobel de la Paz de 1970) empezó en México un programa de investigación y apoyo social financiado por la Fundación Rockefeller cuyo propósito era ayudar a los campesinos pobres a mejorar su producción de trigo. Durante casi 20 años el doctor Borlaug y sus colaboradores realizaron cruzas de distintos tipos de plantas hasta producir un trigo pequeño, resistente a distintos tipos de plagas, que ofrecía un rendimiento de dos a tres veces superior al del trigo tradicional.

En 1951 México, que había sido tradicionalmente importador de trigo, se volvió autosuficiente y, de hecho, pronto empezó a realizar exportaciones. Las nuevas variedades de trigo fueron llevadas a la India y a Pakistán, donde permitieron duplicar la producción. Allá por los años sesenta se le dio a este cambio en las técnicas y variedades de cultivo el nombre de la ?revolución verde?.

La producción mundial de granos, que era de 692 millones de toneladas en 1950, ascendió a 1,900 millones de toneladas para 1990. Este incremento se logró con un aumento relativamente modesto en la superficie bajo cultivo. ?Si hubiéramos continuado practicando una agricultura convencional -señalaba Borlaug en una entrevista para Actionbiosicence.org- habríamos talado millones de hectáreas de bosques y selvas, destruyendo el hábitat natural, con el fin de producir suficiente alimento para una población creciente. Habríamos tenido además que usar más herbicidas en mayores extensiones de campos, lo que habría dañado de forma adicional el ambiente. La tecnología nos permite tener un menor impacto en la erosión del suelo, la biodiversidad, la vida natural, los bosques, las selvas y las planicies de pastos naturales?.

El equipo de estudios del doctor Borlaug fundó en 1960 en México el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), que desarrolló nuevas variedades de ambas gramíneas. Éstas se han introducido en campos alrededor del mundo, ayudando a mejorar la cantidad y calidad de la producción. Los nuevos cereales permiten una mayor absorción de nitrógeno, por lo que requieren de menores cantidades de fertilizantes que dañan el ambiente y también resultan más resistentes a las plagas, por lo que disminuyen el uso de pesticidas que envenenan la tierra. No deja de ser paradójico, sin embargo, que las variedades de maíz generadas por el CIMMYT en México fueron primero sembradas comercialmente en otras partes del mundo, debido a los miedos de los políticos mexicanos de introducir nuevos tipo de este grano en nuestro país.

Hoy, que México enfrenta nuevos retos, hemos perdido el sentido de arrojo que nos permitió estar hace 60 años a la cabeza de la revolución verde. La Secretaría de Agricultura ni siquiera ha permitido que se experimente en tierras mexicanas con maíz transgénico, a pesar de que todas las pruebas en Estados Unidos y otros países han demostrado que éste no causa ningún daño. Si México fue pionero del desarrollo de nuevas variedades del trigo y de maíz, ¿por qué deberíamos tenerle miedo a las que están surgiendo de la biogenética? Es absurdo que no les estemos dando a nuestros agricultores los instrumentos que les permitirían competir con los de Estados Unidos y Canadá.

Jaime Yesaki, presidente del Consejo Nacional Agropecuario, hizo un llamado ayer a las autoridades mexicanas para permitir el cultivo de maíz transgénico en nuestro país. ?México necesita más maíz para garantizar el abasto, ya que se tiene que cubrir con importaciones de Estados Unidos donde el maíz es transgénico. Lo que se requiere es que se puedan sembrar transgénicos en México?. La principal oposición es, curiosamente, de una organización extranjera, Greenpeace, que al parecer tiene más influencia en nuestro país que los propios agricultores mexicanos. Esta organización se llama ?verde? a sí misma, pero se opone a la revolución verde que ha permitido enfrentar el hambre en el mundo.

CONTROLES DE PRECIOS

Algunos legisladores del PRD están exigiendo la destitución del secretario de Economía, Eduardo Sojo, por el alza en el maíz y la tortilla. Si él no puede ?controlar los precios?, dicen, entonces de nada sirve que esté en el cargo. Pero hay muy buenas razones por las cuales se han eliminado los controles de precios en nuestro país. Éstos le hicieron un daño enorme a la economía nacional. El que un político, por muy poderoso que sea, no pueda llegar a ordenar a las empresas o a las personas el precio en que deben vender sus productos o servicios, es un avance enorme que como país no debemos perder. Los controles de precios sólo sirven para crear escasez y mercados negros.

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