EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Jaque mate| Se acaba la magia

Sergio Sarmiento

En estos días en México, ?cuando uno dice que el libre comercio beneficia a la gente, nadie le cree?.

Luis de la Calle

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte le dio a México una ventaja competitiva durante algunos años. Con el ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio, la inversión extranjera que le ha dado a China mayor competitividad en manufacturas y la inversión local que ha vuelto más eficiente toda la economía china, esa ventaja competitiva se ha erosionado.

El comercio entre México y los Estados Unidos crece todavía de manera importante. En 2006 nuestras exportaciones a la Unión Americana aumentaron 10.7 por ciento para alcanzar los 198,259 millones de dólares, según datos del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Pero las exportaciones de China a la Unión Americana subieron 15.5 por ciento para registrar 287,773 millones de dólares.

En 1999 México logró desplazar a Japón como segundo socio comercial de los Estados Unidos al registrar un comercio total de 196,630 millones de dólares contra 188,330 de Japón. Pero este pasado 2006 nuestro país perdió este segundo lugar al ser rebasado por China, que alcanzó un comercio total de 342,997 millones de dólares con la Unión Americana por 332,426 millones de México.

Si bien el logro de un superávit comercial no es la razón principal de un acuerdo comercial, ya que los beneficios surgen no sólo de las exportaciones sino de las importaciones, que reditúan en una mayor competitividad en el caso de insumos y bienes de capital y en mejores precios para los consumidores en el de bienes de consumo, obtener un excedente comercial sigue siendo un objetivo importante en la política comercial de cualquier país, ya que esto permite generar un mayor número de empleos en la economía local.

Desde este punto de vista el Tratado de Libre Comercio ha sido particularmente beneficioso para México. Antes de entrar en vigor el acuerdo, nuestro país tenía un déficit comercial con la Unión Americana: en 1993 éste fue de 1,664 millones de dólares. Todavía el primer año del TLCAN, 1994, México mantuvo un déficit de 1,350 millones de dólares. A partir de entonces el déficit se convirtió en superávit que ha tenido un constante crecimiento. De 15,393 millones de dólares en 1995 pasó a 64,092 millones en 2006.

A pesar de los continuos ataques al acuerdo por parte de sus enemigos políticos, que ven en el retorno a una economía cerrada la recuperación de un México idílico de prosperidad que nunca existió, la mayor parte de la gente parece darse cuenta de que esto no es así.

Una encuesta de BGC Beltrán y Asociados señala que el Tratado de Libre Comercio sigue recibiendo un respaldo mayoritario por parte de los mexicanos. En un sondeo telefónico levantado el 22 de febrero, el 55 por ciento de los encuestados afirma estar a favor del TLCAN contra el 25 por ciento que se manifiesta en contra. La cifra de aprobación es bastante inferior a la de 76 por ciento que se registró en noviembre de 1993, cuando el tratado estaba a punto de entrar en vigor, pero sigue siendo sorprendentemente positiva si se toma en cuenta que los políticos de izquierda y nacionalistas con gran frecuencia han usado al TLCAN como chivo expiatorio de todo lo que no funciona en la economía mexicana.

El Tratado de Libre Comercio es ya, por supuesto, una parte fundamental de la economía mexicana. La economía mexicana difícilmente se podrá cerrar como lo plantean algunos políticos. Los más de 332 mil millones de dólares de comercio bilateral, y el superávit superior a los 64 mil millones de dólares, han creado empleos e intereses a lo largo y ancho de nuestra economía. Si se eliminaran, habría una revuelta incluso entre aquellos que piensan que el proteccionismo es más beneficioso para el país que el libre comercio.

El problema es que el TLCAN ya agotó su magia y hoy debemos darnos cuenta de que ésta no será suficiente para seguir impulsando a nuestro país. Son muchos ya los países que tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos o con Europa y pueden por lo tanto gozar de un acceso libre de aranceles a los principales mercados del mundo. Otros países, como China, no necesitan de esos acuerdos para ser competitivos dado sus bajos salarios, su creciente infraestructura y sus favorables leyes fiscales.

Si México quiere realmente prosperar a través del comercio, y no de la exportación de trabajadores que envíen remesas de efectivo al país, necesita tomar medidas más a fondo para volver más competitiva nuestra economía. Por eso siguen siendo tan importantes esas reformas de fondo que la clase política se ha negado a aprobar. No es una cuestión de ideología, sino de simple supervivencia.

OSCARES

Quizá esperábamos más y mejores Oscares, pero lo logrado por mexicanos en los Premios de la Academia de Estados Unidos de este domingo es, de todas maneras, sorprendente. Ahora hay que aprovechar el ímpetu para fortalecer la industria cinematográfica nacional. Nuestros triunfadores en el extranjero son cineastas que han debido abandonar el país por falta de oportunidades. Soy de los que piensan que no es cuestión de dar subsidios, pero sí de promover a los cineastas mexicanos que hacen películas de calidad para el gran público de manera que puedan recuperarse las inversiones en taquilla. Los subsidios han demostrado ser dañinos para el cine en el pasado. Hay que actuar con mayor inteligencia. Debemos invertir en el talento que tenemos.

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 262127

elsiglo.mx