Alex Syntek fue el invitado especial en el concierto del dueto Jesse y Joy la noche del sábado en el Teatro Metropolitan. (El Universal)
Jesse y Joy se acercan a sus seguidores y comparten sus temas
MÉXICO, DF.- Un color rojo en el rostro de Joy resalta cuando matiza sus canciones, con ello demuestra la energía y el esfuerzo por conseguir el tono ideal y característico de los intérpretes de “Espacio Sideral”.
Jesse fue el primero en colocarse su guitarra acústica café muy parecida a la del cantante de country Johnny Cash, músico al que admiran y que por coincidencia, usan la guitarra a su estilo y semejanza.
Rolas más adelante, los hermanos Jesse y Joy revelaron su admiración por el también conocido hombre de negro. “La verdad es que es pariente, somos Jesse y Joy Cash. Crecimos escuchándolo mucho por nuestra mamá, al igual que a los Creedence Clearwater Revival, pero Cash fue alguien que nos influenció mucho”, platicó Jesse.
El concierto será recordado por el grupo, pues después de ganar el Grammy Latino como mejor nuevo artista ya le tomaron cariño, a pregunta y felicitación expresa de los fans antes de arrancar el concierto.
“El Grammy -dijo Jesse- lo dejamos en casa”.
“De hecho me moleste con Jesse porque no le había dado de comer”, bromeó Joy, para después arrancarse con la canción que los dio a conocer: Espacio Sideral.
Para hacer más familiar esta reunión, Jesse y Joy se ofrecieron para el ritual: Pregunta-Respuesta.
La primera fue sobre la recomendación que hiciera el grupo Maná de su música.
“Estamos muy agradecidos de las personas que han recomendado nuestra música”, platicó Jesse.
“Antes de que recibiéramos el Grammy fue más emocionante, porque estas a la expectativa y el escuchar mi nombre, y el mió también -irrumpió Jesse- bueno también el tuyo, pero primero es tu nombre, entonces todavía tengo que esperarme”, agregó Joy.
Después de la diversión arrancaron con su éxito Llegaste tu y no pudieron ocultar el amor que sienten por sus dos nacionalidades, Jesse por la norteamericana y Joy por ser toda una paisana. “Las dos (nacionalidades) están primero, estando allá (Estados Unidos) cantamos en inglés y acá (México) en español, nos encantan los tacos”.
Se apresuraron con Volveré y en seguida mostraron su admiración por Maná, Café Tacvba y la emoción de algún día compartir escenario con el poeta del rock, Bob Dylan.
A petición de sus fans, entre ellos, Citli y Nayeli de 14 y 11 años, respectivamente, tocaron Nadie podrá.
Y el sueño de Nayeli se hizo realidad cuando los hermanos tocaron “Ya no Quiero”, a escasos dos metros de distancia.
Para ponerle broche final a su concierto acústico se despidieron con Esta es mi Vida, con una cuerda rota en la guitarra de Joy.
Después de los 35 minutos de show, se tomaron fotos y firmaron los discos originales de sus fans.
Viven gran fiesta
Estos adolescentes no piden permiso: gritan, se abrazan, lanzan fervorosas declaraciones de amor, corean que morirían a causa de una noviazgo mal correspondido y desean volar como los hace Superman.
El público que acudió al concierto de Jesse & Joy en el Teatro Metropólitan era fácilmente reconocible: abundaban los frenos, el acné, los peinados experimentales, celulares de colores cursis y, de vez en cuando, una fumada furtiva al cigarro.
Jesse & Joy se divertían con la misma intensidad y nivel que su audiencia: los unía eso que los sociólogos llaman identidad generacional, es decir, Joy gritaba “ouuuuuuu” y le respondía un coro: “Ouuuuuu”. Jesse preguntaba: “¿Cómo están allá arriba?” en referencia al público del segundo piso, y le respondía un coro: “Ouuuuu. Y luego Joel anunciaba una canción “que no era suya pero les gustaba mucho”, y le respondía un coro: “Ouuuuu”. Esa canción fue “Ironic”, famosa por ser el tema de la serie Dwasons Creek y fue cantada a la mitad del concierto.
Ya antes había aparecido Aleks Syntek con Quien Soy compuesta al alimón con los hermanos. Syntek fue recibido con la efusividad de quien ve llegar al hermano mayor, al ejemplo aspiracional que tiene todo adolescente precoz.
Hacia el final del concierto apareció otro invitado, Volován, banda que, por cierto, fue la telonera del concierto. Su visita no fue la del hermano mayor como en el caso de Syntek, sino la del primo extravagante: luego de haber escuchado 12 canciones melosas y rítmicas de la autoría de Jesse & Joy, Volován apareció con guitarras poderosas y sonido rockero que, aunque no es duro, contrastó con el ambiente adolescente. Juntos cantaron “Monitor” en la que la voz bien educada de Joy desapareció tras el sonido de Volován. Será que difícilmente el rosa predomina sobre el negro.
Ya solos, los hermanos cantaron Volveré, con la que otra vez aparecieron los gritos: “Ouuuu”, dio Joy; “ouuuu”, respondió el público. Para el final cantaron la inevitable Espacio Sideral que convirtió al Teatro Metropolitan en una fiesta de adolescentes a punto de ser felices.