“No castigada por la justicia, ocúltate tú mano sangrienta”.
Shakespeare (El rey Lear)
Mario Villanueva, el ex gobernador de Quintana Roo, está peleando por evitar su extradición a Estados Unidos. Afirma que en caso de ser enviado a la Unión Americana se le estaría juzgando dos veces por los mismos delitos. Por lo pronto una juez de distrito le ha otorgado una suspensión provisional en tanto se resuelve el tema de manera definitiva.
El ex gobernador de Quintana Roo fue enjuiciado por “lavado” de dinero y por narcotráfico. Se le encontró culpable por la primera de estas acusaciones y en cambio se le exoneró por la segunda. Como en el momento en que llegaron los fallos ya había cumplido seis años en la cárcel, en una prisión de alta seguridad, se le dejó en libertad. Pero en el momento de su liberación fue detenido nuevamente. Hoy está preso en el reclusorio norte del Distrito Federal mientras se ventila su proceso de extradición.
Villanueva, con quien hablé telefónicamente ayer para mi programa de radio La Red de Radio Red, afirma que es inocente de las acusaciones que se le hicieron. Dice que tiene documentos que lo comprueban, los cuales hasta el momento no he visto. Señala que se le acusó sobre la base de testimonios de oídas y de declaraciones de “testigos protegidos”. Se le hicieron, dice, “imputaciones que está demostrado en los hechos que no ocurrieron”.
El ex gobernador afirma que se le acusó de reunirse con narcotraficantes en un restaurante enfrente de la Presidencia Municipal de Cancún. Pero “resulta que el principal narcotraficante con el que supuestamente me reuní es el actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Puebla. Que nunca fue investigado… Nunca conoció al testigo protegido que supuestamente le hace la imputación.”
Virtualmente todos los reclusos afirman ser inocentes de los crímenes que se les imputan. Eso es normal, quizá humano. La gran pregunta es si Villanueva es realmente inocente o culpable. Ayer me lo preguntaban varias personas, después de escuchar la entrevista que realicé con él. Y la respuesta tiene que ser: no lo sé.
¿Por qué? Porque la transparencia no ha llegado todavía a los procesos judiciales mexicanos. Si bien un principio jurídico en nuestro país establece que las averiguaciones deben ser privadas pero los juicios públicos, la verdad es que los juicios son en buena medida privados en nuestro país.
En México no tenemos audiencias realmente públicas. El acceso a las que se llevan a cabo, junto a las rejillas de los reclusorios, suele estar limitado por el juez. Los juicios se ventilan en privado a través de documentos interminables y en buena medida incomprensibles a la mayoría de las personas. Si alguien que no esté directamente involucrado en el juicio pide los documentos, éstos se le niegan de manera rutinaria. La única manera en que los periodistas obtenemos información es a través de filtraciones de una u otra de las partes. Pero el resultado es que nunca estamos seguros si estamos obteniendo una visión equilibrada de un caso.
Con esta política el Poder Judicial dice que está cuidando la intimidad de quienes son objeto de acusaciones y la equidad de los procesos. Los juicios públicos, como los que se llevan a cabo en Estados Unidos y en la mayoría de los países desarrollados, pueden ser objeto de presiones por parte de los medios de comunicación. “Los procesos en Estados Unidos se convierten en una especie de circo debido al hecho de que son públicos -me dijo en alguna ocasión un miembro de la Judicatura Federal-. Ahí están de ejemplo los juicios de O.J. Simpson y de Michael Jackson”.
La verdad, sin embargo, es que la transparencia nos ayudaría a tener un mejor sistema de justicia. Nuestro actual sistema hace posible que se castigue sin pruebas adecuadas y sin permitirle al acusado ningún tipo de defensa.
Yo no conozco a fondo el caso de Mario Villanueva. Tomo nota del hecho que se le acusó de ayudar al narcotráfico a pesar de que un gobernador no tiene responsabilidades en delitos contra la salud. Él mismo señala que nadie más fue castigado en su proceso. Sus supuestos cómplices gozan de libertad. Nadie más en el Gobierno del Estado o en el Federal fue castigado por los delitos en que él supuestamente participó.
No le tengo ninguna confianza a los “testigos protegidos”. Éstos sólo declaran lo que se les pida o lo que se les compre. Los testimonios de oídas no deben tener ninguna validez en un sistema real de justicia. Y las declaraciones contradichas por hechos debieran también ser descartadas como pruebas.
¿Significa esto que estoy convencido de que Villanueva es inocente? No. La política oficial de sigilo en los juicios de nuestro país hace imposible que los observadores independientes podamos determinar con certeza si un acusado ha sido justa o injustamente condenado.
APERTURA AGRÍCOLA
A pesar del negro panorama que presentan algunos políticos, la apertura final del sector agrícola planteada en el TLACN para 2008 no tendrá consecuencias negativas importantes para México. Ya importamos más del 90 por ciento del maíz amarillo que consumimos y nuestro maíz blanco es competitivo. Si dejáramos de importar maíz amarillo o frijol los precios se dispararían y sufriríamos escasez. Por el contrario, nosotros podremos exportar azúcar a la Unión Americana.
Página de Internet:
www.sergiosarmiento.com