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La apuesta de los Kirchner

EL UNIVERSAL

El presidente de Argentina impulsa a su esposa para que se convierta en su sucesora, porque es su mejor opción.

Son pocos los ejemplos en el mundo de un político que teniendo grandes chances de permanecer en el poder dé un paso al costado, contra lo que recomiendan las encuestas.

El caso del presidente argentino, Néstor Kirchner, es uno de esos pocos ejemplos que no se circunscriben precisamente en el respeto a las instituciones o repentinos afanes democráticos por la alternancia en el poder, sino todo lo contrario.

La jugada de cederle la candidatura a la primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, amén de recuperar en lo inmediato la escena política, después de varios tropiezos, busca la perpetuación en la cima y abre interrogantes entre analistas y opositores, sobre las razones que movieron al mandatario a cumplir con sus amagues de dar un paso al costado.

En primer lugar la necesidad del kirchnerismo por asegurar una estructura política que le responda sin chistar, es lo que lleva al presidente a buscar tiempo para construir ese espacio que imagina superior del peronismo, ligeramente volcado a la centroizquierda en su discurso y con la fuerza necesaria para ganar elecciones hasta el año 2019 por lo menos.

De hecho la ortodoxia partidaria, los ex presidentes Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Sáa y el mismo matrimonio Duhalde, ya comenzaron a bastardear la candidatura de Cristina y a amenazar con lanzar una candidatura propia con el sólo fin de restarle votos a la rejuvenecida primera dama con el fin de forzar a una segunda vuelta en las elecciones de octubre.

“No es buena candidata”, dijo Eduardo Duhalde mientras su esposa, Hilda González, fue más dura: “a Cristina nunca le interesaron los pobres. Sólo hay que ver cómo se preocupa más de la ropa y de cómo luce, pero no la he escuchado hablar de los que menos tienen”, dijo.

Desde que confirmó su candidatura el domingo 30 de junio, Kirchner viene repitiendo el slogan de los afiches que tapan los muros de todo el país con la imagen de su consorte: “El camino recién empieza”.

“Creíamos que había empezado hace cuatro años, por lo que siempre dijo el presidente”, dicen en la campaña de Roberto Lavagna, uno de los postulantes opositores a la Presidencia para quien un eventual Gobierno de Cristina “se correría ligeramente a la derecha”.

El jefe de Estado insiste: “ella lo hará mejor que yo....”, y ella a unos días como postulante oficialista no dijo esta boca es mía. “Eso no es otra cosa que el fruto de la arrogancia que la caracteriza”, dijo Elisa Carrió.

“Una cosa era la candidatura de él y otra la de ella, que amén de lo que digan las encuestas genera rechazo en muchos sectores”, aclara el encuestador Julio Aurelio, el único que viene acertando sus pronósticos electorales.

Hay razones de mucho más peso, que se desprenden de esta decisión. “Significa un desgaste, intelectual y físico, muy grande otros cuatro años de Gobierno al nivel que lo hace Néstor”, asegura un subsecretario de Gobierno. Anunciando algo todos los días, peleándose con alguien a diario y revisando obsesivamente las cuentas del Banco Central “no hay cuerpo que lo aguante”, sostiene.

Pero hay otras y más creíbles. La ausencia de un plan económico, el crecimiento inocultable de la inflación y los compromisos de deuda trasladados en unos meses, puede modificar notoriamente el clima económico. “Y Kirchner es consciente que eso le provocaría un desgaste muy grande en un segundo mandato”, opina el analista Fernando Iglesias. De ahí que la estrategia pasa por Cristina como timonel de esa etapa previendo un regreso en 2011, cuando la pareja aún se imagina en el poder.

La crisis energética, que ya afecta a la industria y que podría afectar en breve a los hogares y el descontento por lo que no se hizo (atenuar los niveles de desigualdad o enderezar institucionalmente al país), no sólo llevó a Kirchner a lanzar al ruedo a su esposa, sino que “podría generar alguna sorpresa no muy grata con vista a los comicios”, según la opinión del analista Julián Hermida para quien “un peronista visceral como el presidente sólo deja el mando para retenerlo” y en eso hay coincidencias, entre kirchneristas y opositores: Kirchner podrá alejarse de la Presidencia, pero no del poder.

Perfil de Cristina Kirchner

Su fuerte carácter, temido por algunos políticos y un obsesivo cuidado de su imagen son dos de las características que resumen la imponente presencia de la senadora Cristina Fernández, aspirante a la Presidencia de Argentina el próximo mes de octubre.

* Cristina Fernández era un personaje con peso propio en la política nacional el 25 de mayo de 2003, cuando se convirtió en primera dama al asumir su esposo, Néstor Kirchner, como presidente de Argentina.

*La “primera ciudadana”, como le gusta que la llamen, arrasó en 2005 en las elecciones parlamentarias nacionales, con el 46 por ciento de los votos, en un “duelo de esposas” con su principal adversaria, Hilda González, esposa del ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003).

*La peronista, hija de un radical, se recibió de abogada en 1976 en la Universidad bonaerense de La Plata, un año después de haberse casado con Néstor, con quien tuvo a sus hijos Máximo y Florencia.

*En la sureña Santa Cruz, provincia nativa de Kirchner, fue donde en la década de los ochenta dio sus primeros pasos como política y de la mano de cargos parlamentarios, alimentó su trayectoria.

*Si consigue triunfar en las elecciones del próximo 28 de octubre, la senadora Fernández se convertirá en la primera presidenta de Argentina elegida por el voto directo de la ciudadanía.

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