EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La caja de Pandora

Gilberto Serna

La presencia de una suma millonaria hasta el momento carece de otra explicación que no sea la de que se guardaba en los clósets de una casa particular, por que el depositarla en una institución bancaria hubiera puesto en alerta a las autoridades, por lo inusual de su monto, de que podría tratarse de dinero mal habido, en lo que se llama “lavado” de dinero o que era el resultado de la venta de substancias químicas introducidas al país para la elaboración de productos considerados como nocivos para la salud. Una espesa cortina rodea el caso. Hasta ahora no se ha detenido a los que se prestaron a permitir que ingresaran al país los precursores químicos en cantidades que harían sospechar a cualquiera que había un contrabando de substancias prohibidas.

A menos que como se decía antaño que en nuestro país el único límite para el contrabando era que cupiera en el puente internacional que une las dos fronteras. A estas horas en cualquier país civilizado y consciente de que sus leyes deben ser respetadas, ya se hubiera dado a conocer el nombre de los jefes que dieron curso franco a la mercancía que vino de oriente. Y no sólo eso, estarían cesados y sujetos a proceso.

Al no ser así, nos estamos enterando que nos hemos hundido en un lodo de corrupción que ahoga todo, aun los escrúpulos de gente de bien que se ha dejado seducir por lo fantástico de las sumas que se obtienen en el negocio de las anfetaminas. Era tal el éxito del chino Ye Gon, que como moscas en estercolero, revoloteaban quienes sin ningún pudor quisieron hacerlo.

Lo que no encaja y deja duda, fue la súbita salida del secretario del Trabajo con rumbo a la tierra en que se encuentra Shenli. Se dijo que iba a presentar una demanda o querella ante los tribunales yanquis en contra del oriental, quien, por su parte, había propalado a todos los vientos que sus abogados darían una conferencia de prensa en que presentarían pruebas que, según él, demostrarían la participación, no sólo de aquel partido político, si no también el de un alto funcionario del Gobierno mexicano.

Las dos cosas, extrañamente no sucedieron. El secretario del Trabajo reculó manifestando que se conformaba con una disculpa y los abogados del chino-mexicano no presentaron ninguna prueba reservándose el derecho de hacerlo, se dijo, se hará cuando muera el originario de Shangai.

¿Hubo un arreglo?, ¿para eso viajó intempestivamente el secretario?, ¿se convenció de algún modo al chino, haciéndole no sé cuántas promesas, para que se abstuviera?, ¿o es un cuento sin base el dicho de Ye Gon? Son las preguntas que se formulan en las calles de esta ciudad. Lo que puede deducirse es que aparentemente hay una conjura en su contra y teme por su vida.

Lo quieren silenciar enviándolo a descansar a tres metros bajo tierra. ¿Quiénes hacen peligrar su existencia? No se tiene noticia, pero de que anda enredado con mafias, a estas alturas, nadie lo duda. De ahí que establecer que cuando muera saldrán a la luz pública sus pruebas, tenga todos los visos de que trata de adquirir un seguro de vida, precaviéndose de que los que quieran cerrarle la boca, no se atrevan a darle cuello, como él dijo, por que entonces sí se abriría la caja de Pandora. -En la teogonía griega, la mujer a la que Zeus confió una caja cerrada, para entregarla al hermano de Prometeo. La curiosidad hizo a Pandora abrirla, esparciendo por el mundo todos los males, que hasta entonces habían permanecido encerrados-.

Acaba de saberse que Shenli Ye Gon fue detenido mientras, muy quitado de la pena, cenaba en un suburbio de Washington. Que el Gobierno que preside George W. Bush se lo quiere quedar para lo cual lo acusa de elaborar medio kilo de metanfetaminas que sabía iban a ser introducidas en territorio estadounidense.

Esto tiene varias lecturas. Una que en efecto hubiese conspirado a sabiendas de que un cargamento de droga sería llevado a Estados Unidos o que la suma de dinero que se le fue incautada haya logrado despertar en nuestros primos una explicable ambición o bien, que se le quiere proteger evitando que caiga en manos de la Policía mexicana por alguna razón que ignoramos.

Tardíamente se enteró la DEA que Shenli tiene pendiente una orden de arresto, pues llevaba varios días paseándose por la ciudad. Ahora que está preso, con cierta seguridad, tras los barrotes, puede que ponga fin a las dudas que han surgido en una sociedad escamada que necesita que le digan la verdad.

Aunque no debemos hacernos muchas ilusiones. Todo depende hasta qué tan arriba llega la podredumbre. Al recibir su carta de naturalización de manos del presidente Vicente Fox, se le mira seguro de sí mismo sin que nada indique que pronto se verá envuelto en un remolino de pasiones que puede llevarlo a que se encuentre en un callejón sin salida.

Hasta antes de ser detenido por las autoridades, pensaba que por delante tenía un futuro venturoso. En estos días, privado se su libertad, encerrado tras las rejas de una prisión, tenga usted la seguridad de que pensará dos veces lo que vaya a hacer o decir.

No se puede entender de otra manera que sin que nadie lo indujera se haya metido en la boca del lobo...

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 288472

elsiglo.mx