“El fuero para el gran ladrón. La cárcel para quien roba un pan”.
Pablo Neruda
Nada más malo para México que la desmemoria y el olvido. Olvido por conveniencia, olvido por inercia, olvido cuando algo es demasiado doloroso para enfrentarlo. Nuestra memoria colectiva es débil, tendemos a la reinvención, a recordar los sucesos de forma sesgada y parcial. Aceptémoslo: somos sensibles de piel, espíritu y ánimo. A más de quinientos años de haber sido conquistados, Hernán Cortes es -a nivel inconsciente y también consciente- el culpable de buena parte de las desgracias que padecemos.
Viene lo anterior a colación a partir del escándalo que hoy rodea a la familia Fox. La Oposición quiere sangre, de ahí la formación de “comisiones especiales”. ¿Cuántas veces se tiene que repetir la historia? Muchas, si recordamos que cada sexenio cuenta con su villano favorito. En aras de intereses particulares siempre se termina por sacrificar a alguien; si es o no culpable es algo que nunca ha tenido la menor importancia, de lo que se trata es de cimbrar a la opinión pública bajo el absurdo de que vivimos en un país donde, tanto las leyes, como las instituciones son imparciales.
Permíteme aclarar, lector querido, ciertos puntos. Esta colaboración no va en defensa de Vicente Fox; por muy pocas personas -y más si se trata de un político- este escribano mete las manos al fuego. Aunque la semana pasada aseveré que el ex mandatario me parecía un hombre bueno, por otra parte estimo que Marta Sahagún es una mujer voraz y torpe a la que por debilidad Fox no supo poner un alto a tiempo. ¿Qué tantas licencias le permitió el señor? ¿Quién compite con ocho horas de sábanas? Sí, hacia la ex pareja presidencial mantengo serias suspicacias.
En fin, tanto a la clase política, como a las instancias encargadas de impartir la justicia parece que les encanta distraernos de asuntos verdaderamente importantes mediante fabulosas puestas en escena que se repiten en especial durante el comienzo de una Administración, el término de otra y sobre todo en tiempos electorales. Tristemente en la cárcel no están todos los que debieran estar y tampoco deberían estar muchos de los que hoy se encuentran ahí.
Se afirma que hay que vivir el aquí y el ahora y pensar en el futuro. ¿Cómo va a ser promisorio el mañana cuando tenemos tantos pendientes? En efecto, hablar de lo que ya pasó no está de moda ni es políticamente correcto. A nuestros representantes se les queman las habas por hacerle de cuadritos la existencia a Vicente Fox, pero por alguna extraña razón nadie le está poniendo el mismo ahínco a otros temas.
Sí, el recuerdo es paupérrimo. Al Partido Revolucionario Institucional ya se le borró por completo todo lo que huela a Arturo Montiel, a sus cuentas bancarias con ceros interminables y tantas propiedades regadas, en territorio nacional y en el extranjero. También el PRI pasa por alto que las muertas de Juárez claman ser escuchadas. Todo ello “ya fue”. También fueron los ex presidentes. Dentro del PRD muchos no quieren fijarse en las múltiples transgresiones del verdadero espurio y pelele de México: López Obrador. Menos aún ponen atención en los manifestantes que durante meses enteros tuvieron secuestrada a la capital con absurdas cantaletas que sólo trajeron incontables pérdidas a la economía nacional. René Bejarano sigue operando desde las sombras. ¡No nos extrañe que Dolores Padierna se postule al Senado, la Presidencia o lo que se le ponga enfrente, pues en México todo se nos resbala, nada recordamos!
Tampoco se salva el PAN. Ya nos dimos cuenta de que tanta moral a veces resulta falsa. Pretenden ser muy demócratas y secundan la moción de investigar a Fox presos de un ánimo que brilló por su ausencia cuando el affaire con los hermanos Bribiesca estaba en todo en su apogeo. ¿No será que en el fondo saben que los ex presidentes son y serán intocables, que al hombre de las botas nadie le va a hacer nada y por ello adoptan tal postura bajo la sapiencia de que les redituará enormemente?
En esta vida -y sobre todo, en este país- todo se puede esperar. En el fondo lo que me exaspera es el clima de impunidad que se respira y la noción de que existió, existe y todo indica que continuará existiendo hasta el fin del mundo. Aunque toda realidad es perfectible y como sociedad civil mucho podemos hacer, a la larga poco avanzaremos sin la colaboración de los otros actores sociales.
No creo ni tantito que logremos una sinergia: el tema no nos interesa gran cosa y la otra parte es desmemoriada hasta decir basta. Los otros siempre se han caracterizado por escribir su ayer, su ahora y su mañana.
¡¡¡Arturo Montiel para Presidente 2012-2018!!!