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La cinta

Gilberto Serna

No entiendo qué sucede en este país cuando hay quejas de un cineasta acerca de que está censurado y bloqueado indirectamente por el Gobierno Federal, para que su película no sea proyectada en cines a los que tengan acceso los ciudadanos. Lo que veo es que está a punto de estrenarse en varias salas a las que tendrán acceso los cinéfilos sin cortapisas. Se habla con un sensacionalismo que al parecer va dirigido a obtener ganancias económicas creando en el gran público un estado de ansiedad y morbo. En ciertos círculos sociales hay ya quienes están dispuestos a jugarse la vida para comprar un boleto en taquilla. Hablan el productor y el director de trabas en su producción, distribución y exhibición, lo que no ha impedido que se comercialice. No, por supuesto se refieren expresamente a oficinas gubernamentales sino a empresarios particulares que dicen les han puesto obstáculos impidiendo llegue al público los spots que deberían transmitir difusoras del interior del país. Están molestos por que dicen habían planeado una estrategia promocional que ahora se ha ido por el desagüe.

Lo cierto es que no se requiere de los medios siempre que el documental tenga los ingredientes que se anuncian. Se dice que el filme documenta el fraude cometido en la elección presidencial pasada. Lo extraño es que no lo hayan presentado, en caso de que sea cierto su contenido, ante el Tribunal Electoral que estudió el asunto y dictó un fallo, que es considerado como res iudicata, esto es, latinajo que traducido significa cosa juzgada. Era la mejor oportunidad para que se hubiera presentado el “primer documental que registra en el mundo un fraude electoral”. ¿Será verdad tanta belleza? Puede ser que jurídicamente no haya nada qué hacer pues tan es así que no hay algo que indique que puedan nulificarse los actos que diariamente realiza el Gobierno Federal en cumplimiento de las funciones que le han sido encomendadas; quizá se recurra a la opinión popular que, de ser cierto lo que se dicen del documental, podría dar lugar a un repudio ciudadano a sus gobernantes. Lo que produciría, de ser así, un caos en la Administración pública a nivel federal.

El creador de la cinta “Fraude: México 2006” afirma, según él, que miles de personas no la verán dado que los spots publicitarios quedaron fuera del aire. Creo que la publicidad es necesaria para convocar al público, pero no es todo, vale también la calidad del documental que debe contener lo que se anuncia, esto es, en el caso, el registro de un engaño. Si tal fuera no valdría censura alguna pues la convocatoria para ver el filme se haría de boca en boca. Que es esta la propaganda más efectiva, está fuera de toda duda. Los que acudieran a la sala cinematográfica tendrían el aliciente de poder ver lo que tanto se ha mencionado, pero que nadie ha probado. Quizá por que no haya nada que probar. Hay dudas sí, pero ¿de qué en este país no duda la gente? Hay muchos motivos para que los mexicanos nos hayamos vuelto incrédulos que si nos dicen que mañana será otro día, difícilmente lo llegaríamos a creer. Y esto es lo interesante del asunto, el que a fuerza de repetir que nada es confiable lleguemos a creer, en nuestro fuero interno, que si hay algo sucio.

Lo peor es que con tanto escándalo se abre la posibilidad de que la gente acuda en buena proporción al cinematógrafo. Lo que cumpliría con las expectativas de quienes promueven el filme. El Gobierno Federal se ha mostrado accesible a través de la Secretaría de Gobernación para que los productores sigan adelante con sus planes de ponerla al alcance del público que quiera acudir. Hasta donde se sabe no hay reparo oficial para que se ponga en las taquillas la venta de boletos. En otros tiempo se usaba la censura del Gobierno dándole un matiz de cierta legalidad ordenando fuera guardada enlatada por que con su proyección tendría el efecto de poner en entredicho ciertas prácticas que quería el Gobierno se conservaran soterradas porque, dejar que llegaran a las masas, se suponía que pondría en riesgo la seguridad nacional. En conclusión todo lo que se dice acerca de una presunta censura no es sino una táctica en que se involucra al Gobierno Federal como el encargado de meterles miedo a los que de buena gana o estimulados por las ganancias colaboren a que llegue al mexicano promedio a enterarse, mediante imágenes, de lo que realmente sucedió hace más de un año en los círculos políticos de nuestro país. Ora que si es basura fílmica, de lo que estaremos seguros es que dieron resultado las argucias de los promotores.

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