Hay una relación directa entre el corazón y los riñones. Se ha discutido mucho cuál de los dos órganos se deteriora primero, si el corazón a causa de un fallo en los filtros de los riñones o si los riñones por un mal funcionamiento del corazón. En realidad, no importa cuál falle primero, lo cierto es que su funcionamiento está entrelazado.
Antes de que fallen éstos, existen muchísimas señales corporales que nos indican una falla renal o cardiaca. Un hígado inflamado, orina muy cargada, cansancio general, agotamiento rápido, dolores de cabeza, pesadez de estómago, tobillos hinchados, pequeños moretones en el cuerpo, todas estas señales juntas o por separado son advertencias de una sorpresa final.
Una alimentación que incluye carne roja, azúcar refinada, café, tabaco, alcohol y comida frita, tarde o temprano causará insuficiencia renal o cardiaca, atropellando en su paso al hígado. Una vida sedentaria y llena de estrés conduce innegablemente a que el hígado falle debido a que se inflama y llega un momento en que la inflamación es crónica.
Las paredes de las venas cubiertas por grasa de alimentos polisaturados, como la carne o los derivados animales, reducen su diámetro, aumentando la presión arterial y generando una tensión que no puede soportar el corazón, por lo tanto, mientras se considera un cambio de vida alimentaria radical debemos pensar que 30, 40 ó 50 años de mala alimentación generan enfermedades graves, que con asistir al cardiólogo o al urólogo no se podrá esperar en 30 días de medicamento carísimo una salud perfecta. Que a lo largo de décadas ha fraguado su funcionamiento.
Les recomiendo mucho mantener sus riñones funcionando de manera perfecta, y así, al mantener un estado de eliminación de líquido fuerte, baja la presión del corazón. Los tés más recomendados son los estigmas de maíz, la gayuba, o el llantén menor. Dichos tés tienen la capacidad de estimular una diuresis fuerte y eliminar bastante líquido del cuerpo. Además, para el hígado se puede usar constantemente cápsulas de silimarina. Dos cápsulas de 200 miligramos en cada comida, de tal manera que nos aseguremos que el hígado nunca se inflame.
Para el corazón, el consumo continuo de pastillas de ajo y leticina de soya, de tal forma que se elimine la grasa del interior de las venas y del corazón, facilitando su trabajo.
Es muy recomendable tomar un vaso de agua con zumo de limón en ayunas, con el propósito de favorecer la expulsión de grasa y aumentar la eliminación de líquidos corporales. Igual de importante será programar una sesión de 30 minutos diarios de ejercicio intenso, así como quitar de una vez por todas de nuestra dieta la carne, azúcar, café, tabaco y alcohol. Las necesidades ficticias de felicidad de su mente están cavando la tumba para su cuerpo.
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Hasta la próxima...