La Comarca Lagunera recuerda a un triunfador

MÉXICO, DF.- Ídolo como pocos, Antonio Pollorena charló en exclusiva con Alejandro Aguerrebere para Depelota.com sobre el merecidísimo homenaje del que fue objeto en Torreón, la ciudad que le vio prácticamente como un invencible, un mandón. Para comenzar habló de sus victorias, de sus logros, cuando abrió fuego con certeza: “se dicen rápido, pero se batalla un montonal”. Comentaba el ídolo que, si bien no había en el beisbol tanto atleta como hoy, los uno o dos por equipo que le pegaban, eran de gran poder. A la falta de atletas, él reconoce que por eso se acreditaban más victorias los lanzadores de antes, “los muchachos de hoy cuidan más el físico, en mi tiempo no había gimnasios ni hielitos ni esas cosas... “Las mujeres nos buscaban mucho, había que salir en ocasiones por la otra puerta. Por fortuna mi esposa me apretó y gracias a Dios nunca le fallé porque ella me puso las cosas en claro de que si seguíamos, era con todo”. El estelar ex serpentinero recordó orgulloso que tiene una mujer y dos varones como hijos, muy unidos. Ella, ama de casa, ellos, uno profesionista y el joven de 19 años es el que está enfermo con la insuficiencia renal que casi origina cancelar el homenaje, motivo también que aumentó la sensibilidad del lanzador tan querido en la Comarca Lagunera. Llevamos a Pollorena a recordar cuando llegó en 1972 a Torreón, a la edad de 24 años, “no sabía lo que quería, a pesar de haber probado las mieles del triunfo en 1968 en un Juego de Estrellas, como parte de los Charros de Jalisco bajo las órdenes de Memo Garibay”. Se casó en 1973, se convirtió en un pitcher ganador por “la apretada” que le dio su esposa. Acto seguido se sincera: “en esta tierra bendita de Dios, fui un triunfador desde entonces”. Establece el diestro que de 1972 a 1979 “debí haber ganado 120 juegos, mínimo” (el dato exacto es 125 ganados, 81 perdidos). “Eran bastantes decisiones, tuve 32 en 1974, cuando quedé 25-7”. Del cómo ve a los aficionados de La Laguna de antes, menciona que “aún me recuerdan y les agradezco que hayan inculcado mi figura”; de los de ahora “me siguen por la historia del Unión Laguna, con un Pollorena triunfador”. El homenaje se dio en un día especial, como ese siete de junio de 2007, tercero de la serie interzonas donde Vaqueros Laguna recibe a Diablos Rojos del México, “son dos equipos importantes que me unen” señala el ídolo coreado al unísono como “Pollo” en el espectacular lleno del Estadio de la Revolución, donde incluso un querido personaje de la región como Juan Antonio García Villa, viajó ex profeso desde Baja California Sur para recordar las hazañas del homenajeado. Reconoce Pollorena que “falta seguir viviendo para guiar a mis tres nietos –uno en caminopara que sean deportistas, si destacan, mejor. “A Rodrigo (11 años) le encanta el deporte, él dice que le gusta el beisbol”. ¿Un Pollorena que ponga en alto el nombre de nuevo? Sólo el tiempo dejará revelar eso. Desde 1992, este ilustre sinaloense se encuentra en la formación y seguimiento de talento para los Diablos Rojos del México, en la Academia del Carmen, en Nuevo León. Se encuentra sumamente agradecido con dicha organización por los muchos detalles que han tenido: “me han favorecido con trabajo” señala en su vigencia en el beisbol a sus 61 años cumplidos. Por sus buenos designios han pasado muchas personas, recordó en ese orden a: Miguel del Toro, Francisco Córdova, Elmer Dessens, Alex Carrasco, Javier Cruz, Rodrigo López “ya llegó muy hecho”, Joakim Soria. De los actuales, recuerda muy bien a Salvador Robles y a Martín Sotelo. “A Joakim Soria lo batallé”, reconoce el responsable para los pingos por los lanzadores en la Academia de El Carmen, aludiendo al buen ambiente de camaradería que tuvieron. Comenta Pollorena que dicho lanzador actual ligamayorista le decía de broma que: “oiga, ¿usted por qué tira tanto aceite?”, a lo que él le respondía: “Oye, gané 100 juegos en cinco años, y estoy en el Salón de la Fama, así que creo tener derecho, muchacho este”, entre risas comentó. Reconoce Pollorena que su gran ayuda en todo lo referente a esta etapa ha sido Alberto Joachín. De vuelta a su paso por los diamantes, sus grandes rivales en la lomita los recuerda en Roberto “Babbo” Castillo, jugando para Reynosa; los hermanos Vicente y Enrique Romo “tremendos”. Un recuerdo especial guarda para Enrique Castillo que le decía “¡yo traigo la gente y tú te llevas los aplausos!”, para soltar una sana carcajada. Los bateadores difíciles, obvio que al principio Héctor Espino (si de diez veces te pegaba cuatro, pues bien para él), Emilio Sosa, Miguel Suárez y Benjamín “Chata” Cerda. Concentración: recuerda el diestro ex serpentinero que decían atrás de la malla y los escuchaba claramente: “a éste hay que agarrarlo en las primeras dos porque es un ca...”. Deacon Jones, su manager en Guasave decía tenía muchos pantalones”. Salón de la Fama: “ingresé en 1991, llevaba un ‘speech’ que dejé de lado para saludar a todos y agradecer. Fue una emoción y una etapa donde dice uno ‘ya llegué a donde no pensé llegar’, con mucho agradecimiento”. Mensaje a los jóvenes: “sigan practicando deporte, es un aliciente para alejarte de tentaciones, de tantos vicios, y te da para ser un gran hombre”.