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La competitividad de México

Julio Faesler

El tema de la pérdida de la competitividad en nuestro país es ya un tema repetitivo en los mercados internacionales. Nos hemos ido acostumbrado al mediocre lugar que ocupamos en los índices internacionales, atrás de los países que, ya no digamos que nos rebasan, sino simplemente no los alcanzamos en la gran carrera mundial del desarrollo. La modesta, pero muy realista meta del 5% que figura en el Plan Nacional de Desarrollo denota el hecho cuya aceptación repercute por todas las arterias de nuestras estructuras económicas y sociales.

Es ahora la Coparmex, desde tantos años una especie de conciencia para el sector empresarial, la que una vez más alza la voz para insistir en que urgen medidas efectivas para detener la caída de la competitividad mexicana. Sin embargo, como en la anécdota del que gritaba ya viene el lobo, el binomio Gobierno-Sector Empresarial, aún no reacciona pese a los monumentales retos del momento.

Los hechos prueban que no contamos con la estructura ni agrícola ni industrial para ocupar nuestra propia mano de obra que emigra por cientos de miles al año. Ni siquiera se producen los artículos que diariamente demandamos. Una visita a los mercados y supermercados basta para constatar la alta proporción de productos extranjeros de uso cotidiano que tenemos que adquirir. Argumentar, como lo hacen los financieristas, que con importaciones controlamos los aumentos de precios, simplemente confirma la incapacidad de la industria nacional.

Mientras aquí se insiste en que la importación masiva de granos básicos y artículos de consumo no presenta problemas porque la entrada de divisas por concepto de inversiones foráneas cubre el déficit, los países que más nos venden sus productos alientan y protegen con firmeza a sus productores y con ellos sus niveles de empleo contra la competencia exterior.

Los ejemplos de China, que acicatea a sus exportadores y de India son elocuentes. Este último tiene aranceles de importación protectores para su industria automotriz. La “liberalización” que ha operado no va más allá de eliminar el permiso previo de importación. Mantiene, una tarifa de 105% para automóviles de segunda mano y para autos nuevos, el arancel es del 60% con el objeto de “permitir a la industria nacional transitar hacia un ambiente plenamente competitivo”. En la industria de capital los aranceles son para proteger a la industria nacional de la “competencia desleal basada en innovaciones”.

En ciertos casos, la autorización para abrir una industria se condiciona a la obligación de exportar al menos el 50% de su producción.

Las “Zonas Económicas Especiales” han sido usadas por China e India desde hace tiempo y sus sistemas se han perfeccionado. La India exenta de impuestos las utilidades provenientes de la exportación durante los primeros cinco años y reduce al 50% para los siguientes cinco y al 50% las utilidades que se reinviertan en los siguientes 5 años.

Se aplica asimismo exenciones a los impuestos las ventas. El Gobierno ofrece asimismo facilidades fiscales para los que quieran establecer Zonas Especiales de Exportación.

En materia agropecuaria, el Gobierno indio ofrece además una larga serie de programas para cultivos específicos y apoyos fiscales y financieros a los productores individuales y a las cooperativas. Debido a éstas la producción de leche es la mayor del mundo. Con reservas de granos de más de 60 millones de toneladas, se ha emprendido la “Segunda Revolución Verde”, sucesora de la de los años sesenta que se hizo con semilla mejorada mexicana ahora para la diversificación de cultivos.

Las exportaciones, para ser competitivas y vigorosas, tienen que cimentarse profundamente en apoyos administrativos, fiscales y financieros que hermanan con la creatividad y el esfuerzo de los productores.

En México se anuncia la creación del Fideicomiso Pro México, nueva entidad, que desgajado en patrimonio y personal del Banco Nacional de Comercio Exterior, asume la función de concentrar las actividades públicas de promoción de las exportaciones y fomento de las inversiones extranjeras. El nuevo órgano contará con un Comité Técnico integrado por varias secretarías de Estado y estará presidido por el secretario de Economía. Contará con cuatro consejeros independientes que suponemos representarán a organismos empresariales como Comce, Anierm y CCE.

La tarea de fortalecer las exportaciones de México que realice Pro México no se detiene en la simple recolección de informes y ayuda para asistencia a ferias y misiones habida cuenta que el financiamiento de operaciones concretas seguirá a cargo del Bancomext.

La formación de la oferta exportable competitiva requiere ambiciosos y a veces arriesgados programas con facilidades y protecciones fiscales para crear e instalar nuevas unidades de producción, sean individuales, pequeñas, medianas, cooperativas o otro tipo. Este estímulo integral al productor es el que lo hace sentir que el Gobierno es su socio efectivo y no sólo otra ventanilla de trámites más.

La competitividad se construye, como en los países que tienen éxito exportador, con una firme, imaginativa y valiente mancuerna que hasta ahora no hemos visto más que en muy excepcionales casos. Hay que hacer que se generalice.

Junio de 2007.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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