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La continuidad: chata y sin imaginación

JOSÉ JUÁREZ MEDINA

Las autoridades económicas han confirmado que el ritmo de crecimiento de la economía mexicana ha disminuido, por lo que ajustaron la previsión inicial de finales del año pasado a una cifra de entre 3.25 y 3.75 por ciento para el cierre de este 2007. Para los empresarios y algunos analistas privados la parte inferior de este rango es la más probable. Como se sabe, este ajuste se debe a que se ha ratificado la desaceleración de la economía estadounidense, a la que se le pronostica una tasa de 2.5 por ciento, para lo cual tendrá que suceder algo extraordinario, tomando en cuenta que el primer trimestre registró un raquítico 1.3 por ciento.

Cabe mencionar que la posibilidad de este ajuste ya estaba anticipada debido precisamente a la eterna dependencia que tiene la dinámica de la economía mexicana de la estadounidense. De manera que no hay sorpresa, pero tampoco hubo, ni ha habido, y al parecer ni habrá, política económica para enfrentar estas recurrentes y, por lo mismo, conocidas eventualidades.

Y como no hay iniciativas de la política pública para salir de este destino manifiesto, ello siempre es ocasión para que los círculos empresariales difundan sus ya conocidas propuestas que, según ellos, inequívocamente nos conducirán al crecimiento económico y al progreso, a saber: la reforma laboral, la reforma fiscal y la reforma energética, es decir, las ya célebres reformas estructurales, para las cuales cada grupo social y de interés tiene su diagnóstico propio y, en consecuencia, su propuesta de llevarla a cabo.

Por ejemplo, en el caso de la reforma energética, los empresarios, y sobretodo los consorcios internacionales se refieren a privatización. Veamos, la demanda por la energía está en relación a su papel como insumo básico en el proceso de producción; esto último depende de las perspectivas de crecimiento de la economía, si esto no se da, es irrelevante quiénes sean los dueños. En una palabra, el mismo papel de proveedor que juega Pemex como proveedor para el resto de las empresas, lo harían las firmas privadas, ¿en donde entra el papel de la propiedad? Lo que si es relevante es el destino de las jugosas ganancias de este redituable sector.

Claro, tal como está actualmente Pemex, lacerante corrupción, contra la pared por el régimen fiscal que se le impone y otras cuestiones más, pues es difícil que pueda cumplir plenamente y con agilidad con su papel, es en este sentido que debe caminar la reforma precisamente. Pero bueno, en el hipotético caso que se privatizara Pemex, sin duda la firmas privadas también tendrían serios problemas si se les impusiera el mismo marco fiscal que a la paraestatal, y si tuvieran que cargar con ese lastre de sindicato.

Veamos otro ejemplo. La cuestión fiscal, recientemente la Auditoria Superior de la Federación (ASF) documentó algunas características relevantes del sistema impositivo mexicano, como lo regímenes especiales, los créditos fiscales, la devolución de impuestos y otros más que constituyen un marco tributario de privilegio, que en los hechos ha significado una mucho menor carga fiscal para las empresas, sobretodo para los grandes corporativos; y, sin embargo, apunta la ASF, ello no se ha traducido en mayores inversiones, como lo plantean quiénes defienden una mayor carga en los impuestos al consumo, léase IVA, contra los impuestos sobre la renta, porque supuestamente, habiendo menos impuestos de este lado se tienen más incentivos para invertir.

Como puede verse en todo ello, no hay la menor referencia, mucho menos intención, de buscar salidas por el lado del modelo económico, y no es que lo mencionado anteriormente no sea importante, pero tiene su ámbito; lo que sucede es que la parte medular debe pasar por la estrategia económica global, la cual ni por asomo se ha mencionado en el gabinete económico y los altos círculos empresariales.

En efecto, se sabe que entre las visiones alternativas de política económica se encuentra el planteamiento de una política contracíclica, para tratar de frenar la caída del ritmo de crecimiento de la economía. Sin embargo, para la Cepal la baja recaudación fiscal y el estrecho margen de ahorro son los principales obstáculos que se erigen. Pero es una idea que ahí esta, lista para el debate.

Por otro lado, voltear al mercado interno sería una buena opción…si el crecimiento de la demanda interna no implicará un fuerte incremento de las importaciones, si a eso le agregamos disminución de exportaciones, entonces la brecha de divisas se ensancha.No es que no haya alternativas al pasmo gubernamental, las hay, pero no en el corto plazo, porque décadas de apertura indiscriminada, sin política industrial y otras medidas estratégicas de por medio, han llevado a esta extrema dependencia de nuestra economía de la de nuestros vecinos del norte, y además a una necesidad vital de contar con divisas para sostener el crecimiento. De manera que si no se empieza ya a cambiar de tajo el perfil estructural de la economía, entonces como ayer, como hoy, y seguramente como mañana, estaremos prendiendo velas para que la economía estadounidense no entre en recesión, y sus ritmos bajos de crecimiento duren poco, y así seguiremos atrapados en este círculo. Hay muchas tareas.

josemedinajuarez@

yahoo.com.mx

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