La corona la tiene a su medida
MADRID, ESPAÑA.- La belga Justine Henin, número uno del mundo, conquistó por segunda ocasión el título del Campeonato de la Asociación Femenil de Tensitas (WTA, por sus siglas en inglés), tras vencer en la gran final a la rusa Maria Sharapova por parciales de 5-7, 7-5 y 6-3.
Con un despliege de talento y buen tenis de las dos jugadoras, Henin logró el triunfo sobre la rusa en tres horas y 24 minutos de juego, la final más larga desde que este torneo, en el que juegan las mejores ocho jugadoras de la temporada, se disputa bajo el formato de “round robin”.
En este encuentro, la rusa no desilusionó, dejo atrás las molestias en el hombro que le impidieron realizar una mejor temporada y salió a la cancha con ímpetu y frescura, pero al final terminó por ceder el triunfo ante la mejor raqueta del orbe.
De esta manera, la afición española fue testigo del amplio domino de la jugadora de Lieja, que ya acumula 25 partidos sin conocer la derrota y que además cerró con broche de oro la temporada 2007 de la Asociación Femenil de Tenis (WTA, por sus siglas en inglés).
Henin también se convirtió en la sexta tenista que logra dos títulos de esta categoría de manera consecutiva, por lo que su nombre pasará a la historia junto con el de las estadounidenses Chris Evert y Martina Navratilova (de origen checo), la serbia Monica Seles, la alemana Steffi Graff y la belga Kim Clijsters.
La belga de 25 años de edad conquistó su décimo título del año y número 39 de su trayectoria profesional, mientras que Sharapova cerró la temporada con el título del torneo de San Diego. Con la victoria de hoy, Henin se llevó un cheque por un millón de dólares y 750 puntos válidos para la clasificación mundial de la WTA, mientras que Sharapova se embolsó 500 mil dólares y 525 uniades.
Henin se supera
Diez títulos en una misma temporada, entre ellos los Grand Slam de Roland Garros y Abierto de Estados Unidos, y el Masters Femenino sitúan en una posición de incontestable dominio a la belga Justine Henin, que ha implantado una suerte de dictadura en el circuito femenino.
La tenista de Lieja ha tenido que solventar vaivenes personales y profesionales para alcanzar la estabilidad necesaria que la situara en la cima del tenis mundial. Ha terminado definitivamente con la maldición de finalista que le persiguió el pasado año, cuando a pesar de terminar victoriosa en este mismo torneo y acabar como número uno no pudo desligarse de la frustración de haber cedido tres de las finales de los eventos grandes.
Por otro lado, la jugadora de Lieja, que despide talento por los cuatro costados, superó, no sin dificultades, una serie de contratiempos personales que alteraron su transitar por la competición.
Asimiló un divorcio hace casi un año -se casó con Pierre-Yves Hardenne con tan sólo 22 años y en junio cumplió los 25- y decidió poner orden a su agitada situación. Decidió volver con su familia de la que se emancipó con catorce años por considerar insoportable la presión de su padre. Ha vuelto con él y con sus hermanos. Uno de ellos, David, sufrió un grave accidente de tráfico. Eso fue lo que precipitó las cosas.
Centrada en la pista su paso por el 2007 fue meteórica. Recuperó el número uno del mundo que provisionalmente cedió al principio del curso a Sharapova, finalista en Australia. Y fue ganando torneos.
Antes de lograr su segundo Masters y su segundo Abierto de Estados Unidos, Henin conquistó otra vez París. Su cuarto título en la capital francesa. Disputó la semifinal de Wimbledon. Nada que ver con la leyenda negra que le amenazó en el 2006.
No ofrece dudas la autoridad de la belga. Capaz de sobresalir a cualquier contratiempo, personal o deportivo, que amenacen sus pulsaciones competitivas.