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La dueña del SNTE| Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

El profesor José Escobedo, ex secretario de la Sección 26 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y miembro del último comité nacional formado por Vanguardia Revolucionaria del magisterio, presentó el miércoles pasado el libro titulado: Elba Ester: la dueña del SNTE. Entre los asistentes se hallaba otro miembro sobresaliente del grupo de Carlos Jonguitud, que perdió el poder a manos de la ahora presidenta del sindicato magisterial. Se trata de Antonio Jaimes Aguilar, el último secretario general del gremio adicto a Jonguitud, que fue dirigente formal de 1986 a 1989. En su lugar el entonces hombre fuerte del magisterio designó a J. Refugio Araujo del Ángel, a quien poco duró el gusto, porque el presidente Carlos Salinas barrió con todos ellos al imponer a Gordillo a la cabeza de la organización.

El que ahora se hagan presentes de nuevo es una indicación de que de todos los rumbos del SNTE asoman señales de descontento con el liderazgo de la profesora. El sábado pasado, para no ir más lejos, tuvo lugar el segundo encuentro de dirigentes magisteriales, secuela del que se organizó en Tijuana al comenzar julio. En cada una de esas reuniones participaron no sólo la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, antagónica a la cúpula encabezada por Jonguitud hasta hace 18 años y desde entonces por Gordillo, sino otras agrupaciones magisteriales, de mayor o menor peso, opuestas a la profesora. En el encuentro sabatino se reiteraron los anuncios, más retóricos que reales, sobre la deposición de la lideresa. Pero no parece que la lenta y por momentos tenue expansión del frente antigordillista tenga posibilidades reales de minar el poderío de Elba Ester. Pueden, como lo hará mañana y pasado, sumarse a una movilización de protesta general. Pero debilitar a Gordillo sólo podría lograrlo una división interna en el grupo de sus paniaguados, a quienes ganara la impaciencia por ascender en la escala sindical pues ahora sus expectativas quedaron congeladas. En julio pasado, en paralelo a la reunión de sus adversarios en la propia Tijuana, Gordillo hizo que su mandato fuera prorrogado más allá de marzo de 2008, cuando debió ocurrir el relevo.

También decidió no convocar a elecciones seccionales, hasta “que maduren los liderazgos”, según dijo. No tiene el temple requerido, pero sólo que el secretario general que ya se miraba a sí mismo como presidente dentro de siete meses, Rafael Ochoa Guzmán se animara a desafiar a su jefa, podría suceder que ésta fuera depuesta o acotado su poder. Mas una de las habilidades de la lideresa estriba en rodearse de personas menores, con destino de subordinación. Ante ella, Ochoa Guzmán es como el centurión del Evangelio, al que se le ordena que marche y marcha. Por indicaciones de su jefa salió del PRI y entró a Nueva Alianza, que lo hizo senador. Pero por instrucciones de su jefa también pidió licencia a ese cargo legislativo. Asimismo, la lideresa “instruyó a la dirigencia a supervisar las instalaciones escolares afectadas por el huracán Dean”, según reza el comunicado de prensa del SNTE del 24 de agosto.

Durante esa “labor de supervisión instruida por la maestra Elba Ester Gordillo”, insiste el boletín, Ochoa comprobó daños en escuelas de Quintana Roo, Campeche, Yucatán y Veracruz. Al parecer, en esta última entidad no sólo obedeció la instrucción altruista de su superiora, sino también otra que revela los alcances del poder político de la lideresa. Ochoa habría ido a Boca del Río a apoyar la candidatura a alcalde del candidato panista. No sería extraño que eso ocurriera, como no lo fue la presencia de la propia Gordillo en la jornada electoral de Baja California, en apoyo a los candidatos de Acción Nacional. Mas sucede que en Veracruz el Panal del que la dirigente es abeja reina no está aliado con el PAN sino con el PRI. Eso no obsta, sin embargo, para que profesores apoyen al candidato panista en Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, como su nombre lo indica hijo de un colaborador predilecto de la profesora, el que en su nombre administra el ISSSTE. (A propósito de gerencias, hay que registrar la sustitución de Tomás Ruiz, efímero líder del Panal por Jorge Kawage, a quien Gordillo condujo primero al Partido Verde y ahora al suyo propio. Como es sólo hombre de paja, no se le reclama tiempo completo, como no lo entregó a su trabajo como diputado en la legislatura pasada. Entonces lo distrajeron, entre muchas frivolidades, el boxeo y el reality show en Televisa. Debido a su versatilidad, ahora reclaman su atención navegar en su yate propio y ser modelo profesional de una marca de ropa).

Fuerte dentro del SNTE –para ayudarla el Gobierno panista dispersó a palos a disidentes magisteriales en Baja California— Gordillo tiene tiempo para reinaugurar sus desplazamientos al exterior. En Perú entregó al presidente Alan García 750 mil dólares –será en total un millón— como donativo del magisterio mexicano a los damnificados del sismo del 15 de agosto, aplicables a reconstruir escuelas afectadas. Lo hizo en su calidad de presidenta de la Confederación de Educadores de América, organismo que encabeza desde el año pasado, por tercera vez. Los dos turnos anteriores –hace diez años el primero— correspondieron a la etapa en que pretendía proyectar una imagen de dirigente sindical moderna, concentrada menos que ahora en el poder político personal. Ahora ese liderazgo continental, de una organización fuerte desde hace décadas, es como la cereza de su pastel.

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