EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La encuesta| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“No pueden ustedes curar el cáncer con una mayoría de votos. Precisan un remedio”.

Winston Churchill

Me dicen que una encuesta de opinión convenció al presidente Calderón de postergar la entrada en vigor del impuesto a la gasolina y eliminar en lo que resta del año los ajustes a los precios de varios energéticos. El estudio mostraba que la mayoría de la gente culpa al Gobierno, y al impuesto a la gasolina aún no aplicado, por los aumentos que se han registrado en productos básicos como la tortilla y el pan.

La respuesta del presidente fue política y no económica. Por eso sus medidas han sido acompañadas por una fuerte campaña de publicidad en que el propio mandatario afirma que las alzas de precios no son responsabilidad del Gobierno Federal ni aceptadas por él. Por eso hizo también un llamado a los medios de comunicación para comportarse de manera responsable en el manejo de la información sobre las alzas de precios.

El problema es que ni las medidas anunciadas, ni la campaña de publicidad, ni los llamados a los medios resolverán el problema de los aumentos. Congelar los ajustes a los energéticos, en un momento en que éstos se cotizan por debajo del promedio internacional, puede ser de hecho contraproducente en el largo plazo, ya que reduce los recursos disponibles para inversión en las empresas energéticas.

Lo peor de todo es que este sacrificio de poco servirá. Los aumentos en los precios del maíz y del trigo son un fenómeno internacional. El impulso original proviene del alza en el petróleo, la cual ha llevado al Gobierno de Estados Unidos a promover la producción de etanol a base de maíz amarillo.

Otras materias primas e insumos fundamentales de la actividad económica, del hierro al cobre y del acero al cemento, han registrado también aumentos importantes en los últimos meses y años. Una de las razones por las que no estamos viendo una escalada generalizada de precios como la que sufrió el mundo en la década de 1970 es que los gobiernos mantienen hoy políticas de gasto público más sensatas. La otra es el hecho de que China se ha convertido en el centro manufacturero más importante del mundo y ha logrado reducir de manera significativa los costos de una infinidad de productos.

El presidente Calderón no parará esta escalada de precios postergando la aplicación del impuesto a las gasolinas o suspendiendo los necesarios ajustes en los energéticos. Por el contrario, con estas medidas está generando una mayor expectativa inflacionaria, la cual estallará de manera inevitable el próximo mes de enero cuando entre en vigor el impuesto y se reanuden simultáneamente los ajustes en los precios de los energéticos.

El propio mandatario sabe, porque conoce lo suficiente de economía, que la única manera de frenar realmente las alzas en los precios es generando una mayor oferta de bienes y servicios. Esto obligaría a multiplicar la inversión productiva en el campo, los energéticos, la industria y la minería. Pero muchos factores conspiran en nuestro país para detener esta inversión.

En el campo mexicano, a los problemas tradicionales de la tenencia y la fragmentación de la tierra, ahora se añade la incertidumbre por la apertura del mercado agropecuario a partir de 2008. México tiene todo para ser competitivo en el campo, pero en los 15 años desde que comenzó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte no hemos hecho las reformas que nos habrían permitido mejorar la eficiencia de nuestro campo. Nuestros campesinos, con sus parcelas de cinco hectáreas, están compitiendo con agricultores con miles de hectáreas cada uno. Por otra parte, el 65 por ciento de la producción de granos en Estados Unidos es de transgénicos, mientras que nosotros tenemos que vivir con la prohibición al cultivo de estos productos que nos ha sido impuesta por influencia de Greenpeace.

A las restricciones tradicionales a la inversión productiva en campos fundamentales como la energía, ahora debemos añadir la incertidumbre producida por una reforma fiscal que complica el cumplimiento de las obligaciones y aumenta la carga tributaria a la mayoría de las empresas que operan en nuestro país.

Si el presidente quisiera realmente combatir la carestía, tendría que eliminar los obstáculos a la inversión para asegurar una mayor oferta de bienes y servicios. El esfuerzo de evitarla controlando los precios está condenado al fracaso.

Calderón reaccionó mal a la encuesta que se le presentó. Es verdad que los mexicanos suelen culpar al presidente de cualquier noticia negativa, incluso de un aumento de precios con un origen externo. Pero su obligación es tomar medidas que resuelvan los problemas de fondo y no simplemente que apoyen su popularidad.

ALZAS GENERALIZADAS

Los precios de los alimentos no sólo están subiendo en México. En Estados Unidos, según un artículo de Scott Kilman publicado el 28 de septiembre en el Wall Street Journal, el pan ha subido 24 por ciento en un año y la leche el 26 por ciento. En Italia hay protestas por las alzas en la pasta. Pakistán ha impuesto controles a la exportación de trigo para evitar mayores precios. Los analistas piensan que habrá un aumento del trigo de otro 20 por ciento de aquí a marzo. De nada servirá frenar los ajustes en los combustibles en México para frenar esta escalada.

Página de internet: www.sergiosarmiento.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 301369

elsiglo.mx